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Solidaridad con el pueblo de Haití

Declaración del Partido Workers World-Mundo Obrero

El terremoto que arrasó la capital de Haití y trajo una nueva calamidad a millones de personas en ese heroico pero empobrecido país, ha despertado el llamado a la solidaridad y a la ayuda de la inmensa mayoría de la población mundial. La prioridad número uno es proporcionar alimentos, agua potable y atención médica de emergencia a aproximadamente 3 millones de haitianos/as afectados/as por el desastre para intentar limitar las muertes, lesiones y enfermedades al pueblo.

Todos los informes desde Puerto Príncipe, localizado a 14 millas del superficial epicentro del devastador terremoto de magnitud de 7,0 y cuyos edificios sin cimientes sólidas casi todos se derrumbaron, son que el número de víctimas ya está en las decenas de miles. Incluso el hospital principal y el Palacio Nacional se han derrumbado, al igual que el hotel que alojaba la fuerza de ocupación de las Naciones Unidas. Un Ministro haitiano dijo que se esperaban 100.000 muertes.

Cualquiera que sienta solidaridad con los seres humanos se conmueve por esta tragedia. Especialmente se conmueve si se está consciente de la deuda que el mundo tiene al pueblo haitiano por su contribución histórica: llevó a cabo una rebelión de esclavos exitosa y liberó a su isla del colonialismo francés.

Sabemos que muchos/as de nuestros/as lectores/as desean ofrecer su propia asistencia personal para mostrar solidaridad con Haití. Habrá un sinnúmero de organizaciones caritativas privadas pidiendo donaciones para Haití. Muchas de las organizaciones benéficas más poderosos, como la Cruz Roja, están estrechamente vinculadas al establecimiento imperialista que no tiene ningún deseo de promover la soberanía haitiana.

Sugerimos que aquellas personas que deseen apoyar la soberanía de Haití, así como brindar ayuda directamente a la población haitiana, donen a Fanmi Lavalas. Esto fue recomendado el 13 de enero en una reunión en Boston convocada por el sindicato de conductores de autobuses escolares Steelworkers Local 8751 que está integrado mayoritariamente por haitianos, además de otras organizaciones locales y de Haití.

Fanmi Lavalas es el partido asociado con el ex presidente haitiano Jean-Bertrand Aristide, el más popular de los recientes líderes haitianos que dos veces fue removido por golpes de estado militares apoyados por Estados Unidos. La última vez, en febrero de 2004 Aristide fue expulsado del país por las tropas y agentes estadounidenses en colaboración con el imperialismo de Francia y Canadá.

Los gobiernos proporcionarán la mayor parte de la ayuda a Haití. Algunos de estos gobiernos, principalmente las antiguas potencias coloniales y el imperialismo de EEUU, intentarán utilizar el desastre como una manera de incrementar su propio dominio sobre Haití, incluso mientras otros gobiernos ayudan libremente basados en la solidaridad.

Era predecible que el Gobierno de Estados Unidos, mientras retrasaba cualquier entrega real de ayuda, le daba prioridad a lo militar. El General Douglas Fraser, comandante del Comando Sur estadounidense, dijo que Estados Unidos enviaría el portaaviones Carl Vinson junto al U.S. Bataan, un barco anfibio con una unidad expedicionaria de 2.200 infantes de marina para vigilar a los/as haitianos/as en Puerto Príncipe, afirmando que la seguridad era “una preocupación grave”. (Blog del New York Times, 13 de enero) Más tarde se reveló que 10.000 tropas estadounidenses ocuparían Haití.

Además, mientras la gran parte de los medios de comunicación de EEUU informa sobre presuntos saqueos, pocos mencionan que muchos/as haitianos/as apenas sobreviven día a día y el irrumpir en una tienda puede ser la única manera de poder obtener alimentos. Nadie puede olvidar cómo el gobierno federal y los locales de EEUU manejaron la catástrofe causada por el huracán Katrina en Nueva Orleáns. Allí la policía, la guardia nacional, el ejército y los guardias mercenarios de Blackwater se concentraron en controlar y reprimir, no en ayudar y rescatar.

En contraste, Cuba socialista, con la experiencia de enviar brigadas médicas para atender situaciones de emergencia en Pakistán, Bolivia, China, Guatemala e Indonesia, ya tenía un equipo de 403 personas ayudando en Haití, 344 de ellas trabajadores/as de la salud, algunos/as de los cuales inmediatamente establecieron clínicas de emergencia. Más médicos están en camino desde Cuba. El primer día trataron 800 haitianos/as y realizaron 19 intervenciones quirúrgicas. (TeleSur, 14 de enero)

Chile, Nicaragua, España, Guatemala, Francia, México y Rusia todos corrieron a ayudar, principalmente con alimentos y agua el 13 de enero, mientras que Estados Unidos todavía estaba discutiendo cómo llegaría la Marina. China envió un equipo de búsqueda y rescate de 60 miembros con perros de rescate.

Venezuela inmediatamente envió 19 médicos y 10 bomberos que se especializan en la búsqueda y rescate junto a otros 20 expertos, más ayuda material. El gobierno bolivariano de Venezuela siempre ha reconocido la deuda de América del Sur a Haití que en la década de 1820 le brindó la ayuda que Simón Bolívar necesitaba para liberar a algunos de los países sudamericanos del dominio español.

El imperialismo francés especialmente, y Estados Unidos también, deben gran parte de su riqueza inicial y desarrollo posterior al saqueo de los recursos naturales y a la súper explotación de la mano de obra de Haití, aunque se niegan a admitir las reparaciones que le deben al pueblo haitiano por eso y por su continuo papel en prevenir el desarrollo de Haití.

El movimiento progresista en los Estados Unidos, al mismo tiempo en que se une al suministro de ayuda y solidaridad para el pueblo haitiano, también debe exigir el fin de las deportaciones de haitianos/as por el gobierno de EEUU, permitir el retorno de Aristide, detener la intervención militar y la subversión de Haití y proporcionar reparaciones para que el nuevo gobierno haitiano pueda establecer un sistema que funcione.

El Movimiento Pro Rescate del Pueblo (Bail Out the People Movement), tiene la idea correcta cuando exige que se utilicen las decenas de miles de millones de dólares con los que Wall Street ahora quiere pagar en bonos a sus banqueros ejecutivos, como pago inicial en las reparaciones a Haití. Es difícil imaginar una transferencia similar de riqueza que sería más eficaz para establecer justicia.


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