Lo que realmente debería asustar a Robert Gibbs
Lucha de clases y el sistema bipartidista
Por David Sole
Cuando el secretario de prensa de la Casa Blanca, Robert Gibbs criticó el
“ala izquierda” del Partido Demócrata el 10 de agosto durante
una entrevista con The Hill, se armó una tormenta. Él se centró
en lo que calificó como comentaristas “profesionales de
izquierda” a quienes acusó de querer el “cuidado de salud de
Canadá” y “eliminar el Pentágono”.
(Thehill.com)
Gibbs, aunque no cedió en su ataque, admitió que “nació de
la frustración”. Algunos en la prensa lo llamaron
“iracundo”. Entrevistado en MSNBC el 11 de agosto, el representante
demócrata Alan Grayson de la Florida llamó a Gibbs “el Portavoz
payaso”. Sin embargo, ninguno de los artículos sobre la
explosión de Gibbs llegó al meollo de la cuestión. El Partido
Demócrata se compone de dos clases. Su base está formada por
sindicatos, las llamadas “minorías” y los/as pobres — la
clase obrera. Pero la dirección está firmemente en manos de los
bancos y las corporaciones — la clase dominante capitalista.
A medida que la economía se deteriora, un conflicto crece entre estas dos
clases. A la larga, este conflicto dividirá al Partido Demócrata.
Gibbs no es cualquiera. Él ha estado trabajando con el presidente Barack
Obama desde el 2004. Como portavoz de la prensa de la Casa Blanca él
está en el círculo interno de las discusiones del Partido
Demócrata.
Es evidente que la administración Obama está sintiendo presión
por no cumplir sus promesas de poner fin a las guerras. Pese a las
declaraciones de que se están terminando las operaciones de combate en
Irak, este país aún no tiene un gobierno que funciona y los ataques
militares por la resistencia continúan. Y más tropas estadounidenses
están yendo hacia Afganistán mientras aumentan las bajas
estadounidenses y las muy publicitadas operaciones de contrainsurgencia se han
paralizado.
Crisis económica y el sistema bipartidista
De mayor amenaza para la administración, es la continuación de la
crisis económica dentro de los EEUU. A pesar de un corto repunte en las
ganancias de los bancos y los empresarios, la crisis de desempleo sigue
aplastando a la población de clase trabajadora. Las ejecuciones
hipotecarias de viviendas están en niveles récord. El supuesto
proyecto de ley para la reforma del cuidado de la salud se ve más y
más como un regalo a la industria farmacéutica y la industria del
cuidado de la salud con fines de lucro.
El que Gibbs, hablando por Obama y el montón de demócratas de Wall
Street se sienta malhumorado, sólo refleja hasta qué punto están
fuera de contacto con las decenas de millones de familias trabajadoras que
sufren. No pueden entender por qué las migajas que han lanzado a las masas
no puedan satisfacer a esos miserables ingratos.
Sin embargo, Gibbs no estaba muy preocupado. No quiso pedir disculpas y cuando
se le preguntó en una rueda de prensa de la Casa Blanca, dijo que estaba
seguro de que los “liberales” todavía votarían por los
demócratas. Aunque no lo dijo directamente, él cree que no tienen
otra opción.
Es cierto que EEUU es visto como un sistema de dos partidos. Tanto
demócratas como republicanos recaudan y gastan cientos de millones de
dólares para sus campañas más importantes. Los medios de
comunicación también están tan apegados al sistema capitalista
que rara vez cubren la candidatura progresista de un tercer partido. Pero la
historia ha demostrado que incluso este monopolio bipartidista es vulnerable en
períodos de gran crisis económica y social.
El “conflicto irreprimible” entre el Sur esclavista y el emergente
Norte capitalista estalló una y otra vez desde los años de 1800. El
Partido Whig represaba a los capitalistas del norte y a los agricultores. Se
estableció con firmeza contra el Partido Demócrata, dominado por los
propietarios de esclavos. Los Whigs tenían su propia “ala
izquierdista”, como los Whigs de Massachusetts liderado por Charles
Sumner que estaban fuertemente en contra de la esclavitud. Pero el Partido Whig
en su conjunto los contenía y mantenía una política moderada y
con concesiones hacia la esclavitud del Sur. En definitiva, el Partido Whig no
pudo contener el creciente conflicto de clases.
En 1854 el Partido Republicano nació con la afluencia de muchas corrientes
diversas — abolicionistas, ‘free soilers’ (organización
opuesta al uso de territorio estadounidense para la esclavitud),
‘temperance activists’, (activistas pro abstención al uso de
bebidas alcohólicas), elementos disidentes del partido Whig y otros. Seis
años más tarde los republicanos tomaron la Casa Blanca. Por supuesto,
la elección en sí misma no podía poner fin a la lucha de clases.
Era sólo una indicación del estado de ánimo de las masas. La
elección precipitó la Guerra Civil, que resolvió, a través
de sangre y trueno, la cuestión de clase de que si los propietarios de
esclavos o los capitalistas dirigirían el país. El otrora poderoso
Partido Whig desapareció.
