Wall Street y la campaña anti-inmigrante
Por Teresa Gutierrez
El 18 de octubre la administración Obama anunció que había deportado a casi 400.000 inmigrantes indocumentados/as durante el año fiscal 2011. “En total, esta administración ha deportado casi 1,2 millones de personas, dejando una estela de devastación en las comunidades latinas a través de la nación”, dijo la Unión Americana de Libertades Civiles en un comunicado de prensa.
La comunidad latina tiene el mayor grupo de inmigrantes en Estados Unidos, pero personas procedentes de Asia, África, el Cercano Oriente y el Caribe también han sido víctimas de la campaña antiinmigrante que arrasa el país. Las deportaciones masivas y la detención sin precedente de trabajadores/as equivalen a un tsunami de injusticia.
Es un ataque no sólo contra los/as trabajadores/as inmigrantes sino realmente contra toda la clase trabajadora. Su objetivo no es sólo para aterrorizar a uno de los sectores más explotados de la clase trabajadora, sino también para sembrar división en un momento cuando la solidaridad y la unidad entre la clase obrera es tan decisiva.
No debemos equivocarnos, la deportación y la detención de los/as trabajadores/as es un gran negocio. Es enormemente rentable para la clase capitalista. Es por esto que la inmigración y la defensa de los/as trabajadores/as inmigrantes tiene mucho que ver con el movimiento de Ocupar Wall Street.
Recientes artículos en la prensa progresista y la producción de un documental de PBS, “Perdido en detención” revelan la profundidad de la injusticia. Algunos de los datos demuestran la nefasta alianza entre las parasíticas empresas y los políticos de Washington que voluntariamente aceptan órdenes de los altos ejecutivos empresariales.
En un artículo escrito para el Programa de las Américas, Peter Cervantes-Gautschi muestra que las dos empresas más grandes que construyen y operan las cárceles en los EEUU están muy implicadas en las legislaciones antiinmigrante desde Georgia hasta Arizona. (cipamericas.org) Esto no sorprende cuando el cabildeo empresarial en Washington — que implica cantidades obscenas de dinero — es una de las razones de por qué hay tanta rabia contra Wall Street.
Las dos empresas que Cervantes-Gautschi señala son la Corrections Corporation of America (CCA) y el grupo GEO. Estas dos empresas ya se han ganado la ira de grupos progresistas. Los/as activistas pro derechos de prisioneros/as y las familias de los/as encarcelados/as durante años han denunciado la CCA por sus abusos y por obtener ganancias del injusto encarcelamiento de tantos/as en este país.
Según el Centro Pew, una de cada 99 personas en EEUU está encarcelada. Debido al racismo generalizado e institucionalizado, la tasa es criminalmente más alta para la gente negra y latina. Estados Unidos tiene la tasa de encarcelación más alta del mundo, por lo que el desenfrenado esfuerzo por encarcelar a los/as inmigrantes no es ninguna sorpresa.
El Grupo GEO es una corporación mundial basada en la Florida. Es malsanamente famosa por haber conseguido el contrato en 2003 para administrar el Campamento de Detención de la Bahía de Guantánamo en tierra ocupada de Cuba socialista. Este centro de detención ha sido el objetivo de gente progresista por su uso por el gobierno estadounidense para detener ilegal e injustamente a musulmanes, especialmente bajo el pretexto de “luchar contra el terrorismo”.
Según Cervantes-Gautschi, el GEO y la CCA solamente en un año, gastaron un total de $6 millones para cabildear al Congreso. Señala que mientras los/as trabajadores/as se manifestaban en cifras récord en 2006, el escenario estaba siendo arreglado para un cambio radical en la política de inmigración hacia una de aplicar duramente la ley.
Cervantes-Gautschi señala que los “asesores de Wall Street recomendaron públicamente que compraran acciones en compañías privadas de prisiones como las CCA y GEO” y que por cada dólar gastado en cabildear al gobierno, el GEO recibió ingresos de $662 en contratos, para un total de $996,7 millones”. La CCA recibió un total de $330,4 millones.
El documental de la PBS “Perdido en detención”, describe cómo desde 2008 ha habido “niveles históricos” de detenciones y deportaciones, un hecho que para siempre marcará a la administración Obama.
El documental muestra cómo después de que un/a trabajador/a es capturado/a — en una redada semejante a las de la Gestapo o en una detención aterrorizante por la policía — y antes de que él o ella sea deportado/a, es encarcelado/a en lo que realmente es un almacén de seres humanos, en centros de detención donde las corporaciones son las dueñas y administradoras.
El encarcelamiento de la mano de obra migratoria representa el sistema de encarcelación de más rápido crecimiento en este país. Ya hay más de 250 centros de detención de inmigrantes en los Estados Unidos. Son lugares repugnantes, exactamente como las prisiones que encarcelan mayormente a afroamericanos/as y latinos/as. Generalmente son construidas en lugares remotos, lejos del lugar de residencia de los familiares de los/as detenidos/as por lo cual es difícil la visita de sus seres queridos.
Durante la detención, los/as trabajadores/as indocumentados/as pueden ser víctimas de golpizas, muerte o violación. El documental señala que muchos/as no tienen acceso a representación legal. Muchos/as ruegan que les deporten solamente para salir de esos terribles lugares.
Las detenciones y deportaciones masivas que afectan a millones de trabajadores/as y sus familias muestran que la lucha por los derechos de inmigrantes se conectará inevitablemente de una forma masiva e integral con el movimiento de Ocupar Wall Street. Esos sectores se unirán con su justa rabia contra la clase rica dominante que nos explota a todos/as. La semilla de esa unidad ya ha sido sembrada.
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