EDITORIAL
Influenza Porcina capitalista
Cada desastre, ya sea terremoto, inundación o epidemia, muestra las
fallas en la sociedad.
Tal es el caso de la posible pandemia, o epidemia mundial, de una influenza
virulenta causada por un virus recién mutado. Esta versión humana de
la influenza porcina ha golpeado a México más severamente, y a los
EEUU en segundo lugar. Se ha extendido rápidamente a una decena de
países.
Políticamente, la amenaza más grande es que los demagogos derechistas
intentarán culpar a l@s mexican@s, especialmente a l@s inmigrantes
mexican@, de la propagación de la epidemia. Este es un serio desafío
político a las fuerzas progresistas de los EEUU. Va a demandar un nuevo
esfuerzo de forjar solidaridad entre l@s trabajadores/as inmigrantes y l@s
nacid@s en los EEUU, una solidaridad que será enfatizada en los eventos
del Primero de Mayo a través del país.
El intento de culpar a l@s mexican@s no sólo es odioso, sino que no tiene
ningún sentido. Examinemos los hechos.
El 28 de abril la ABC News reportó que “la primera sospecha de un
caso de influenza porcina en México fue descubierta en el remoto pueblo
agropecuario de La Gloria” el mes pasado. Cerca de 800 personas, de las
2000 que habitan en el lugar, se enfermaron. “La forma más probable
de que este niño se contagiara fue a través de otra persona que
había tenido contacto con los cerdos”, dijo Dr. Kathryn Edwards del
Centro Médico Vanderbilt.
Lo que la ABC no reportó fue que los cerdos estaban en una granja
industrial cercana administrada por una subsidiaria de la Smithfield Farms, un
monopolio agrícola basado en Virginia y Carolina del Norte, notorio por la
contaminación y sus prácticas anti-sindicales. Por muchos años
las comunidades alrededor de estas plantas se han quejado de las condiciones
insalubres y el hedor producido por miles de cerdos y sus excrementos.
El historiador Mike Davis, profesor de la Universidad de California en Irvine y
autor de “El monstruo en nuestra puerta: la amenaza global de la
influenza aviaria”, escribió en el periódico Guardian, basado
en Gran Bretaña, el 27 de abril que el “lodazal fecal de una pocilga
industrial” era el medio más probable para que un nuevo virus de
influenza pudiera desarrollarse. Smithfield, escribió Davis,
resistirá ferozmente cualquier intento de cambio de su peligroso pero
extremadamente lucrativo proceso de producción.
Siendo escritor con mucha experiencia en estas cuestiones, Davis también
mencionó tres obstáculos para la defensa eficaz contra cualquier
pandemia: la deficiencia del sistema estadounidense de salud pública, la
actitud negativa de los Estados Unidos y otros países ricos para promover
facilidades modernas de salud pública en los países pobres, y la
patente de la medicina de influenza Tamiflu, registrada por la
compañía Farmacéutica Roche basada en Suiza, que impide a los
países pobres desarrollar medicinas genéricas anti-virales.
La primera lección de esto es que Estados Unidos tiene un vergonzoso
récord en cuanto al cuidado de la salud. Los billones de dólares
gastados en la guerra debían ser usados para establecer un sistema de
salud nacional de calidad y eliminar la industria privada del cuidado de salud
basada en precios excesivos y ganancias.
En segundo lugar, no se culpe a l@s mexican@s por este brote. Que se investigue
a la Smithfield y se tome acción contra los contaminadores.
Lo otro es que la presión de los bancos imperialistas durante los
últimos 30 años ha forzado a los países pobres a recortar sus
gastos para la salud pública. Esto no solamente ha debilitado el cuidado
de la salud, sino que ha incrementado el peligro de pandemias. En vez de
criminalizar a l@s trabajadores/as inmigrantes y militarizar la frontera con
México, los Estados Unidos debía apoyar los esfuerzos de México
para mejorar su sistema de salud, especialmente porque las corporaciones
estadounidenses como la Smithfield están sacando enormes ganancias
allí por la súper explotación de l@s trabajadores/as
mexican@s.
Y el último punto es que el monopolio de medicinas nuevas que está en
manos de unas pocas farmacéuticas privadas, impide el desarrollo de una
fuente mundial de medicinas genéricas. Para el bien de la salud de la
humanidad, la información médica debe ser compartida y todos los
países deben ser libres de fabricar sus propias medicinas.
Todos estos puntos indican una sola conclusión: que el sistema capitalista
entero es un obstáculo para proteger la vida y la salud de la humanidad
cuando se enfrenta con la influenza porcina o con cualquier otra pandemia.
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