Wisconsin: Escuela para el movimiento sindical
Por David Sole
Nota de la Redacción: El escritor es un trabajador municipal, militante
sindical desde hace mucho tiempo y ex presidente del sindicato Trabajadores
Automotrices Unidos (UAW) Local 2334 en Detroit. Estuvo en Madison, estado de
Wisconsin, del 19 al 21 de febrero con una delegación de solidaridad de
Detroit y Chicago.
La lucha que se está desarrollando en Wisconsin pasará a la historia
como el comienzo de la lucha que con gran retraso lleva la clase obrera de
EEUU. Activistas sindicales y progresistas por décadas han estado
explorando el horizonte, realmente desde la “revolución de
Reagan”, buscando señales de un resurgimiento del movimiento obrero
en contra de las concesiones, el desempleo y la represión sindical. No
pocos han cedido a la desmoralización, convencidos de que la clase obrera
de este país no se levantaría en lucha. Solo ha tomado unos días
para que los/as trabajadores/as y estudiantes de Wisconsin demuestren que
estaban equivocados.
La historia ha demostrado repetidamente que la represión engendra
resistencia y que muchas luchas importantes surgieron cuando la clase obrera se
defendía. En Wisconsin, el arrogante gobernador Scott Walker, incitado por
sus compinches del Partido del Té, se atrevió a proponer mucho
más que el exigir concesiones de los/as trabajadores/as del sector
público; propuso poner fin a cualquier derecho real de negociación
colectiva para los/as 175.000 trabajadores/as.
Puede ser que Walker se extralimitó en su entusiasmo derechista. Es
más probable que los jefes de las empresas y los banqueros de Wall Street,
a quienes Wisconsin y otros estados y municipios están endeudados por
miles de millones de dólares en préstamos, dieron la orden para esta
nueva fase del ataque contra los/as trabajadores/as y sus organizaciones.
Ciertamente no es una coincidencia que proyectos de ley con un lenguaje casi
idéntico se estén presentando y discutiendo en otros estados al mismo
tiempo.
Ahora decenas de miles de trabajadores/as están en movilización. Se
están reuniendo, discutiendo, marchando, y montando huelgas en cantidades
sin precedente para defender sus derechos de negociación colectiva. Se
tiene que hacer mención especial de los/as estudiantes, tanto de colegios
como de escuelas secundarias, quienes adoptaron la posición avanzada al
tomar y ocupar el edificio del capitolio estatal en Madison. Su energía y
entusiasmo son impresionantes. Su compromiso con la lucha por los derechos
sindicales y contra los recortes a la educación ha inspirado al movimiento
estudiantil en los EEUU.
Puede decirse sin exageración, que Estados Unidos no ha visto nada como
esta movilización desde las décadas de 1930 ó 1940. Ciertamente
ha habido huelgas, grandes y a menudo muy duras. Ha habido manifestaciones
masivas, como el Día de la Solidaridad que el movimiento sindical
convocó en 1981 contra el golpe contra el sindicato PATCO. Pero no son
nada comparados con el alcance y la profundidad de los eventos en
Wisconsin.
Uno puede encontrar muchas cosas que faltan en la lucha de Wisconsin. Los/as
estudiantes carecen de organización y experiencia. Los/as dirigentes
sindicales tampoco tienen suficiente experiencia para hacer frente a este plan
que intenta destruir a los sindicatos. Esto es inevitable después de tan
largo paréntesis en la guerra abierta de clases. Es sólo a
través de la lucha que esta experiencia será adquirida. Nuevas
organizaciones y una mayor conciencia surgirán conforme la lucha
continúa.
¿’Recortes necesarios’ o huelga general?
Más atención debe ser prestada para exponer la mentira de que
“los recortes son necesarios”. Es necesario señalar que hay
bastante dinero para cubrir los grandes déficits en los presupuestos
municipales, estatales y federales. Las ganancias de las corporaciones y los
bancos están a un nivel récord - impóngansele impuestos. Los
intereses pagados a los bancos están drenando el tesoro público
— congélese los pagos del servicio de la deuda. El presupuesto del
Pentágono y de las guerras imperialistas suma más de un billón
de dólares al año — córtese. Ni un centavo debe provenir
de los/as trabajadores/as o de los programas críticos de servicio
social.
La resolución del 21 de febrero para una huelga general por la
Federación Sindical del Centro-Sur de Wisconsin que representa cerca de
45.000 trabajadores/as en seis condados, representa una nueva etapa en la
lucha. Incluso durante el vicioso ataque antisindical contra los/as huelguistas
de la industria de los periódicos de Detroit en 1995, el Consejo Central
Sindical de Metro-Detroit de la AFL-CIO rechazó una moción para que
todos los sindicatos locales “voten para autorizar una huelga general si
el consejo decide que es necesario”. La razón dada en aquel momento
fue que “nunca ha sucedido en la historia de EEUU”. El hecho es que
en la historia del movimiento sindical de los EEUU han ocurrido muchas huelgas
generales, como las de Seattle en 1919 y en San Francisco en 1934. Pero los
líderes sindicales en época de relativa paz laboral, a menudo se
alejan de la idea de una confrontación clasista.
Una huelga general requiere educación y preparación. Sería
absurdo pensar que una huelga masiva con la participación de
trabajadores/as de todas las industrias pudiera ocurrir o ser exitosa al
sólo emitir un llamado. La resolución de Wisconsin especificó
que la educación comienza en todos los locales de los sindicatos, sobre la
función y la preparación de una huelga general. El trabajo serio y
cuidadoso de todos los sindicatos locales debe comenzar ahora.
El público, especialmente los/as estudiantes, deben estar informados/as y
organizados/as también. Los sindicatos deben tener un plan — y que
el público lo sepa — sobre los servicios de emergencia. Y los/as
dirigentes sindicales y los/as miembros deben estar preparados/as para el
inevitable ataque del gobierno. Algunos de los medios de comunicación ya
están dando serias advertencias en contra de una huelga general, citando
la odiada Ley Taft-Hartley. Corresponderá a los/as dirigentes sindicales
nacionales para obtener apoyo y preparar acciones para mostrar su solidaridad
con los/as trabajadores/as de Wisconsin que indudablemente enfrentarán
represalias del gobierno.
Sea cual sea el resultado de la batalla de Wisconsin, el movimiento obrero
jamás será el mismo. El creciente resentimiento contra los
múltiples ataques a los/as trabajadores/as, los recortes en los servicios
sociales, el racismo y la opresión que impregna la sociedad, están
haciendo necesaria e inevitable una gran lucha en todo Estados Unidos. Los/as
trabajadores/as y los/as estudiantes de Wisconsin han mostrado el camino.
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