Clima antiinmigrante provoca asesinatos
Por Paul Teitelbaum Tucson, Arizona
El 30 de mayo, tres miembros de la reaccionaria organización Minutemen
invadieron la casa de Raúl Flores en Arivaca, Arizona, asesinándolo a
él, a su hija de 9 años Brisenia Flores, e hiriendo a su esposa Gina
María González. Los racistas estaban vestidos con uniformes
militares. Ellos le dijeron a la familia que habían estado con la Patrulla
Fronteriza antes de que saquearan la casa y les dispararan.
Activistas locales inmediatamente reconocieron a los tres Minutemen que fueron
arrestados por esta atrocidad como parte del grupo que atacó las
actividades del Primero de Mayo 2009 en Tucson.
Residentes de Arivaca dicen que la familia Flores es muy conocida y querida.
Describieron a Raúl “Junior” Flores como un buen padre y un
hombre generoso. (Green Valley News, 2 de junio)
Arivaca es un pueblo pequeño del sur de Arizona que queda a 10 millas de
la frontera, con una población de un poco más de 1.600 personas.
Está constantemente ocupado por agentes de la Patrulla Fronteriza y de la
Seguridad de la Patria (DHS por las siglas en inglés), y es la base de las
torres de vigilancia ultra tecnológicas SBINET de la DHS/Boeing.
Estos asesinatos racistas siguen al reciente asesinato del Dr. George Tiller y
al ataque en el Museo del Memorial al Holocausto en Washington, D.C. donde el
agente de seguridad afro-americano Stephen Johns fue asesinado por un nazi.
Estos crímenes no son los actos de “asesinos individuales
enloquecidos” como los medios tienden a presentarlos. Son el resultado de
un ambiente racista y antiinmigrante estimulado por los anfitriones ultra
derechistas de programas de televisión como son Lou Dobbs, Rush Limbaugh,
el ex-representante estadounidense Tom Tancredo y otros, por las horribles
redadas de terror del ICE (la Migra), y por el dinero de los impuestos asignado
para mantener en operación a racistas como el Alguacil Joe Arpaio.
Hay treinta leyes antiinmigrante que han sido presentadas en la legislatura
estatal de Arizona desde enero. Estas incluye la reciente ley propuesta SB
1175, la cual requeriría a la policía en todas las ciudades, todos
los pueblos y condados del estado a implementar la ley federal de
inmigración, preguntar el estado inmigratorio de cada persona detenida y
entregar a las personas indocumentadas a los agentes federales si las
acusaciones locales son anuladas.
La ley SB 1280 haría un delito grave el “ocultar, hospedar o evitar
que se descubra” a una persona indocumentada.
La ley SB 1069 tiene el propósito de eliminar los programas de Estudios
Étnicos y las organizaciones multiculturales estudiantiles en todas las
escuelas del estado.
Y para añadir a este ambiente de racismo y fervor antiinmigrante, un
voluntario local de ayuda humanitaria fue declarado culpable de acusaciones
federales de esparcir basura en un parque federal porque dejó botellas de
un galón de agua en el Refugio Nacional de Fauna Silvestre Buenos Aires;
el agua era para salvar la vida de inmigrantes indocumentados/as que atraviesan
esta zona difícil y seca. Este “crimen” lleva una sentencia de
hasta un año en la cárcel y una multa de $10.000.
El mensaje dado por el juez y los fiscales federales es claro: No trate de
hacer algo, ni siquiera el acto más mínimo, para mostrar solidaridad
con los/as inmigrantes.
Mientras continúa la crisis económica, el estado de Arizona está
recortando los presupuestos de educación, salud, y todos los programas
sociales. Además está eliminando los empleos de cientos de
trabajadores/as del estado, del condado y de la ciudad. La introducción de
legislación antiinmigrante y la instigación de sentimientos racistas
que coinciden con la crisis económica son intentos de sembrar divisiones y
miedo entre el pueblo para impedirle que se una.
Pero un movimiento de resistencia está creciendo, con jóvenes y
mayores, estudiantes, maestros/as, trabajadores/as—negros/as, blancos/as,
y latinos/as—uniéndose para exigir el fin del racismo y la
persecución de inmigrantes.
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