Otro movimiento de un tercer partido político que casi descarriló al
sistema de dos partidos en los EEUU fue el Partido del Pueblo (populistas) de
la década de 1890. Este partido estaba basado en la ira de los
propietarios de pequeñas empresas y pequeños agricultores, a veces en
alianza con los trabajadores industriales, contra el crecimiento de los grandes
bancos y su mano opresiva, las corporaciones monopolistas, sobre todo del
sector de los ferrocarriles.
El movimiento del Partido del Pueblo quedó impedido por su incapacidad
general de pronunciarse sobre el racismo. Se descarriló por completo
cuando rindió su independencia y apoyó la candidatura del Partido
Demócrata de William Jennings Bryan en las elecciones de 1896. A la larga,
estaba condenado al fracaso, puesto que se basaba en la reducida influencia de
la clase social de empresas pequeñas y de la clase campesina, que estaban
perdiendo importancia en la economía.
Hoy, cualquier desafío al capitalismo debe ser dirigido por la clase
trabajadora que incluya a las naciones oprimidas - africana americana, latina,
nativa y otras dentro de los EEUU. El conflicto de clases entre las dos clases
principales no puede ser ocultado para siempre. Fue sólo el surgimiento de
los Estados Unidos como el principal explotador imperialista del mundo
después de la Segunda Guerra Mundial que permitió a los capitalistas
distribuir suficientes migajas a los sindicatos industriales y otros, para
elevar el nivel de vida promedio por varias décadas dentro de este
país. Esto les compró a los empresarios paz entre las clases en el
país y despolitizó a la clase obrera en gran medida durante las
siguientes décadas.
El estándar de vida promedio en EEUU ha venido disminuyendo constantemente
desde 1972. Pero ha tenido un desarrollo desigual; los/as más pobres,
los/as trabajadores/as no sindicalizados/as, los/as recipientes de asistencia
social y los/as desempleados/as han venido perdiendo más al principio.
Pero paso a paso, los capitalistas han ampliado la opresión.
Hoy en día vemos el declive de los sindicatos, otrora grandes, de la
industria automovilista, de acero, de caucho, etc. Donde todavía quedan
empleos (y millones de estos se han perdido por las contrataciones al exterior
y la deslocalización de puestos de trabajo), los salarios son a menudo la
mitad de lo que eran antes. Con la actual crisis económica, el impulso
para reducir el nivel de vida de la clase obrera se está acelerando.
La ampliación de la lucha contra el capitalismo
Este es el problema con que los grandes jefes del Partido Demócrata se
están enfrentando cuando atacan a su ala izquierda. Es un problema que no
pueden arreglar. Es inherente al sistema capitalista.
La mayoría de los/as dirigentes sindicales y muchos/as activistas de los
derechos civiles siguen siendo leales al Partido Demócrata. No tienen
ninguna intención de retirarse, sobre todo porque la mayoría no tiene
conocimiento del marxismo o de un análisis político clasista. Pero la
presión de sus miembros y sus constituyentes está creciendo y sienten
que deben responder. Lo que intentan, y lo que desatan pueden ser cosas muy
diferentes.
Un acontecimiento significativo surgió recientemente cuando el veterano
líder de los derechos civiles, el reverendo Jesse Jackson, se reunió
con el nuevo presidente del sindicato United Auto Workers Internacional Bob
King, para anunciar la marcha por “Trabajos, Justicia y Paz” en
Detroit del 28 de agosto.
Los documentos de planificación del liderazgo del UAW demandan finalizar
las guerras de Irak y Afganistán y usar el dinero para los servicios
sociales necesarios en EEUU. También demandan una moratoria en las
ejecuciones hipotecarias, una demanda iniciada y por la cual se ha luchada en
Detroit durante los últimos tres años por la Coalición Moratoria
¡AHORA! El UAW, junto a otros sindicatos de Michigan, está poniendo
mucho esfuerzo y recursos en esta iniciativa. También está
involucrando a otras organizaciones comunitarias orientadas al activismo.
Mientras los máximos líderes de este esfuerzo lo ven principalmente
como una manera de registrar más votantes al Partido Demócrata y para
influir en las elecciones de noviembre, el Rev. Jackson declaró que su
objetivo es también impulsar una agenda “urbana” de empleos,
en contra de ejecuciones hipotecarias, para poner fin a las guerras, etc., por
la cual las masas de desempleados/as, estudiantes y trabajadores/as pueden
empezar a luchar.
Además de la marcha de Detroit, la NAACP, en alianza con el liderazgo de
la AFL-CIO nacional y otros, han convocado a una marcha masiva en Washington,
DC, para el 2 de octubre.
Estas son las cosas que deben preocupar a Gibbs, Obama y Wall Street. Por
primera vez en mucho tiempo, sindicatos poderosos están haciendo una
alianza con grupos comunitarios de base amplia, con un programa de
reivindicaciones para la clase obrera.
No es en la arena electoral donde la lucha de clases estará luchada
mayormente, sino en las calles y en los lugares de trabajo. Las tensiones
dentro del Partido Demócrata son sólo un reflejo débil de las
luchas reales, poderosas e inevitables que no pueden y no serán reprimidas
por mucho tiempo.
Sole es un activista sindical desde hace mucho tiempo y ex presidente
del UAW 2334 en Detroit. Es un líder del Comité de Emergencia de
Michigan contra la Guerra y la Injusticia.
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