SIRIA — ¿Qué hay detrás de las protestas?
Por Joyce Chediac
En EE.UU. y alrededor del mundo la gente tiene amplia simpatía con las
manifestaciones populares que se están desarrollando en el Oriente Medio.
Sin embargo, todos los levantamientos no son necesariamente los mismos.
Las protestas contra los regímenes clientes del Occidente, como las de
Egipto y Túnez que tan severamente han oprimido a los/as trabajadores/as,
tienen el potencial de liberar al pueblo de la aplastante pobreza y
represión. Sin embargo, la situación en Libia y Siria son un tanto
diferente.
Estos gobiernos, aunque defectuosos, han sido blanco de los esfuerzos de
desestabilización de EE.UU. durante décadas, ya que han tomado
posiciones independientes de Washington. Las potencias occidentales,
encabezadas por EE.UU., están tratando de aprovecharse de la ola de
protestas en la región para intervenir en Libia y Siria a fin de hacer a
estos países cautivos del colonialismo occidental y convertir a sus
trabajadores en jornaleros para el imperialismo.
Contraste esto con Bahréin y Yemen, países gobernados por
regímenes clientes de EE.UU. que han estado alienados de la clase
trabajadora que allí vive y trabaja. Estos regímenes han detenido,
torturado y disparado contra los/as manifestantes. Sin embargo, ninguno de
estos países han sido declarados zona de exclusión aérea ni
tampoco el gobierno ha sido objeto de sanciones. En Libia, sin embargo, la
“intervención humanitaria” del Occidente para “proteger
a los civiles” ha significado seis semanas de bombardeo que ha destruido
gran parte de la infraestructura civil del país.
Ahora las mismas potencias occidentales que están bombardeando a Libia
están amenazando a Siria, el único estado secular independiente en el
mundo árabe. Tanto EE.UU. como la Unión Económica han impuesto
sanciones a los funcionarios del gobierno sirio. ¿Por qué?
Por un lado, Washington está tratando de romper la creciente alianza
estratégica entre Siria e Irán. También está tratando de
detener el crucial apoyo que Siria le da a Hizbolá en el Líbano y a
Hamás en Cisjordania. Para ello, el capital financiero estadounidense
busca desestabilizar a Siria, destruir su soberanía y traerlo de vuelta a
la órbita imperialista.
¿Quién protesta en Siria?
Las demostraciones se llevan a cabo contra el gobierno de Bashir Assad en
Siria, que ha respondido con fuerza, al menos en algunas ocasiones. Pero el
carácter real de estas manifestaciones no está claro. ¿Hasta
qué punto son manifestaciones populares verdaderas? ¿Cuál ha
sido la respuesta real del gobernante Partido Árabe Socialista Baaz de
Siria?
Está claro el hecho de que el imperialismo estadounidense está
tratando de utilizar estas protestas para su propio beneficio. Esto no tiene
nada que ver con ninguna de las demandas planteadas por los/as trabajadores/as
sirios, quienes están sufriendo de un plan de austeridad impuesto por el
Fondo Monetario Internacional en 2006. Michel Chossudovsky escribió el 3
de mayo que entre las protestas hay “una insurrección organizada
compuesta por bandas armadas” que entró en la ciudad siria de
Dara’a desde Jordania. (GlobalResearch.ca) Dara’a es donde
comenzaron las protestas.
Mientras tanto, los medios de comunicación estatales sirios no dicen mucho
mientras que los medios corporativos occidentales así como Al Jazeera han
sido acusados de exagerar las protestas y la represión del gobierno sirio.
Rusia Hoy del 30 de abril cita a un agente de viajes que vive en Siria diciendo
que manifestaciones pro-Assad fueron calificadas como
“contra-Assad” por Al Jazeera; las protestas antigubernamentales
reportadas por Al Jazeera y Reuters no sucedieron; y pietajes de video de
protestas en otros países han sido atribuidas a Siria.
Mientras los artículos de primera plana dan la impresión de que la
mayoría del pueblo sirio ha salido a las calles contra Assad, la
mayoría de los expertos del establecimiento en el Medio Oriente admite que
el gobierno sirio está apoyado por la mayoría del pueblo.
Necesaria la perspectiva política marxista
El capital financiero mundial y sus portavoces, los medios de
comunicación, parecen estar “preparando una emboscada” al
gobierno sirio. Pero el imperialismo no es todopoderoso. Puede ser combatido y
derrotado. ¿Qué es lo que podrían el gobierno sirio y el pueblo
todavía hacer para no dejar una puerta abierta a la intervención de
los Estados Unidos? ¿Qué podría cerrar esta apertura ahora? El
Marxismo proporciona las herramientas para responder a estas preguntas.
El término marxista para el tipo de gobierno que existe en Siria es
“nacionalista burgués”. Esto también es cierto sobre
Libia, Irán e Irak antes de la invasión de Estados Unidos. Son
nacionalistas porque buscan desarrollar sus países libres de la
dominación imperialista. Son burgueses porque están gobernados por
una clase explotadora de capitalistas.
