Represión del estado despierta resistencia de trabajadores/as en Panamá
WW/MO entrevista dirigente sindical
Por Berta Joubert-Ceci
El gobierno derechista del presidente de Panamá, Ricardo Martinelli
está terminando su primer año en el cargo aprobando leyes
reaccionarias contra los/as trabajadores/as a nombre de la oligarquía y de
las empresas transnacionales, y asesinando a seis manifestantes indígenas.
Pero la clase trabajadora de Panamá opone resistencia con una huelga
general el 13 de julio.
El régimen de Martinelli está aliado a la criminal
administración paramilitar de Álvaro Uribe en Colombia. Ha abierto 11
bases aéreas para el ejército estadounidense bajo el pretexto de
luchar contra el narcotráfico, pero lo cierto es que están dirigidas
contra sus vecinos progresistas del sur.
El 1 de julio entró en vigor una ley aumentando los impuestos en bienes y
servicios de 5 al 7 por ciento. Esto golpea más duro a las familias pobres
en un país donde las políticas neoliberales de la presente y de las
pasadas administraciones han incrementado el desempleo, el subempleo y la
pobreza.
El 16 de junio Martinelli impuso la Ley 30, conocida en Panamá como la
“Ley Chorizo” que altera tres códigos y seis leyes nacionales.
Usando como pretexto la mejora del transporte aéreo comercial, esta ley
destruye los sindicatos, prohíbe las huelgas, facilita la destrucción
del medioambiente, y amenaza los derechos civiles al permitir la impunidad
total para las actuaciones de la policía.
Para aprobar esta ley sin el escrutinio público, la Asamblea Nacional
celebró tres días de reuniones extraordinarias — a puerta
cerrada — sin audiencias públicas y custodiada por la Policía
Nacional.
Martinelli dijo: “Las leyes aprobadas tendrán un impacto y una gran
repercusión en la vida nacional”. “Tengo que reconocer no
tuvieron el debate que hubiera querido que tuvieran, pero que si se hubiera
hecho así lo más probable es que muchos de los artículos de la
Ley 30 no hubieran pasado”. (rebanadasderealidad.com.ar /)
Anticipando resistencia, en abril Martinelli promulgó la “Ley
Carcelazo”, la cual permite que arresten y encarcelen a manifestantes que
cierren o bloqueen las calles.
A finales de junio, los/as trabajadores/as indignados/as resistieron con varias
protestas. Los sindicatos convocaron a una huelga general para el 13 de julio y
se unieron a otras organizaciones para impugnar la Ley 30 con al menos dos
demandas legales que exigen su derogación.
Trabajadores/as indígenas lideran la resistencia
En Changuinola, un distrito de la provincia de Bocas del Toro en la costa
atlántica de Panamá, los/as indígenas, en su mayoría
Ngäbe Bukle dieron a los/as panameños/as una lección de lucha de
clases. Los/as habitantes de esta región son en su mayoría personas
indígenas nativas.
Changuinola es zona de producción bananera que aporta entre el 50 y 60 por
ciento de los puestos de trabajo. Pero también es una de las regiones
más pobres de Panamá. Según un estudio por el estado
panameño, las regiones indígenas del país sufren de una pobreza
del 96,3 por ciento. (telemetro.com)
Más de 5.000 trabajadores de la empresa Bocas Fruit, de la
corporación Chiquita, inició un paro laboral de 48 horas el 2 de
julio. La compañía inmediatamente se había aprovechado de la Ley
30 para eliminar las cuotas sindicales y eliminar así la base financiera
del sindicato.
Los trabajadores, representados por el sindicato SITRAIBANA, exigían
principalmente la derogación de la Ley 30 y que la empresa restableciera
las cuotas sindicales. También estaban protestando por los cambios
recientes de Martinelli a la Carta Orgánica que permiten la violación
de los derechos laborales, al igual que los derechos ambientales, culturales y
sociales del pueblo indígena.
A falta de una respuesta de la empresa y del gobierno nacional, los
trabajadores en el segundo día declararon la huelga indefinida. Desde
entonces, otros trabajadores bananeros se han unido a la huelga. La comunidad
apoya la huelga y toda la región se ha paralizado. Los padres no han
enviado a sus hijos/as a la escuela. Otros pueblos indígenas han venido a
Changuinola en apoyo de sus hermanas y hermanos trabajadores.
El estado respondió con represión, enviando a miles de policías
antimotines armados para combatir la resistencia. Los trabajadores respondieron
bloqueando todos los caminos que conducen a la región. Incendiaron
oficinas, incluyendo la sucursal del Global Bank y el cuartel de la
policía de menores, capturando a cuatro policías durante varias
horas. Los trabajadores también tomaron el aeropuerto de Changuinola y
respondieron a las balas de la policía con piedras y palos.
