EDITORIAL
Cuba y nuestra tarea
¿Cómo deben reaccionar quienes en los Estados Unidos apoyamos a Cuba en su
lucha para continuar libre de la dominación imperialista, a las noticias
de que el gobierno cubano ha tomado la dolorosa decisión de recortar
centenares de puestos de trabajos estatales?
Workers World/Mundo Obrero dice que esto debe estimular una mayor solidaridad
con la Revolución y aumentar los esfuerzos para terminar el destructivo
bloqueo económico a la isla por parte del imperialismo estadounidense.
La revolución cubana ha producido las políticas sociales más
iluminadas y humanas en el hemisferio occidental.
No hay personas sin techo en Cuba. Bajo la ley de reforma urbana del 1960, el
85 por ciento de los/as cubanos/as poseen sus propios hogares y no pagan
ningún impuesto por la propiedad o intereses en sus hipotecas. Los pagos
de hipoteca no pueden exceder el 10 por ciento del ingreso combinado de la
familia.
Nadie pasa hambre en Cuba. A la población se le garantiza una dieta
básica subsidiada que proporciona 2000 calorías al día.
La alfabetización es universal — 99,8 por ciento entre la
población adulta, más que en EEUU. La educación es gratis, desde
preescolar, hasta la escuela universitaria y el postgrado.
La tasa de mortandad infantil es de 4,7 por cada 1.000 nacidos vivos, mucho
mejor que la tasa en EEUU de 6,0 muertes infantiles.
Imagínese si alguien en el establecimiento político de EEUU fuera a
proponer alimentos subsidiados y vivienda y atención de salud universal y
educación gratuitas aquí. ¡Qué grito darían los dos
partidos capitalistas! Sus primeras palabras serían:
“¿Quién va a pagar por todo esto”?
¿Es costoso? Claro que sí. Sin embargo, incluso un país pobre
que está tratando a duras penas de desarrollar su economía, lo ha
hecho. Lo que es más, Cuba ha hecho enormes contribuciones materiales a
países que son aún más pobres, enviando brigadas médicas y
equipos de asistencia para desastres para quienes tienen extrema necesidad en
todo el mundo. Tropas cubanas derramaron su sangre en la lucha para acabar con
el sistema racista del apartheid y liberar a los países del sur de
África.
Sin embargo, al mismo tiempo, el pueblo cubano ha tenido que luchar contra los
efectos dañinos de casi 50 años de un embargo económico —
en realidad un bloqueo — que no sólo impide que las mercancías
de los EEUU lleguen a la isla, sino que también penaliza a otros
países que comercian con Cuba. Cada año, casi todos los países
del mundo votan en la Asamblea General de la ONU para poner fin al embargo
estadounidense. Las encuestas muestran que la mayoría aquí en los
Estados Unidos quisiera terminar el bloqueo. Sin embargo, recientemente el
gobierno de Obama no sólo reafirmó el bloqueo, sino que reforzó
algunas de sus disposiciones.
Debido a esto, Cuba carece de muchas importaciones necesarias, así como de
mercados en donde vender sus exportaciones. Los alimentos en Cuba, aunque
suficientes para mantener a la población sana, es de variedad limitada. La
vivienda pertenece al pueblo, pero es muy difícil conseguir madera,
pintura, muebles y electrodomésticos. El sistema médico es de primera
clase, pero Cuba no puede obtener medicamentos o equipos médicos de los
EEUU o de los países que obedecen el bloqueo.
El gobierno cubano estima que el bloqueo ha costado a la economía 751 mil
millones de dólares en los últimos 50 años. Esta vengativa
persecución de la isla revolucionaria por la superpotencia imperialista se
debe a que Cuba ha estado tratando de construir una sociedad socialista en la
que el Estado posee y controla los medios de producción para que se suplan
las necesidades del pueblo primero, en vez de ganancias para unos pocos.
Cuba es una isla pequeña en un mundo hostil dominado por el imperialismo.
Su situación se hizo aún más precaria por la caída de la
Unión Soviética, que había sido el principal socio comercial de
Cuba. La URSS intercambiaba su petróleo y otros productos por el
azúcar y el níquel cubano en condiciones mucho más favorables
que lo que Cuba hubiera podido obtener en el mercado mundial capitalista.
En el “período especial” después de la caída de la
URSS, la economía cubana prácticamente hizo implosión por varios
años. Sin embargo, como todos/as en el país compartieron el
sufrimiento, incluidos los funcionarios más poderosos, no hubo falta de
confianza en el gobierno o una crisis política. ¡Imagínese la
situación para el gobierno de aquí si la producción
económica se redujera por la mitad! Pero Cuba luchó con dificultades,
mostrando un crecimiento modesto cada año y, finalmente, impulsada por la
ayuda de Venezuela en el sector de la energía.
Sin embargo, la crisis capitalista de los últimos tres años ha
impedido el desarrollo económico en todo el mundo y Cuba no está
inmune, a pesar de su sistema socialista.
El objetivo del socialismo es claro: erradicar las divisiones de clase en la
sociedad mediante la eliminación de la propiedad privada de los medios de
producción con fines de lucro. El socialismo se ha convertido en una meta
alcanzable para la clase obrera mundial debido al enorme desarrollo de la
tecnología y los medios de producción bajo el capitalismo. Pero
cuando bajo el capitalismo las nuevas tecnologías y una mayor
productividad significan despidos, recortes salariales y finalmente, una crisis
del sistema, en el socialismo significa un aligeramiento de la carga de trabajo
en la producción para que más personas puedan obtener empleo en los
servicios, la cultura y en otras necesidades sociales. Los beneficios revierten
a la sociedad en su conjunto, no a propietarios multimillonarios.
¿Pero qué sucede cuando un país que trata de construir el
socialismo no puede tener acceso a las nuevas tecnologías? Cuando la
transición mundial a un sistema socialista se encuentra aún en sus
primeras etapas y los países que han tenido revoluciones están
saliendo de un subdesarrollo grave causado por el colonialismo y el
imperialismo. Cuba, Vietnam e incluso China todavía están tratando de
“alcanzar” a los países capitalistas que han acumulado
riquezas durante siglos — en gran parte saqueadas a ellos. Se han visto
obligados a suspender algunos de los objetivos del socialismo, sólo para
poder sobrevivir.
Una vez esto se comprenda, la responsabilidad de los/as progresistas y
revolucionarios/as en los países imperialistas debe quedar clara. No
disminuimos nuestra propia lucha por el socialismo ni un ápice cuando
decimos: “Ahora es el momento de redoblar nuestra solidaridad con Cuba.
Para que Cuba logre su objetivo socialista, debemos construir la unidad en la
clase multinacional trabajadora de aquí y luchar contra los rapaces
patronos capitalistas dondequiera que intenten imponer su
dominación”.
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