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Declaración del Partido WW/Mundo Obrero:

Las fuerzas detrás de la masacre de Tucson en Arizona

El 8 de enero, veinte personas fueron víctimas de disparos y seis de ellas murieron mientras asistían a un mitin político para la representante Gabrielle Giffords en Tucson, Arizona. Las autoridades ahora dicen que tienen evidencia de que los disparos fueron un intento de asesinato de la congresista demócrata, quien se encuentra en estado crítico.

El pistolero de 22 años de edad, Jared Lee Loughner, fue capturado en el acto por los asistentes a la manifestación en el estacionamiento de un supermercado y entregado a la policía. Según los informes, es una persona con discapacidad mental y con una historia reciente de fascinación con la retórica de la extrema derecha.

En este momento no hay evidencia en los medios de comunicación burguesa o por las autoridades, de que Loughner tenía cómplices en la masacre de tantas personas. Sin embargo, podría aparecer más adelante evidencia de una conspiración. No olvidemos que toda la información está en manos del FBI y las autoridades de Arizona — el estado capitalista.

Pero independientemente de que si Loughner actuara solo o con cómplices, lo cierto es que este fue un acto político. No fue otro Columbine. Su objetivo era una persona política que ya había sido agredida verbalmente y amenazada por la extrema derecha. Debe considerarse en el contexto de la venenosa ofensiva anti laboral, anti inmigrante, sexista, racista, anti-musulmán, anti-gay y anti-Obama de la derecha republicana a través del Partido del Té, que ha permitido la alineación de un movimiento neo fascista, aún más a la derecha.

Arizona ha sido el epicentro de este movimiento. Hasta el alguacil del Condado de Pima, Clarence Dupnik, dijo que Arizona se había convertido en “la capital de los prejuicios y la intolerancia”. John McCain, el senador de Arizona que se postuló para presidente en el 2008 con Sarah Palin, es un promovedor de guerra a beneficio del Pentágono el cual es prácticamente dueño del estado. Sin embargo, McCain no es lo suficientemente derechista para Palin, quien en su sitio web durante las elecciones del 2010 mostró un mapa con el distrito de la Representante Giffords detrás de la mira de un rifle acompañado de las palabras “¡No se retiren, recarguen!”

Sin embargo, esta apelación a reacciones violentas no es sólo un fenómeno de Arizona. Decenas de estados están planeando modelar sus leyes de inmigración en base a la infame ley SB 1070 de Arizona, lo que significa que hay poderosas fuerzas de la clase dominante aliándose a este racismo anti-inmigrante.

La derecha y la extrema derecha — y con frecuencia la “media” también — han estado usando la crisis económica capitalista para culpar a inmigrantes, musulmanes, sindicatos — a todos y todas menos a los súper-ricos quienes se han robado no sólo los salarios y beneficios de los/as trabajadores, sino los recursos sociales del gobierno, para mantener la entrada de sus ganancias a pesar de la crisis.

La responsabilidad final de este hecho sangriento es de los millonarios y multimillonarios que han financiado fuertemente a la derecha en el período reciente. A través del derechista ex congresista de Texas Dick Armey, y su bien financiada fundación Freedom Works, la ultra derecha organizó ataques racistas contra las reuniones públicas durante el debate del débil proyecto de ley sobre el cuidado de salud. Financiaron las falsas “reuniones del pueblo” que formaron la base del Partido del Té. Y las corporaciones vertieron cientos de millones de dólares en las últimas elecciones para promover candidatos/as del Partido del Té y de la derecha en general.

En un tiempo de crisis económica y desempleo masivo que ha durado más de tres años, este tipo de política divisoria de búsqueda de chivos expiatorios, sirve a los intereses de toda la clase dominante, llegando hasta la misma cima del capital financiero.

El FBI se ha hecho cargo del caso y de la custodia de Loughner. Este es el mismo FBI que ha ido desenfrenada e ilegalmente arremetiendo contra el movimiento anti guerra y persiguiendo activistas solidarios/as.

El FBI pasivamente observó cuando los vigilantes armados del autodenominado Proyecto Minuteman formaron lo que equivalía a una milicia fascista a lo largo de la frontera Arizona-México y abiertamente perseguían a los/as trabajadores/as indocumentados/as. El Estado capitalista fue totalmente cómplice de esta crasa violación de legalidad burguesa. La respuesta de la administración de Obama fue enviar más tropas estadounidenses a la frontera para hacer lo que hacían los Minutemen. Y el 6 de enero, un miembro de la Patrulla Fronteriza disparó fatalmente a un joven mexicano desarmado de 17 años de edad, Ramsés Barrón Torres.

El FBI, el Departamento de Seguridad Nacional y otros organismos del gobierno espían y monitorean a grupos e individuos en todo EEUU. Según reportes, el asesino mencionó al Partido del Renacimiento Americano, un conocido grupo fascista, en su página de MySpace. Esto, junto a su conducta y señales como la recomendación del libro de Hitler “Mein Kampf”, lo habrían hecho ser un sospechoso digno de vigilancia — si eso es lo que el estado capitalista estaba buscando. Pero cierran los ojos a las actividades de los grupos de la ultraderecha y de corte fascista.

Con respecto a la alabanza de Loughner de “Mein Kampf,” vale la pena observar que Giffords era la primera mujer judía representante del congreso por Arizona e identificada abiertamente como judía durante la campaña electoral.

El gobierno de Obama ha respondido débilmente a esta masacre, tratando de reducirla a un evento de carácter no político — de la misma manera que Washington se mantuvo al margen mientras el alguacil semi-fascista Joe Arpaio del condado de Maricopa estuvo creando un estado policial en contra de los/as trabajadores/as indocumentados/as. Mientras que este resurgimiento reaccionario está empujado sobre todo por los/as republicanos/as, también se alimenta de la debilidad de los/as líderes demócratas que han hecho concesiones y se han retirado de todas las cuestiones de interés a la clase trabajadora, desde el cuidado de salud y la Seguridad Social, hasta los derechos de los/as trabajadores/as.

Este acto atroz es una alerta. El pueblo no puede confiar en el gobierno capitalista para protegerle de la ultra-derecha y los/as fascistas. Las organizaciones progresistas, grupos comunitarios, sindicatos y todas las personas amantes de la justicia deben unirse en una respuesta masiva al odio y al prejuicio arrojado todos los días por la clase política y los medios de comunicación del establecimiento. Es posible detenerles. Ahora es el momento.


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