Los sindicatos dicen que seis personas murieron, el gobierno sólo informa
de dos muertes. Cientos de personas fueron heridas, decenas con perdigones
disparados a los ojos. Las/os heridas/os tuvieron que ser trasladados a
hospitales de la ciudad de Panamá.
Al mismo tiempo, 1.200 trabajadores de la ampliación del Canal de
Panamá también se declararon en huelga, exigiendo mejores condiciones
de trabajo.
Mientras se desencadenan estas acciones, el régimen abrió una
campaña de represión arrestando a cientos de trabajadores y
activistas.
WW/MO entrevista a dirigente sindical
En la víspera de la huelga general, Workers World/Mundo Obrero habló
con Alejandro John, secretario general del sindicato que representa a los/as
trabajadores de la Coca-Cola, el Sindicato Industrial de Trabajadores de la
Fabricación y Comercialización de Bebidas Gaseosas, Cervezas, Licores
y Similares, SITRAFCOREBGASCELIS. John también está en la directiva
de la Unidad de Lucha Integral por el Pueblo (ULIP) y forma parte del Consejo
de Trabajadores Organizados (CONATO), una de las federaciones de
trabajadores/as en Panamá.
John resumió la situación general a partir del 12 de julio:
“Estoy muy preocupado porque existe un estado policiaco y un terrorismo
de Estado. El gobierno ha abierto una serie de causas a varios dirigentes
sindicales, cosa que aún no ha sido esclarecida. Han estado arrestando a
dirigentes sindicales durante este fin de semana, incluso a un profesor de la
Universidad de Panamá, el Prof. Juan Jované intentaron sacarlo de su
casa y llevárselo arrestado. Fue un hombre vestido de civil, sin
identificarse como policía. Puede haber más de una docena de
dirigentes sindicales arrestados. Algunos pasaron a la clandestinidad por temor
a ser arrestados sin causa”.
Esta preocupación, sin embargo, no ha disminuido de ninguna manera la
voluntad de luchar y prepararse para la huelga general. John añadió:
“El paro sigue en pie, además tiene más peso a raíz de lo
que han sufrido los compañeros en Changuinola. El paro va, no hay marcha
atrás.
“El paro es una forma de demostrar claramente al estado que no estamos de
acuerdo. Ellos no están tratando de negociar, no están buscando una
salida. Están disparando a los trabajadores, hay brutal represión. Y
eso fortalece la solidaridad con los compañeros de Changuinola”.
WW/MO supo que hubo alguna especie de arreglo de última hora de la huelga
de Changuinola, postergando por 90 días la Ley 30. Preguntamos a John
qué significaba este acuerdo, quiénes habían hecho este trato, y
cómo estaba respondiendo la gente.
Así reportó John: “Ha habido una tregua de la Ley 30 por 90
días, pero solamente de los aspectos de trabajo. La posición nuestra
en ULIP, el sindicato de la de Coca Cola, y todos los demás es que
demandamos la derogación total de la ley, no solamente posponer los
artículos sobre el trabajo. Además, el presidente y los
compañeros bananeros llegaron a un acuerdo que no incluye la
anulación de la Ley 30 y eso ha creado en la región molestia. Y
aparentemente han vuelto a cerrar las calles esporádicamente en la
provincia de Bocas del Toro.
“La situación ahora en Bocas del Toro es inestable. No hay certeza
que se haya levantado la huelga y que hayan regresado a sus puestos de trabajo.
Las cosas no están muy claras porque hoy es el primer día que se ha
conocido el acuerdo. Lo cierto es que hay más de 20 víctimas que han
sido gravemente heridas, que han perdido uno o los dos ojos, y han tenido que
ser recluidos en hospitales de la ciudad capital”.
John añadió: “Creo que esta situación no tendrá una
salida tan fácil, a pesar de los acuerdos. Esta situación aún no
se ha resuelto ni en la región (Changuinola) ni para el resto de los
trabajadores en el país”.
Alejandro John finalizó con un mensaje a los/as trabajadores/as y
sindicatos en los Estados Unidos: “Pedimos que sean solidarios y que no
se ratifique ningún tratado de libre comercio entre Estados Unidos y
Panamá porque la libertad sindical y la libertad y las garantías
individuales están en peligro en nuestro país. Necesitamos que haya
un cuestionamiento de los sindicatos a nuestro gobierno sobre esto, y que sea
respetada la libertad sindical e individual de las personas que adversan las
actuales políticas del gobierno en Panamá”.
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