Después de más de una década de lucha
Agricultores africano-americanos ganan indemnización
Por Abayomi Azikiwe Editor de Pan-African News Wire
El 18 de febrero, el Departamento de Agricultura de EEUU (USDA por las siglas
en inglés) anunció la reciente resolución para proporcionar
indemnización y recursos a los agricultores africano-americanos. Una
organización que representa a los agricultores africano-americanos, la
Federación de Cooperativas del Sur / Fondo de Ayuda de Tierra- fundada en
1967, acogió con satisfacción el acuerdo anunciado.
En febrero se celebraron manifestaciones en apoyo a las demandas presentadas
por los agricultores africano-americanos que buscan poner fin a la pérdida
de tierras y a las políticas racistas de la USDA que han obligado a
millones de personas por décadas a abandonar las zonas rurales del sur.
Hubo manifestaciones en Washington, DC; Little Rock, Arkansas; Memphis,
Tennessee; Jackson, Mississippi; Montgomery, Alabama; Columbus, Georgia;
Columbia, Carolina del Sur; y en Richmond, Virginia.
Los agricultores exigían una solución al acuerdo judicial de 1999 que
debía proporcionar una compensación por las décadas de
prácticas discriminatorias de la USDA. Sin embargo, la burocracia federal
puso enormes obstáculos que impidieron que los agricultores recibieran los
fondos de la resolución. Sólo 15.000 de los agricultores
africano-americanos fueron capaces de navegar a través del complicado
papeleo para cobrar la indemnización que según se informó, era
apenas un promedio de $50.000 por familia. La mayoría de los agricultores
fueron excluidos, y en el 2008 el Congreso de EEUU reconoció que
había problemas y concedió un plazo adicional para que otras 70.000
personas solicitaran la indemnización.
A pesar de este supuesto compromiso de acelerar la tramitación de
solicitudes de indemnización, el Congreso recortó unos $1,5 mil
millones en financiamiento que el presidente Barack Obama había incluido
en el primer presupuesto de la actual administración, diseñados
específicamente para los agricultores negros. Obama ha incluido una
cantidad similar en el presupuesto para el próximo año fiscal que
está en marcha ante el Congreso.
Según el representante Mel Watt, del Partido Demócrata de Carolina
del Norte, miembro del Caucus Negro del Congreso, “La cuestión
principal ahora, creo, es que no hay dinero asignado al pago de los
demandantes”. A pesar del hecho de que el Partido Demócrata controla
ambas cámaras del Congreso, no hay ningún compromiso real para
abordar los problemas de los agricultores africano-americanos.
En una manifestación fuera de la USDA el 15 de febrero, John Boyd,
presidente de la Asociación Nacional de Agricultores Negros, trajo a los
legisladores 538 mazorcas de maíz y paquetes de semillas de flores
“No-Me-Olvides”, exigiendo que cada miembro/a de la Cámara de
Representantes y del Senado incluya la suma de $1,5 miles de millones en el
presupuesto de 2010 para la compensación. “Nuestro largo camino a la
justicia debe ahora llegar a un feliz término”, dijo Boyd.
Boyd continuó diciendo: “Hemos sufrido muchas dificultades, esperado
muchos años y viajado muchas millas. Ahora es el momento para que el
Congreso haga su parte y proporcione equidad para los agricultores negros.
Miles de agricultores que no pueden estar en Washington mostraron su apoyo al
viajar largas distancias a través de la nieve y la lluvia para unirse a
nuestras manifestaciones. Estamos aquí para representarlos y hacer que se
cumpla el trabajo. “(PRWEB, 15 de feb.)
En una conferencia de prensa del 4 de febrero, el secretario de prensa de la
Casa Blanca, Robert Gibbs, respondió a una pregunta relacionada con la
difícil situación de los agricultores africano-americanos. Gibbs,
dijo, “Claramente, es algo importante para él [Obama]. Ha sido un
tema trabajado por el gobierno federal durante varias administraciones y que ha
durado muchos años. Obviamente, el garantizar que se haga justicia es
importante en esta situación”. (PRWEB, 15 de feb.)
La portavoz del fondo, Heather Gray dijo sobre la reciente resolución:
“Tras años de negociaciones y preguntas, para los agricultores
negros que nunca han podido resolver sus denuncias de discriminación
contra el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, por fin hay algo de
esperanza. La administración de Obama y los abogados que representan a los
agricultores negros han llegado a un acuerdo en la segunda fase de la demanda
inicialmente presentada por los agricultores negros contra el USDA en
1999”. (The Federation/LAF, 18 de feb.)
Según el director ejecutivo del Fondo, Ralph Paige: “El acuerdo tan
esperado en esta segunda fase de la demanda Pigford es un gran paso adelante.
La suma de $1,25 mil millones propuesta por la administración de Obama es
un gran adelanto sobre los $100 millones ofrecidos por el Congreso en la Ley
Agrícola de 2008. Ahora hay esperanza de que los miles de agricultores
negros cuyos casos han estado pendientes puedan recibir el dinero y recompensa
por los daños después de décadas de
discriminación”.
