Maniobras de Corea del Sur y EEUU amenazan con guerra a Corea del Norte
Por Deirdre Griswold
Fue una trama preparada por el gobierno de los EEUU y el régimen
derechista de Corea del Sur, aumentada entusiasmadamente por los medios
corporativos.
El 26 de marzo de este año, un buque de guerra de la Armada de Corea del
Sur, el Cheonan, se hundió cerca de la frontera marítima con la
República Popular Democrática de Corea. De los 104 miembros de la
tripulación a bordo, 46 murieron.
Casi inmediatamente, el gobierno de Lee Myung-bak en el sur acusó a la
RPDC de haber torpedeado el buque.
Un equipo “internacional” de investigación fue organizado.
Básicamente, se trataba de un equipo integrado por EEUU, que ocupa
militarmente a Corea del Sur con cerca de 30.000 soldados, y el régimen de
Lee. Gran Bretaña y Australia, aliadas muy cercanas de los EEUU, fueron
agregadas para hacerlo un poco más sustancial. Este grupo llegó a la
conclusión inevitable de que ciertamente, el buque había sido hundido
por un submarino de la RPDC. Voces escépticas se oyeron en Corea del Sur,
pero fueron acalladas rápidamente por los medios de comunicación.
Posteriormente, China expresó su escepticismo de que un submarino RPDC
hubiera hundido el barco de Corea del Sur, pero su escepticismo recibió
poca publicidad aquí.
La RPDC negó cualquier participación y acusó al régimen de
Lee de tratar de torpedear los acuerdos realizados hace algunos años entre
el norte y el sur que habían mejorado las relaciones entre las dos Coreas.
También anunció que enviaría un equipo de su Consejo de Defensa
Nacional para examinar la “evidencia” que el sur afirmaba
tener.
Como se acercaba una reunión importante entre China y EEUU sobre la
seguridad y las cuestiones económicas, los medios de comunicación
occidentales comenzaron a centrarse en cómo la Secretaria de Estado
Hillary Clinton comenzaba a buscar apoyo para imponer sanciones de la ONU sobre
la RPDC y que lo plantearía con fuerza en Pekín.
El 24 de mayo, el mismo día en que la reunión entre EEUU y China
estaba comenzando, el Secretario General Ban Ki-moon, ex canciller de Corea del
Sur, salió en defensa de las sanciones contra la RPDC y dijo que los
resultados de la investigación “internacional” no estaban en
disputa.
Las maniobras diplomáticas estaban acompañadas de amenazas militares
contra la RPDC. El mismo día de la declaración de Ban Ki-moon, el
ministro de Asuntos Exteriores y Comercio de Corea del Sur Yu Myung Hwan, el
ministro de Defensa Nacional Kim Tae-young, y el ministro de Unificación
Hyun In-taek, celebraron una conferencia de prensa conjunta en Seúl.
Anunciaron que el gobierno de Corea del Sur prohibiría a todos los buques
de la RPDC entrar en sus aguas territoriales. También dijeron que ellos y
la Marina estadounidense proseguirían con un masivo ejercicio
“anti-submarino” conjunto en la zona.
Es evidente que los submarinos de los EEUU que merodean los mares alrededor de
Corea no serían el blanco de este movimiento militar.
El régimen de Lee dijo que también prohibiría el comercio con el
norte y limitaría aún más los viajes allá. También
reanudaría la propaganda anti-RPDC desde los altavoces de altos decibeles
cerca de la zona desmilitarizada que divide a Corea.
El régimen de Corea del Sur también rechazó la solicitud del
Consejo Nacional de Defensa de la RPDC para que un equipo de investigadores del
norte examinara las pruebas que supuestamente justifican esta peligrosa
escalada de tensiones en la península coreana.
El legado de la división de Corea
El peligro de una confrontación militar en la península coreana ha
existido desde que Corea fue dividida después de la Segunda Guerra
Mundial. Estados Unidos estableció una dictadura títere en el sur,
que era ferozmente hostil a las fuerzas comunistas del norte que luchando junto
a las tropas soviéticas, había derrotado a las fuerzas de
ocupación de Japón a finales de la guerra.
