1937: Huelga de brazos caídos en tienda Woolworth de Detroit
Cómo las mujeres trabajadoras abrieron el camino
El siguiente fragmento de “El Capitalismo de Bajos
Salarios” por Fred Goldstein, recuerda la importancia de una huelga poco
conocida que duró ocho días y se extendió por todo el país,
liderada por mujeres trabajadoras y que organizó la tienda tipo Wal-Mart
de la década de los años treinta y a otras empresas de
servicios.
Una de las principales características del nuevo capitalismo de bajos
salarios es la creación de millones de puestos de trabajo con baja
remuneración en la venta al por menor. Esto lo ilustra Wal-Mart, el mayor
empleador en los Estados Unidos. La idea propuesta de que este gran sector de
la clase obrera está más allá de la organización es
realmente la auto-justificación de la estrechez y el letargo de la
dirigencia sindical actual.
En este sentido, vale la pena tomarse el tiempo para examinar la década de
los años treinta y un capítulo casi olvidado en la historia de ese
período. Nos referimos a la huelga de brazos caídos por las
trabajadoras de la tienda Woolworth en 1937 que se hizo dio a conocer en todo
el ámbito nacional en ese tiempo. Esta huelga provocó una ola de
rebeliones de huelgas de brazos caídos por las filas obreras que condujo a
la organización en todo en el país de trabajadores/as de tiendas al
por menor, hoteles, restaurantes, lavanderías, etc.
El relato de esta huelga y sus consecuencias han sido preservadas por Dana
Frank en el capítulo de su libro “Tres huelgas: Mineros,
músicos, dependientes, y el espíritu de lucha en el siglo pasado de
los gremios laborales”.
Éstos son algunos de los aspectos más destacados de este
episodio.
La victoria del Sindicato de Trabajadores Automovilísticos (UAW) contra la
General Motors a través de la huelga de brazos caídos en la planta
Fisher Body en Flint, concluyó el 11 de febrero de 1937. La huelga de la
GM había dejado inactivos a 112.000 trabajadores. Días después
de terminar, se dio una ola de huelgas en Detroit, incluyendo a trabajadores de
lavanderías, mujeres trabajadoras de limpieza, estudiantes de secundaria
que trabajaban como trabajadores de servicios de entrega y otros más..
El 27 de febrero, 16 días después de la victoria en la GM, más
de 100 jóvenes trabajadoras en uno de los 40 almacenes de Woolworth en la
ciudad dejaron de trabajar, desalojaron a los clientes, cerraron las puertas y
llamaron al gerente a una conferencia con todas ellas. Exigieron aumentos, pago
de tiempo y medio después de las 40 horas de trabajo, uniformes pagados
por la compañía, permiso de almuerzo, descansos, el reconocimiento
del Sindicato de Meseros y Meseras y la contratación sólo a
través del sindicato. El sindicato sólo tenía un representante
allí. Ninguna de las mujeres había estado anteriormente en un
sindicato.
La audacia de las huelguistas puede ser apreciada por el hecho de que estaban
en contra del minorista más grande de la época. En 1937, Woolworth
tenía más de 2.000 tiendas en los EEUU, Canadá y Cuba.
Había 737 tiendas en Gran Bretaña y 82 en Alemania.
“Era”, en palabras de Frank, “como una huelga contra
Wal-Mart, el Gap, y McDonald’s todos al mismo tiempo”.
Empleaba a 65.000 trabajadores/as, casi todas mujeres jóvenes. Era
brutalmente anti-sindical. Y tenía un carácter racista, empleando
solo a personas blancas. Woolworth tenía una política de desagrado
hacia su fuerza laboral. Dice Frank, “la fórmula de Woolworth es la
misma que la utilizada por McDonald’s, Circuit City, y otras grandes
cadenas de hoy. Si el trabajo es lo suficientemente poco cualificado, una
enorme fuerza laboral potencial se abre, y si la rotación de personal es
alta, tanto mejor para los administradores que entonces tienen de dónde
elegir”. Más importante aún era que la compañía
escogía a mujeres jóvenes que tenían pocas opciones en el
mercado laboral, quienes probablemente trabajarían temporalmente, y
quienes “en teoría, eran menos propensas a
sindicalizarse”.
La huelga de brazos caídos duró una semana, hasta el 5 de marzo.
