EDITORIAL
Los imperialistas asesinan a Gadafi
Las noticias circularon por el mundo el 20-21 de octubre diciendo que aviones de la OTAN habían golpeado a una caravana de coches que salían de Sirte en Libia, hiriendo a Moamar Gadafi, y que el líder libio fue capturado vivo y posteriormente asesinado. Los detalles de su muerte son superficiales y podrían estar deliberadamente distorsionados u oscurecidos por sus asesinos. Destaca este hecho principal: tomó la intervención de las fuerzas imperialistas de aire — incluyendo un avión estadounidense Predator sin piloto y un avión de guerra francés, para poner fin a la vida de este líder africano.
Así, el asesinato de Gadafi fue igual que el resto del llamado alzamiento en Libia: una completa creación de las potencias imperialistas en la OTAN. Como hemos dicho en esta columna anteriormente, los “rebeldes”: los líderes del Consejo Nacional de Transición, los monárquicos de Banghazi y cualquier otra fuerza que se unió a la desarrapada cruzada contra el gobierno en Libia — no hubieran podido ganar una batalla sin el poderío aéreo, el reconocimiento, la logística, la financiación, la planificación y la intervención directa de la OTAN.
Esto significa que especialmente Francia, Bretaña e Italia, con pleno apoyo logístico de Estados Unidos, llevó a cabo una guerra — utilizando escasas fuerzas títeres libias — en un intento de recolonizar a Libia, al igual que los imperialistas han intentado recolonizar Iraq y Afganistán. Todavía, ninguno de estos intentos ha logrado completamente subyugar al pueblo, que sigue resistiendo heroicamente en cada ubicación. Ciertamente los imperialistas han traído miseria dondequiera que han hundido sus garras, pero en ningún lugar su dominio está asegurado.
Quienes se engañaron creyendo que este era un legítimo levantamiento popular en Libia, como aquellos en la vecina Egipto o Túnez — tienen que sentirse humillados escuchando hoy los discursos triunfantes de los jefes de gobiernos de la OTAN, Nicolas Sarkozy, David Cameron, Silvio Berlusconi y Barack Obama. Las palabras de los líderes imperialistas despotricando contra el Gadafi que asesinaron es prueba suficiente de que el líder libio murió tratando de luchar por la independencia de su país rico en petróleo de estas mismas potencias mundiales depredadoras.
Sin embargo, la lección más importante es que los Estados imperialistas y sus líderes no tienen ningún reparo sobre uso de la fuerza, rompiendo las leyes internacionales y simplemente asesinando a líderes de gobiernos. Son criminales de guerra. No merecen ningún respeto. En su lugar, lo que se merecen es ser sometidos a juicio.
En las últimas semanas cientos de miles de jóvenes han estado ocupando las plazas o manifestándose en las principales ciudades de los países encabezados por estos imperialistas. Este último asesinato debe reforzar su determinación de librar al mundo del sistema capitalista, que no sólo les priva de su futuro en su propio país, sino que trae dolor y miseria a gran parte de la humanidad.
¡Viva la lucha para liberar a Libia y al mundo del imperialismo y de los bancos y las corporaciones que lo sostienen!
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