Imperialismo, mercado global de trabajo y la perspectiva revolucionaria
Documento para debate del Partido WW/MO
Los siguientes párrafos son extractos de la segunda parte del
documento “El capitalismo en crisis” por Fred Goldstein, escrito
para discusión durante la Conferencia Nacional del Partido WW/Mundo Obrero
que tuvo lugar los días 13 y 14 de noviembre en la ciudad de Nueva York.
Goldstein es también autor del libro “Capitalismo de bajos
salarios”.
Cuando Lenin escribió su libro “Imperialismo: fase superior del
capitalismo”, las clases gobernantes utilizaban una pequeña parte de
sus súper ganancias robadas a las colonias para sobornar a los
líderes sindicales en el país y crear una amplia capa privilegiada
dentro de la clase obrera.
Ahora sin embargo, con la competencia salarial global bajo el régimen del
imperialismo actual, la clase capitalista ha orquestado una “carrera
hacia abajo” entre las diferentes secciones de la clase obrera mundial.
El forzar a los/as trabajadores/as a luchar entre sí y hacer también
competir a los/as trabajadores/as en los países imperialistas con los/as
trabajadores/as a bajos salarios en el resto del mundo, está destruyendo
los privilegios que tenían sectores de la clase obrera, sobre todo de
hombres blancos que dominaban el movimiento obrero.
La extensa destrucción del privilegio es un nuevo aspecto del imperialismo
en la era de la revolución científico-tecnológica y el
período post-soviético, y debe ser entendida como un nuevo desarrollo
desde que Lenin escribió su brillante análisis. Su obra sigue siendo
la base para entender el imperialismo como el dominio del capital financiero
monopólico. Pero el desarrollo de las fuerzas productivas y los avances en
la globalización capitalista han transformado la estructura de clase de la
clase obrera mundial y han nivelado su condición haciéndola
uniformemente más pobre. Esto eventualmente podrá fortalecer la
perspectiva revolucionaria.
Las leyes del marxismo siguen vigentes
La forma de comprender la causa subyacente de la crisis actual es entendiendo
el papel del desarrollo de la tecnología bajo el capitalismo y sus efectos
sobre la clase obrera.
Sam Marcy, el ya fallecido fundador y líder del Partido WW/Mundo Obrero,
en un libro muy importante titulado “Alta tecnología, bajos
salarios: un análisis marxista del carácter cambiante de la clase
obrera” publicado en 1986, analiza las primeras etapas de la
revolución tecnológica y su efecto sobre la clase obrera en los
Estados Unidos.
En una sección dedicada al impacto en los sindicatos, él analizó
paso a paso las fases del desarrollo de las fuerzas productivas bajo el
capitalismo desde la fase de manufactura por medio de la cooperación
simple hasta la revolución industrial y la producción en masa por
medio de grandes maquinarias — sobre todo la producción en serie
(assembly line ) a principios del siglo 20. Luego él describe la fase de
alta tecnología:
“Esta [producción en masa] etapa ha dado paso a otra fase del
desarrollo tecnológico. El período de producción en serie que
comenzó con Ford y continuó durante un período luego de la
Segunda Guerra Mundial se caracterizó por expansión. Pero la actual
etapa, la científico-tecnológica, mientras continúa con algunas
de las tendencias de desarrollo anteriores, reduce la fuerza laboral.
“Al igual que todas las etapas anteriores del desarrollo capitalista, la
fase actual se basa en la utilización de los/as trabajadores/as como
fuerza de trabajo. Sin embargo, su tendencia general es disminuir la fuerza de
trabajo al mismo tiempo que trata de aumentar la producción. La
revolución tecnológica es por tanto un salto cuántico cuyos
devastadores efectos requieren una estrategia revolucionaria para
superarla”.
Hay dos tendencias irresistibles y contradictorias enraizadas en el sistema
capitalista de ganancias que coexisten lado a lado y se derivan de la misma
fuente: la sed de plusvalía, de ganancias. Una de ellas es la tendencia
del capital por expandir la producción hasta el límite absoluto de
capacidad dada la tecnología disponible, con el fin de maximizar su cuota
en los mercados y sus ganancias. La otra es la necesidad del capital de reducir
la fuerza laboral y reducir los salarios, también con el fin de maximizar
las ganancias. Estas dos tendencias que están integradas en el sistema,
inevitablemente terminan en una crisis de sobreproducción — una
crisis en la que el volumen cada vez mayor de productos básicos producidos
por los/as trabajadores/as no pueden ser comprados por ellos/as a un precio que
produzcan ganancias para los capitalistas.
Disminución de la tasa de ganancias
A medida que la tecnología se encarece, tiende a reducir la tasa de
ganancias de los capitalistas. Los empresarios gastan sumas de dinero cada vez
mayores para utilizar máquinas y equipos más eficientes y más
materias primas para obtener una mayor producción con menos
trabajadores/as. Así que utilizan menos fuerza de trabajo en relación
con los instrumentos de producción. La tasa de ganancias se calcula por la
cantidad de la plusvalía extraída de los/as trabajadores/as en
relación con el total de la inversión capitalista en los medios de
producción y materias primas (capital constante), más los salarios
(capital variable).
Cuando la tasa de ganancia cae, cada capitalista intenta introducir nuevas
tecnologías para obtener una ventaja sobre sus rivales. El primero en
introducir la nueva tecnología consigue una ventaja sobre sus rivales que
aún utilizan la tecnología antigua menos productiva. Pero pronto la
nueva tecnología se extiende. La ventaja inicial que obtuvo el primer
grupo capitalista se pierde. El nuevo y más elevado nivel de productividad
se convierte en la norma. Todo el sector o grupo de industrias afectadas por la
nueva tecnología es ahora más productiva, produciendo cada vez
más con menos y menos trabajadores/as. Así el ciclo en la carrera por
las nuevas tecnologías comienza nuevamente.
Cuando los/as trabajadores/as producen más mercancías en un momento
dado debido a las nuevas tecnologías o simplemente por la aceleración
en el trabajo, pasan menos tiempo en cada uno de los productos, o en cada
operación que se dedica a la creación de una mercancía. El
tiempo de trabajo de los/as obreros/as se extiende sobre cada vez más
productos. El tiempo total de trabajo sigue siendo el mismo, pero hay menos
tiempo de trabajo incorporado en cada producto en particular. Ya que hay menos
tiempo de trabajo incorporado en cada mercancía individual producida
utilizando la nueva y más cara tecnología, hay menos plusvalía
en cada producto, puesto que la plusvalía sólo viene de la mano de
obra humana.
Así que el capitalista tiene que vender más productos con el fin de
obtener la misma plusvalía y obtener una ganancia. Se le vuelve cada vez
más y más difícil a los empresarios recuperar su dinero para
poder cubrir el costo de los equipos y mantener suficientes ganancias del
trabajo no remunerado de los/as trabajadores/as. Los capitalistas deben por lo
tanto constantemente expandir las ventas para obtener un aumento en la cantidad
de ganancias para compensar la disminución en la tasa de ganancias. Esta
es la única manera de sostener su rentabilidad y para sobrevivir la guerra
a muerte de la competencia capitalista.
Esto inevitablemente lleva a la clase capitalista crear las condiciones que
conducen a la sobreproducción y a la crisis.
Lea el texto completo en inglés en workersworld.net.
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