Kim Il Sung, el líder del ejército de liberación, era un
revolucionario. Representaba un movimiento social que fomentaba que el pueblo
derrocara a los terratenientes, comerciantes y oficiales menores que
habían cooperado con Japón durante su periodo de dominio colonial
sobre Corea, el cual duró desde 1910 al 1945.
Era diferente en el sur, que estaba ocupado por tropas estadounidenses a
finales de la guerra. De hecho, allí Estados Unidos rearmó a las
tropas japonesas bajo su comandancia para impedir que se esparciera la
revolución. Instaló un gobierno encabezado por coreanos que
tenían la voluntad de cooperar con explotadores extranjeros — fueran
imperialistas japoneses o estadounidenses. La dictadura de Syngman Rhee
efectuó masacres de simpatizantes del movimiento revolucionario que
buscaba liberar todo Corea.
Mientras que el norte se desarrollaba como una sociedad socialista, el sur fue
conducido a la economía capitalista mundial como un vasallo de los Estados
Unidos. Las tropas soviéticas salieron del norte después de tres
años, pero Estados Unidos nunca ha terminado de ocupar el sur.
Del 1950 al 1953, cuando EEUU libró una guerra total contra la Corea
socialista, un millón de voluntarios chinos vinieron a ayudar a sus
vecinos. Justo después de haber ganado su propia lucha de liberación,
ellos combatieron para impedir el regreso de los terribles días de
dominación imperialista.
China y Corea
Quizás el establecimiento estadounidense de política exterior pensaba
que esta historia estaba olvidada en China cuando mandó a Hillary Clinton
y su séquito para tratar de intimidar o engatusar a los líderes
chinos para que se suscribieran a la campaña contra la RPDC de
Washington-Seúl. Pero un informe del 25 de mayo en el New York Times
indica lo contrario.
Dice que después de que concluyeron las reuniones EEUU-China, Estados
Unidos “había hecho poco progreso en cuanto a ganar el respaldo de
China para las medidas internacionales contra Corea del Norte por el
hundimiento de un buque de guerra de Corea del Sur” y que “no
había una probabilidad inmediata de una resolución del Consejo de
Seguridad de la ONU para condenar el ataque”. China, como uno de los
cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, tendría el poder de
veto a tal resolución.
El reporte también aceptaba que el gobierno chino “había
expresado escepticismo” sobre la responsabilidad de la RPDC por el
hundimiento.
Esta fue la primera vez que los medios masivos estadounidenses habían
concedido la posibilidad de que la noticia no fuera cierta.
Sin embargo, esto no significa que Washington o Seúl estén listos a
abandonar sus esfuerzos diplomáticos o militares contra la RPDC. Sus
ejercicios militares conjuntos siguen en la agenda.
Como respuesta, la RPDC ha anunciado que está cortando todos los lazos con
el sur y está prohibiendo que todos los buques y aviones del sur entren en
el espacio marino y aéreo del norte. También acusó al sur de
cometer “actos provocativos”, incluyendo la intrusión de
docenas de buques de guerra en sus mares territoriales desde el 14 hasta el 24
de mayo.
Los/as trabajadores/as en los Estados Unidos necesitan resistir la lluvia de
propaganda contra la RPDC que no es más que un preludio de actos agresivos
contra ese país. Deben recordar cómo Washington compuso un guion
semejante como preparativo de la invasión de Irak. Hoy esos cuentos
inventados de “armas de destrucción masiva” no tienen
ningún peso, pero la guerra ocurrió de todos modos, con todas sus
horribles consecuencias. No debe pasar de nuevo.
(Copyright 2005-2012, Workers World. Todos los derechos reservados. Permiso para reimprimir
artículos dado si se cita la fuente. Para más información
escriba a: Mundo Obrero/Workers World, 55 W. 17 St., NY, NY 10011; por e-mail:
[email protected]. WWW: http://www.workers.org)
|