Los y las marxistas apoyamos estos gobiernos en su lucha contra el imperialismo
porque son manifestaciones de la libre determinación del pueblo oprimido.
Esto no significa que los/as marxistas apoyemos todas las políticas de
estos gobiernos.
Los/as marxistas también reconocemos que estos regímenes tienen un
carácter dual. Los nacionalistas burgueses intentan expulsar a los
imperialistas para poder explotar mejor a sus trabajadores/as. Pero tienen un
interés común con los/as trabajadores/as cuando el imperialismo
amenaza la soberanía del país. Estos gobiernos sin embargo, no pueden
luchar consecuentemente contra el imperialismo; sólo la clase obrera
puede.
En el frente con Israel
¿Cómo esto ha funcionado en Siria?
Siria ha sido gobernada desde 1966 por un gobierno secular dominado por el
Partido Árabe Socialista Baaz. El actual jefe de estado es Bashir Assad.
Siria es un “estado de primera línea”, fronterizo con Israel.
Este hecho afecta todos los aspectos de la historia de Siria y la ha convertido
en un objeto de constante presión imperialista y sionista, lo que une el
destino del pueblo sirio a la lucha palestina.
La nacionalización de un oleoducto estadounidense por Siria precipitó
la guerra del 1967, cuando Israel atacó y ocupó los Altos del
Golán de Siria, la Cisjordania palestina, la Franja de Gaza y la
Península del Sinaí egipcia. Los Altos del Golán desde entonces
han sido anexados por Israel.
Aunque Siria ahora desempeña un papel regional progresista, no siempre fue
así. En 1976, el gobierno sirio intervino al lado de los fascistas del
Líbano, que estaban armados por Israel, en la guerra civil del Líbano
contra una alianza revolucionaria de Palestina y el Líbano. Los
capitalistas sirios temían que un Líbano revolucionario podría
resultar en su derrocamiento por los trabajadores sirios.
Sin embargo, la presión incesante de EE.UU. e Israel, y el rechazo de
devolver las Alturas del Golán a Siria han alterado la posición de
sus líderes a una postura anti-imperialista. El rol que desempeñan
hoy en día como aliado de Irán, de Hizbolá en el Líbano y
de Hamás en Gaza, es crucial para detener la agresión israelí y
estadounidense en la región.
Crisis capitalista desestabiliza estados independientes
Como otros gobiernos nacionalistas burgueses, Siria no ha roto con el mercado
capitalista mundial, ni tiene la intención de hacerlo. En cambio, busca un
mejor trato en ese mercado, el cual está totalmente dominado por los
bancos del Oeste. Durante crisis económicas, los gobiernos nacionalistas
como el de Siria, están forzados por Wall Street a hacer concesiones
económicas que atacan a los/as trabajadores/as y estimulan el crecimiento
de una élite pro-imperialista, “la burguesía compradora”.
Esto socava la independencia del gobierno al imperialismo mientras lo
aísla de los/as trabajadores/as.
En el 2006 Siria adoptó un plan del FMI que imponía medidas de
austeridad, la congelación de sueldos, la apertura de la economía
para los bancos extranjeros y la privatización de industrias controladas
por el gobierno. Los imperialistas saben esto.
Escribió el New York Times el 30 de abril, “El estado sirio
suministraba electricidad a todas las poblaciones, pero . . . ya no puede
permitirse el gasto del contrato social para cubrir las necesidades de su
pueblo”.
“Los críticos del régimen dicen que la liberalización
económica ha beneficiado a un grupo élite de hombres de negocio como
Rami Makhlouf, el primo materno del Sr. Assad quien controla una parte
significativa de la economía, incluyendo SiriaTel, la operadora de la red
móvil del país”. (Financial Times, 26 de abril) Según el
reporte del NY Times, Makhlouf, un blanco de la disidencia, se ha convertido en
símbolo del “capitalismo de compinches, haciendo a los/as pobres
más pobres y a los ricos conectados, fantásticamente
ricos”.
El gobierno sirio podría protegerse de la desestabilización
imperialista revirtiendo este ataque económico contra los/as
trabajadores/as, cuyo apoyo constituye la mejor fortaleza de Siria. Las medidas
podrían incluir la retirada de la liberalización de la economía
impidiendo la penetración del capital extranjero; la restauración del
control estatal de la electricidad, las comunicaciones y otras industrias
claves; la prioridad a la producción de alimentos, y la restauración
de las subvenciones. Estas medidas ganarían a esos elementos de la
población que están manifestándose en las calles,
restauraría su confianza en el gobierno, y aseguraría que no hubiera
espacio fértil para la desestabilización imperialista.
A la misma vez, los/as trabajadores/as y progresistas aquí deben oponerse
a la intervención estadounidense en Siria en todas las formas posibles. Si
los imperialistas recuperan el control total en Siria, sería lo peor para
todos los pueblos oprimidos en el Medio Oriente y también para la clase
trabajadora y el pueblo oprimido aquí en este país.
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