Protestas masivas detienen golpe de estado policial en Ecuador
Por Berta Joubert-Ceci
El pueblo ecuatoriano salió masivamente a las calles para enfrentarse a la
Policía Nacional y evitar un golpe de estado y el posible asesinato del
Presidente Rafael Correa el 30 de septiembre. Un grupo de 800 de estos
policías mantuvo al presidente cautivo por 14 horas en el Hospital de la
Policía en Quito, hasta que unidades militares lo trajeron de regreso al
palacio presidencial.
Como ocurrió en el golpe de estado de la derecha que secuestró y
derrocó al presidente legítimo de Honduras Manuel Zelaya en junio de
2009, este último intento de golpe de estado fue dirigido hacia un
país que eligió unirse a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de
Nuestra América (ALBA). Fue un golpe dirigido contra los eventos
políticos progresistas que acontecen en América Latina y que
desafían los intereses imperialistas de los EEUU.
La Embajadora de EEUU en Ecuador, Heather Hodges, es una conocida
diplomática anti-cubana de derecha, quien estuvo estrechamente relacionada
con la genocida dictadura de Ríos Montt en Guatemala. En 2008
defendió el papel de EEUU cuando el ministro de Defensa de Ecuador Javier
Ponce, reveló que diplomáticos estadounidenses participaron en la
corrupción de la policía y oficiales de las fuerzas armadas.
La mayoría de los analistas progresistas atribuyó la derrota del
golpe de estado del 30 de septiembre a tres factores: en primer lugar, la
respuesta de las masas en Ecuador, en segundo lugar, el inmediato apoyo
internacional al orden constitucional de los gobiernos progresistas de
Venezuela, Bolivia y Cuba, seguidos por todos los demás en América
Latina, junto con movilizaciones masivas en toda América del Sur, y en
tercer lugar, a la valiente actitud de Correa al rehusarse a ceder ante las
amenazas de la policía.
Dado que los detalles de este acto atroz han sido ampliamente divulgados, este
artículo tratará de presentar los hechos más importantes que
ayudarán a poner el intento de golpe en el contexto de los acontecimientos
políticos en Ecuador y América Latina. El Vicepresidente de la
Confederación de Trabajadores del Ecuador (CTE), Edgar Sarango, dio a
Workers World/Mundo Obrero un poco de ese contexto, en una entrevista el 4 de
octubre.
“La CTE ha sido firme sobre los últimos acontecimientos”, dijo
Sarango. “La CTE sigue la posición política del Partido
Comunista, y como vieron, estábamos en las calles respondiendo contra esos
sectores oportunistas que querían tomar el poder mediante un golpe de
Estado.
“Estamos muy claros sobre la posición, el carácter de la
Revolución Ciudadana y el Presidente Correa, entendemos que no es un
gobierno verdaderamente de izquierda, sino un gobierno reformista, con claras
intenciones de avanzar hacia la izquierda. Depende de nosotros, los movimientos
sociales, los partidos de izquierda, apoyar y, sobre todo, organizar de manera
que las condiciones verdaderas se den para que el gobierno no gire a la
derecha, porque es un gobierno que, aunque no es de izquierda, no ha cerrado
las puertas a los sectores de la izquierda.
“En ese sentido, nosotros, la izquierda, debemos hacer el trabajo
político-organizativo. Estamos muy claros al respecto”.
Fue un intento de asesinato
Ahora a los acontecimientos del 30 de septiembre.
Usando la excusa de que una nueva ley cambió algunos de sus salarios y
beneficios, un sector de la policía nacional se rebeló contra el
gobierno de Correa el 30 de septiembre. Correa fue al edificio del Regimiento
de la Policía en un intento de negociar con estos policías
descontentos. Después, los policías se amotinaron, gritando insultos
contra Correa. Ellos pidieron su renuncia y elogiaron al ex presidente Lucio
Gutiérrez.
Muchos ecuatorianos consideran a Gutiérrez como un traidor, porque su
campaña presidencial estuvo basada en una plataforma progresista que se
oponía a las políticas neoliberales, pero casi inmediatamente se
retractó y abrazó un tratado de libre comercio con George Bush. Un
masivo levantamiento popular hizo renunciar a Gutiérrez en 2005.
Una turba de furiosos policías rodeó a Correa y su pequeño
equipo de escolta cuando salían del edificio, lanzando bombas de gas
lacrimógeno hacia su cabeza e intentaron sofocarlo tratando de quitarle su
máscara de gas. Mientras el presidente caminaba con un bastón debido
a una reciente cirugía de rodilla, también trataron de golpearle las
rodillas. Los escoltas de Correa pudieron llevarlo hospital, donde fue rodeado
por la policía amotinada que amenazaba con matarlo.
Cuando la gente se enteró de lo sucedido, miles comenzaron a reunirse
frente al Palacio Presidencial de Carondelet, con la esperanza de liberarlo.
Muchos/as de ellos/as también desafiaron el gas pimienta y gases
lacrimógenos para rodear a la policía amotinada en el hospital.
El ejército fue más lento en responder. Correa había dicho que
quería que el ejército esperase para evitar un baño de sangre,
pero el hecho de que los generales se mantuvieran en silencio durante tanto
tiempo mientras que su Presidente estaba en un peligro real indica
ambivalencia. La escolta personal de Correa y el personal del hospital
impidieron cualquier ataque contra él.
Sólo al caer la noche fue que alrededor de 600 tropas de élite
irrumpieron en el hospital mientras la policía les disparaba. La
policía continuó disparando a una camioneta blindada que llevaba a
Correa, dando en el blanco con cinco balas y matando a uno de sus escoltas
cuando un poderoso proyectil perforó su chaleco antibalas. Hasta el 4 de
octubre CNNE reportaba 10 muertes, incluyendo un joven seguidor de
Correa.