Irrumpió en los medios de comunicación durante los primeros
días. El Sindicato de Empleados de Hoteles y Restaurantes fue invitado por
las huelguistas después de que comenzaran el cese de trabajo. Durante el
transcurso de la huelga el sindicato de cocineros suministró las comidas y
el sindicato de músicos suministró entretenimiento. Trabajadores/as
de hoteles de toda la ciudad llegaban al lugar para unirse a la protesta y
mostrar solidaridad.
El líder de la UAW, Homer Martin, llegó a Woolworth para prometer
apoyo sindical. El líder de la Detroit Wayne County AFL se presentó
en la huelga el primer día. Mostró solidaridad a la UAW (afiliada a
la CIO) en apoyo de la huelga y donó dinero. El líder de la UAW Local
7 Chrysler mostró su apoyo. El presidente nacional del sindicato HERE
anunció planes para llegar a Detroit para poner al sindicato internacional
en apoyo a la huelga. Se estableció antes de su llegada.
Cinco horas después de que comenzara la huelga, Kresge, el mayor
competidor de Woolworth, aumentó los salarios de sus trabajadores de $14 a
$17. En todo el centro de Detroit, los patronos estaban dando a los/as
trabajadores/as aumentos salariales en un intento por evitar similares huelgas
de brazos caídos.
El sindicato cerró una segunda tienda con una huelga de brazos
caídos, y amenazó con extender la huelga a las 40 tiendas Woolworth.
El apoyo llegó desde todo el país. Los empleados al por menor en
Nueva York comenzaron una campaña de solidaridad.
En Detroit misma, las huelgas se esparcieron entre miles de trabajadores/as
locales, desde meseras a trabajadores/as culinarios/as, a trabajadores/as en
cafeterías, hoteles y fábricas.
El 4 de marzo la compañía U.S. Steel se rindió ante el
Comité Organizador de Trabajadores del Acero. Aunque esto copó todos
los titulares de los periódicos, el 5 de marzo la tienda minorista
más grande en el mundo se rindió y todos/as los/as trabajadores/as de
Woolworth ganaron todas sus demandas, incluyendo el sindicato. El sindicato
ganó un contrato uniforme para todas las 40 tiendas en Detroit, que
cubría a 2.500 trabajadores/as.
Los efectos de la huelga se dejaron sentir por un año. En Detroit, hubo
huelgas de brazos caídos en Lerner’s, en las tiendas Federated
Department y en numerosas tiendas del centro de la ciudad. En la ciudad de
Nueva York, los/as empleados/as minoristas hicieron huelgas similares en cinco
tiendas del H. L. Green. En St. Louis del Este, Ill., los/as trabajadores/as
ganaron un contrato uniforme que cubría a Woolworth’s, W. T. Grant,
Newberry, y a las tiendas de Kresge a través de la ciudad. Una victoria
semejante tuvo lugar entre los/as trabajadores/as minoristas en Akron, Ohio,
lugar de las huelgas de brazos caídos más importantes de los/as
trabajadores/as del caucho. Unos/as 1.500 trabajadores/as en 33 tiendas de
Woolworth en St. Louis ganaron un contrato.
Para finales del año, cadenas de tiendas de variedades, de comestibles y
por departamentos habían sido organizadas en sindicatos en St. Paul y
Duluth, Minnesota.; Tacoma y Centralia, Washington.; Superior, Wisconsin.; y en
San Francisco, California.
En Seattle, escribió Frank, “3.000 empleados/as en 23 almacenes,
incluyendo Sears, J. C. Penney, Frederick & Nelson’s, el Bon
Marché y Lerner’s ganaron no solamente la semana de 40 horas de
trabajo sino un aumento de sueldo ‘estimado a aumentar los ingresos de
los/as empleados/as por lo menos en un medio-millón de
dólares’. Después de 60 años más tarde, los
sindicatos en las tiendas por departamento a través del país le deben
su existencia en parte a la huelga de Woolworth”.
Esta es una lucha importante en la historia del movimiento de los/as
trabajadores/as. Wal-Mart no es más anti-sindical hoy que Woolworth lo
fuera en 1937. Esta lucha muestra que no es la estructura de la industria
minorista lo que determina si puede ser organizada o no, sino el clima del
movimiento sindical, el nivel general de lucha en el país y su efecto
sobre los/as trabajadores/as.
Ver “Three Strikes: Miners, Musicians, Salesgirls, and the Fighting
Spirit of Labor’s Last Century”, por Howard Zinn, Dana Frank y
Robin G. Kelley; Boston: Beacon Press, 2001.
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