Una historia de discriminación
y pérdida de tierras
La difícil situación de los agricultores africano-americanos no es en
absoluto un fenómeno nuevo y las reclamaciones contra el gobierno federal
no se originaron con la demanda presentada durante la década de 1990. Este
problema se deriva de la herencia de esclavitud, del fracaso de la
reconstrucción y de las continuadas prácticas discriminatorias de la
USDA y los bancos.
Aunque el movimiento abolicionista luchó por décadas para terminar
con la esclavitud, tomaría una Guerra Civil sangrienta que duró
cuatro años para colapsar esta institución arraigada en la
explotación y opresión extrema de cuatro millones de personas de
descendencia africana. La cuestión de cuáles provisiones serían
otorgadas a los/as ex-esclavos/as, y también para los/as llamados/as
africanos/as libres, fue discutida durante la guerra pero no fue dispuesta
formalmente.
En 1862 algunos comandantes del ejército de la Unión comenzaron a
dividir las plantaciones en las zonas liberadas del sur y proveyeron arreglos
para pequeños agricultores africanos.
En 1865 la primera Ley de la Agencia de Hombres Liberados desarrolló
planes para la venta de terrenos de 40 acres a los ex-esclavos a precios
baratos. Estos terrenos hubieran sido de las plantaciones evacuadas y de las
zonas que no estaban pobladas durante este período.
No obstante, a finales del 1865, el presidente Andrew Jackson paró estas
iniciativas por el ejército de la Unión de repartir terrenos a los
ex-esclavos. Otro acuerdo que fue establecido en 1866 también
promulgó propuestas para la redistribución de tierras, pero a estas
acciones les faltaba un mecanismo efectivo para su ejecución y
consecuentemente apenas fueron implementadas.
Con la falta del compromiso por parte del gobierno para la redistribución
de tierras en el sur, la adquisición de ranchos por africano-americanos
tuvo lugar mayormente de forma individual. Muchos africano-americanos pudieron
conseguir tierra como resultado de las terribles condiciones económicas
prevalecientes en el sur después de la Guerra Civil.
En un estudio de Bruce J. Reynolds en 2002 titulado “Agricultores negros
en América, 1865-2000: la búsqueda de la agricultura independiente y
el rol de las cooperativas”, dice Reynolds que “W.E.B. DuBois
estimó el progreso de la pertenencia de tierras por agricultores negros en
el siglo 19 de la siguiente manera: 3 millones de acres en 1875, 8 millones en
1890, y 12 millones en 1900. El Censo de Agricultura muestra un aumento
continuo del número de agricultores que eran dueños de tierra en el
sur del 1880 al 1890 y otra vez en 1900, pero no distingue entre dueños
blancos y no blancos hasta el 1900. Las cifras del censo muestran que el 1920
fue el año con el máximo número de dueños no blancos de
tierras agrícola en el sur. En términos de la cantidad de acres en
propiedad, el censo muestra que el 1910 fue el año máximo en el sur.
Más de 12,8 millones de acres eran propiedad completa o parcialmente
respectivamente, de 175.290 y 43.177 agricultores no blancos”.
Sin embargo el ascenso de organizaciones terroristas como el Ku Klux Klan y el
abandono de la reconstrucción por el gobierno federal dejaron a los
agricultores africano-americanos y sus familias vulnerables a las campañas
sistemáticas fomentadas por los racistas que forzaron a muchas personas a
huir de sus ranchos violentamente y por la implementación de leyes
estatales a favor de las élites que habían sido dueñas de
esclavos. Este proceso continuaría en el siglo 20, resultando en la
pérdida de millones de acres de tierra adquirida por africano-americanos
en el sur.
Estos esfuerzos de sacar a los agricultores africano-americanos de sus tierras
estaban combinados con la sistemática negación de crédito y por
la adquisición por corporaciones de la tierra agrícola que
ocurrió durante los últimos años del siglo 20. Más
agricultores comenzaron a ver en la agricultura cooperativa una medida de
mantener su subsistencia y su acceso a la tierra.
Sin embargo, como señala Reynolds: “La población de
agricultores independientes está disminuyendo como resultado de la
consolidación de granjas y también por los sistemas de
contratación que disminuyen los requisitos de tomar decisiones por los
agricultores. Mientras continúe esta tendencia, la utilidad de las
cooperativas, así como la capacidad de los agricultores para organizarlas,
disminuirán”.
Para el año 1992, el Censo de Agricultura de los Estados Unidos
reportó que solo quedaban 18.000 agricultores africano-americanos y que la
propiedad de tierras había menguado a 2,3 millones de acres. Desde los
primeros años de la década de 1990 las condiciones para los
agricultores africano-americanos han empeorado con la creciente crisis
económica que ha afectado desproporcionadamente a los grupos nacionalmente
oprimidos en los Estados Unidos.
El clamor de los agricultores africano-americanos forma una parte integral de
la cuestión de opresión nacional en los Estados Unidos. Está
íntimamente ligada a la crisis económica y a su impacto sobre los/as
africano-americanos/as, resultando en la pérdida de millones de empleos y
en ejecuciones hipotecarias. Consecuentemente, la lucha por la justicia para
los agricultores africano-americanos debe incluirse junto a las otras demandas,
incluyendo un verdadero programa de empleos para poner a trabajar a las decenas
de millones de trabajadores/as que están sufriendo los efectos de la
intensificación de la crisis económica en el sistema capitalista
mundial.
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