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Filtración de vídeo del Pentágono revela brutalidad de la ocupación en Irak

Por Gene Clancy

Es una demostración absolutamente escalofriante de asesinato a sangre fría. Un helicóptero de combate Apache estadounidense sobrevuela un barrio de Bagdad en busca de “objetivos” — gente para matar. Un video de las fuerzas armadas muestra los objetivos intencionados en el punto de mira de los lentes de la cámara: un grupo de hombres vestidos de civil, sin máscaras, dos hombres que podrían portar un rifle - algo común en ese tiempo en Bagdad - pero todos caminando tranquilamente por una calle dirigiéndose a una pequeña plaza.

La película es inquietantemente silenciosa, salvo por mensajes radiales interrumpidos entre el helicóptero, los mandos militares y las tropas desplegadas en las inmediaciones.

La tripulación del helicóptero de combate cree que ha visto un arma llevada por uno de los hombres y pide permiso para atacar. Dado el visto bueno por su comandante en la base, el equipo de tiro en el helicóptero desata una lluvia de balas y cohetes, sobre más de una docena de seres humanos. El helicóptero sigue circulando, enfocando su mira en un hombre herido que se arrastra buscando refugio, mientras la tripulación del helicóptero se pregunta en voz alta si lo matan o no.

Poco tiempo después aparece una camioneta civil. La tripulación del helicóptero informa con excitación que la camioneta está recogiendo a los cadáveres y sobrevivientes y pide permiso para atacar de nuevo. La camioneta es atacada con otra lluvia de balas y de mísiles. Más personas quedan muertas rodeando la camioneta.

El helicóptero aconseja a las tropas en tierra a que “busquen un montón de cadáveres”. Uno de los soldados en el terreno, exclama: “¡Hey! Creo que pasé por encima de un cuerpo” y se ríe. Sin embargo, al revisar la camioneta destruida, los soldados no encuentran insurgentes armados, sino a dos periodistas de Reuters muertos y a dos niños malheridos. “Bueno, no debían traer a sus niños al campo de batalla”, comenta alguien en el helicóptero. El soldado en tierra concuerda.

El vídeo, que se clasificó como documento secreto, se filtró subrepticiamente y fue descifrado por un sitio web conocido como Wikileaks y publicado el 5 de abril. Esto significa que alguien conectado con el Pentágono — tal vez un soldado harto del papel de EEUU en Irak — ha puesto los intereses humanos por encima de la llamada ‘lealtad al imperio’.

La reacción más inmediata a la publicación del vídeo fue la hostilidad de fuentes tan variadas como Fox News, el New York Times y el New York Daily News. CBS News difundió una versión abreviada de la película de 17 minutos de Wikileaks, omitiendo algunos de los comentarios más atroces de los soldados.

Cuando el Departamento de Defensa investigó el incidente, que ocurrió en 2007, no encontró “ninguna violación de las reglas de combate”. Según la BBC, el Pentágono está tratando de recuperar las cintas originales de la película de la tripulación que estuvo involucrada.

La mayor parte del reciente debate sobre el lanzamiento del vídeo se ha centrado en si las fuerzas armadas estadounidenses estaban justificadas al disparar contra la gente en tierra. Los apologistas del ejército afirman ver a hombres que portaban armas en el vídeo. Otros afirman que lo que se ve es un trípode para una cámara grande.

Sorprendentemente, ninguno de los críticos del video encuentra nada inusual o amenazante acerca de hombres caminando y no corriendo, y luego reuniéndose en un pequeño grupo en medio de una calle con un helicóptero militar sobrevolando el área. Uno también podría preguntarse qué peligro representa una camioneta civil tratando de recoger a los muertos y heridos.

Pero el debate sobre los detalles omite el punto principal.

Por supuesto, el comportamiento y las actitudes de las tropas estadounidenses son inexcusables. Muchos podrían reclamar que estaban “simplemente haciendo su trabajo”. Su “trabajo”, sin embargo, era la ocupación totalmente injustificada de un país y la masacre de personas que nunca les atacaron o amenazaron de ninguna manera. Esa es la verdadera causa de esta atrocidad.

El gobierno de EEUU y la clase dominante sabe muy bien que una guerra de ocupación inevitablemente lleva al embrutecimiento de los hombres y mujeres jóvenes que colocan en esa situación. En última instancia, cada hombre, mujer y niño en el país ocupado se convierte en un “enemigo”.

La gente progresista alrededor del mundo debe exigir que cesen todas las ocupaciones por los EEUU y los autores de este y todos los demás crímenes de guerra estadounidenses — no sólo los soldados individuales, sino también sus comandantes — sean llevados ante la justicia ante los pueblos del mundo.


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