Fuerzas desestabilizadoras
Mientras la policía estaba amotinada en Quito, grupos políticos y
sociales derechistas en todo el país pedían una revuelta contra el
gobierno. Cerraron el aeropuerto internacional de Quito y las principales
carreteras hacia la capital. Los medios de comunicación privados
reportaron los acontecimientos en forma distorsionada. Uno de los abogados de
Lucio Gutiérrez intentó silenciar a la televisión nacional del
gobierno, irrumpiendo en las oficinas de TV Ecuador y rompiendo las puertas de
vidrio.
Gutiérrez, quien se ha opuesto a Correa desde que éste ganó la
elecciones presidenciales de 2006, pidió la disolución de la Asamblea
Nacional y la celebración inmediata de elecciones presidenciales. Correa
había sido reelegido en 2009.
Pero a pesar de esta caótica situación, la gente en todo el país
se manifestó en apoyo de su presidente, defendiendo apasionadamente la
Constitución y su Revolución Ciudadana.
Respuesta popular e internacional
Los gobiernos de América Latina rápidamente condenaron el intento de
golpe de Estado. La UNASUR convocó a una reunión de emergencia para
el 1º de octubre. La Organización de Estados Americanos se
reunió con urgencia en Washington. Ya no sólo Cuba, Venezuela y
Bolivia condenaban el golpe de Estado, sino hasta los regímenes de derecha
en Perú y Colombia se vieron obligados a criticar la revuelta de la
policía. Washington, aunque tibiamente, también se vio obligado a
condenar las acciones en contra de Correa.
A lo largo de América Latina la gente se manifestó de inmediato en
muchos países, incluyendo una masiva protesta en Venezuela. Organizaciones
en muchos países enviaron mensajes de apoyo a Correa, entre ellos el
Centro de Acción Internacional.
En una conferencia de prensa en la Misión de Ecuador a las Naciones Unidas
un día más tarde, el 1º de octubre, a la que asistieron
miembros/as de los medios de comunicación en español, unos/as 85
miembros/as de las comunidades ecuatorianas y latinoamericanas del área
metropolitana de Nueva York y cuatro cónsules ecuatorianos de Nueva York,
Connecticut y Nueva Jersey, condenaron la actuación de la policía,
llamándola un intento de golpe de Estado. Miembros del Comité de
Solidaridad con América Latina y el Caribe del Centro de Acción
Internacional participaron en este acto.
Los/as ecuatorianos/as distribuyeron copias de su Constitución, que
garantiza el derecho de los/as ecuatorianos/as a controlar su propia tierra,
así como también los derechos de los Pueblos Indígenas. La
Constitución Ecuatoriana es un pequeño folleto impreso con la frase,
“de la Revolución Ciudadana con infinito amor”.
Después de la conferencia de prensa, 100 personas marcharon hacia las
Naciones Unidas, donde se plantaron frente al edificio de la Asamblea General
agitando banderas de Ecuador y cantando, “¡El pueblo unido
jamás será vencido!” y “¡Correa, amigo, el pueblo
está contigo!”
De regreso en la Misión del Ecuador ante las Naciones Unidas, el Embajador
Francisco Carrión dijo a algunos/as de los/as invitados/as, “se hizo
historia hoy en el Ecuador. El pueblo no tuvo miedo. Ellos/as demostraron su
amor por su presidente y su nación. Un golpe de estado no puede volver a
ocurrir en el Ecuador”, dijo.
“La democracia y el derecho constitucional han prevalecido, y el pueblo
ecuatoriano estuvo vigilante ante esta amenaza a su soberanía. Los
responsables serán castigados”.
¿Por qué el intento de golpe de estado?
El actual gobierno del Ecuador está en la lista negra del imperialismo. Al
igual que los miembros del ALBA, Bolivia en 2008, Venezuela en 2003 y Honduras
en 2009, la oligarquía pro EEUU en el Ecuador no quiere formar parte de
una democracia participativa donde el gobierno ayuda a los sectores más
desposeídos de la sociedad. Quieren un régimen que trabaje
directamente para la oligarquía o los intereses de las corporaciones
transnacionales.
Desde que Correa asumió el poder, se han producido cambios importantes y
progresistas en el Ecuador. El gobierno canceló el contrato con el
Pentágono para el uso de una base militar en Manta. Se promulgó una
nueva constitución muy progresista a favor del pueblo. Y Correa se ha
negado a aceptar un tratado de “libre comercio” con EEUU. El
Ecuador incluso se unió al ALBA.
El imperialismo estadounidense todavía tiene mucho poder en el Ecuador
como principal socio comercial y financiador del país, así como
entrenador de la fuerza policial de Ecuador. Organizaciones de Washington
vinculadas a la CIA como la USAID han dado millones de dólares a las
llamadas organizaciones “pro-democracia” en el Ecuador que buscan
el derrocamiento de Correa. La Voz de América tiene muchas estaciones
afiliadas en todo el Ecuador que alimentan con desinformación sobre el
gobierno a los pobres y las masas indígenas, tratando de ponerles en
contra del presidente Correa.
Haya estado o no Washington “activamente” implicado en este
intento, su apoyo al golpe de Estado en Honduras y al actual gobierno
ilegítimo de Porfirio Lobo ha animado a la oligarquía y a las fuerzas
de derecha en el Ecuador y en el resto de la región.
La corresponsal de WW/MO de la Ciudad de Nueva York Heather Cottin
contribuyó a este artículo.
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