Latinoamérica y Estados Unidos: ALBA vs TLC
Por Berta Joubert-Ceci
En Latinoamérica y el Caribe se están formando dos grupos de
países, dependiendo del tipo de relación que se tenga con Estados
Unidos. A un lado están los países dentro de la esfera de influencia
estadounidense y al otro, los países que en diferentes grados, avanzan
hacia la soberanía nacional, el desarrollo en beneficio de sus pueblos y
la integración latinoamericana.
ALBA, esperanza de los pueblos
El máximo exponente de éstos últimos, son los países
agrupados en la Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América,
ALBA. Encabezados por la generosa y revolucionaria Cuba, perseverante frente al
criminal bloqueo EE.UU, le sigue la bolivariana Venezuela. En total son ocho
integrantes, además de otros en calidad de aliados. Antigua y Barbuda,
Bolivia, Dominica, Ecuador, Nicaragua y San Vicente y las Granadinas se suman a
Cuba y Venezuela para dar un ejemplo de humanidad al resto del mundo.
La ALBA no es un simple tratado de comercio, sino un verdadero esfuerzo de
integración con solidaridad, levantándose todos los pueblos unidos,
ayudándose mutuamente. Es un asomo de lo que sería un mundo
socialista, donde las relaciones entre los países son para el beneficio de
sus pueblos y no para unos pocos ricos y sus corporaciones transnacionales. Los
países del ALBA han adelantado ya en cuestión del desarrollo de su
infraestructura, en reducir el analfabetismo, en mejorar la educación y
los servicios de salud, entre muchas otras cosas.
Pero también, los países del ALBA que cuentan con gran desarrollo
médico y educativo como Cuba, y con recursos energéticos como
Venezuela, extienden la ayuda no solo hacia los otros países miembros,
sino a los más necesitados en todo el mundo. Un gran ejemplo es la ayuda
de Cuba y Venezuela hacia la sufrida Haití. Equipos de médicos de
Cuba ya asistían al pueblo haitiano desde mucho antes de que azotara el
terremoto del 2010.
TLC, intervención imperialista
El contraste de la relación entre los países del ALBA con los
países bajo la influencia de EE.UU. y sus tratados comerciales es inmenso.
La naturaleza de los tratados de “libre” comercio, los TLC,
promovidos por el imperio estadounidense, es importante tenerla muy clara.
Primeramente, hay que destacar la desigualdad en el desarrollo. Estados Unidos,
el país de más poderío militar y económico, inmensamente
desarrollado, trata de imponer tratados comerciales a países en vía
de desarrollo, sin poder militar, para robar los recursos materiales y la mano
de obra barata. Imponiéndoles además condiciones que ahogan la
posibilidad de un verdadero desarrollo económico, llevándolos a la
miseria. Es una forma de subyugarlos.
Basta recordar el terrible caso del TLCAN ó NAFTA en México que tuvo
efectos extremadamente nocivos para su economía, dejando arruinados a
miles de pequeños agricultores, estrangulando la producción del
maíz mexicano al sustituirlo por el maíz transgénico, producto
de EE.UU. fuertemente subvencionado. En vez de abrir fuentes de trabajo, el TLC
ha hundido a México en una dependencia económica y ahora también
militar, con EE.UU. que en nada ha beneficiado a sus pueblos.
Miles de campesinos/as mexicanos/as se vieron forzados/as a cruzar el Río
Grande, arriesgando sus vidas y muchos/as murieron, y siguen muriendo en el
intento por llegar a EE.UU. para poder sobrevivir la penuria.
Como en los otros países de la región aliados de EE.UU.,
principalmente Colombia, Perú, Panamá y Costa Rica, la
administración del gobernante de México, Felipe Calderón,
está rodeada de corrupción y violencia contra su pueblo. Ni se diga
de su llegada al poder, robado del legítimo presidente de ese país,
Andrés Manuel López Obrador, AMLO.
Es interesante destacar que además de la cuestión comercial, en
algunos de estos países, EE.UU. instala bases militares y/o envía
tropas estadounidenses como es el caso con Colombia, Panamá y Costa
Rica.
Aunque los TLC han sido rechazados por los pueblos de América Latina,
incluyendo los países en la esfera estadounidense, EE.UU. quiere volverlos
a imponer. Un ejemplo es el de Colombia, país donde los derechos humanos
son violentados cada día y donde más sindicalistas mueren a manos de
la violencia paramilitar-estatal; 52 fueron asesinados en el 2010. El congreso
de EE.UU. había rechazado aprobar el TLC por la constante violación a
los DDHH, sin embargo ahora la administración de Barack Obama, con la
excusa de que hay un nuevo gobernante en Colombia, está tratando de
aprobar el funesto tratado.
Los pueblos responden
Pero ya el movimiento sindical colombiano ha respondido rechazando la
imposición del tratado. Igual ha pasado en Costa Rica donde una masiva
manifestación dio un rotundo NO al tratado EE.UU.-Costa Rica. En
Panamá también se siente la oposición al de
EE.UU.-Panamá.
En México, la lucha del pueblo se siente a flor de piel. Las
organizaciones sociales y sindicales están muy activas. Un ejemplo es el
Sindicato Mexicano de Electricistas, vanguardia de la clase trabajadora, que
lucha no solo por recobrar los puestos de trabajo cruelmente destruidos sin
previo aviso por Calderón, sino que tratan de construir un frente de lucha
en pro de todo el pueblo mexicano.
Muchos de estos movimientos tienen al ALBA en su mira, esa meta de justicia y
equidad para todas y todos, es ahí hacia donde van dirigidos.
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