Huelga general opone resistencia al golpe en Honduras
Movimiento popular masivo se opone al régimen militar
Por Berta Joubert-Ceci
30 de junio—Unos 200 soldados del ejército hondureño
fuertemente armados rodearon la casa del Presidente democráticamente
elegido Manuel Zelaya en la madrugada del 28 de junio. Después de disparar
contra la casa, los soldados irrumpieron en la residencia, apuntando sus armas
a la cabeza y al pecho de Zelaya forzándole a montarse en un vehículo
que lo llevaría a un avión con destino a Costa Rica.
Este flagrante golpe militar es un desafío para toda Latinoamérica
progresista. Despertó una inmediata resistencia masiva de las
organizaciones populares y un rechazo activo de los gobiernos progresistas de
América Latina y organizaciones progresistas del mundo. El golpe no ha
recibido ningún apoyo diplomático abierto mundialmente, ni siquiera
de las reaccionarias potencias imperialistas.
Según una agencia de prensa cubana en su reporte desde Honduras “Los
principales gremios, agricultores, organizaciones juveniles y sociales en
Honduras están hoy en su segundo día de huelga contra el gobierno
dictatorial en el país”. (30 de junio, Prensa Latina)
Zelaya ha prometido regresar a Honduras después de dirigirse a la
Organización de Estados Americanos en Washington. El Secretario General de
la OEA José Miguel Insulza, el Presidente de la Asamblea General de la ONU
Miguel D’Escoto, la Presidenta de Argentina Cristina Fernández y el
Presidente del Ecuador Rafael Correa le acompañarán.
Aunque las fuerzas golpistas han expedido una orden de arresto contra Zelaya si
él regresa, todos los sectores sociales y progresistas están
organizando una marcha masiva para darle la bienvenida.
¿Quien respalda el golpe?
Este golpe militar sirvió a los intereses de un pequeño grupo de
adinerados oligarcas y a las fuerzas políticas derechistas
pro-estadounidenses en Honduras que se oponen a la administración de
Zelaya. Estos derechistas están en contra de las reformas que Zelaya ha
estado implementando dirigidas a ayudar a la gente de bajos ingresos, las/os
obreras/os y las/os desfavorecidas/os. Aborrecen la decisión de Honduras
el año pasado de unirse a la Alternativa Bolivariana de las Américas
(ALBA), una organización que promueve la cooperación regional que ya
incluye a Bolivia, Cuba, Dominica, Ecuador, las Granadinas, Nicaragua, San
Vicente y Venezuela.
Los países miembros del ALBA se comprometen a trabajar para el beneficio
de los pueblos, no para el de las corporaciones multinacionales, para poner los
intereses del pueblo ante del lucro, para hacer que su lema sea la solidaridad
en el comercio y la cooperación cultural, en deportes, ciencias y en todo
tipo de esfuerzos, y para operar como un grupo que no compite entre ellos sino
que buscan la integración de la región.
Esto contrasta muy agudamente con las relaciones comerciales con Estados
Unidos, el mayor socio de la economía hondureña.
Zelaya tomó posición en el 2005. Y aunque procede del Partido Liberal
de centro-derecha, ha tomado posiciones progresistas recientemente, e incluso
ha expresado su solidaridad con la Revolución Cubana.
Hacia el golpe
Los conspiradores del golpe actuaron justo cuando se iba a conducir un sondeo.
Era una encuesta no vinculante donde se le pedía a las/os votantes su
opinión sobre si querían que en las próximas elecciones de
noviembre hubiera una cuarta urna con la pregunta de cambiar o no la
Constitución de Honduras. La encuesta era no vinculante porque la
mayoría en la Legislatura, que está contra Zelaya, había
aprobado una ley prohibiendo tener cualquier referéndum 180 días
antes del fin del término presidencial del actual presidente y el
término de Zelaya finaliza a comienzos del año 2010.
El pueblo de Honduras había enviado 400.000 firmas a la oficina del
Presidente pidiendo un referéndum sobre el cambio de la actual
Constitución, la cual perciben como inadecuada para las necesidades de la
mayoría de la población.
El 24 de junio, Zelaya ordenó al Jefe de Estado Mayor General Romeo
Vásquez, un graduado de la tristemente célebre Escuela de las
Américas en los EEUU, distribuir el material de sufragio a los centros de
votación en todo el país. Vásquez se negó, alegando que la
consulta era “ilegal”. Zelaya ordenó entonces la
destitución de Vásquez. Más tarde la Corte Suprema de Justicia,
opuesta también a Zelaya, reintegró a Vásquez.
Las urnas que estaban almacenadas en una base aérea militar, luego fueron
liberadas por el pueblo y por el mismo Zelaya.
Antes del golpe, muchos sectores aliados a la oligarquía, entre ellos
miembros del Congreso, grupos de la oposición, el clero y los empresarios,
le pidieron al pueblo que se quedara en casa y se abstuviera de votar.
Bajo ataque Zelaya y su gabinete
Cuando Zelaya llegó al aeropuerto en Costa Rica el 28 de junio, él y
el presidente de Costa Rica Oscar Arias convocaron a una conferencia de prensa.
Arias expresó su oposición al golpe y su solidaridad con Zelaya,
quien por primera vez pudo denunciar públicamente el golpe.
Mientras en Tegucigalpa, la capital de Honduras, los militares perseguían
a cada miembro/a del gabinete de Zelaya, quienes aún hoy se encuentran en
situación de riesgo. El ejército rodeó la casa de la Canciller
Patricia Rodas, quien llamó a los embajadores de Cuba, Nicaragua y
Venezuela para protección. Cuando los militares irrumpieron en la casa,
los embajadores abrazaron a Rodas para prevenir que las tropas le hicieran
daño.
Los soldados los golpearon y se llevaron a Rodas y al embajador cubano con
ellos. A la fuerza condujeron a Rodas a una base de la fuerza aérea
llevándola luego a México. Al embajador cubano lo dejaron en medio de
una carretera.
Resistencia del pueblo al golpe militar
Roberto Micheletti, presidente del Congreso Nacional y principal conspirador
del golpe, rápidamente fue juramentado como el “nuevo
presidente” de Honduras en lo que fue una repetición del golpe del
2002 contra el Presidente de Venezuela Hugo Chávez. Micheletti leyó
una falsa “carta de renuncia” de Zelaya fechada el 25 de junio y
con una firma falsificada. Unos minutos más tarde, Zelaya apareció en
TeleSUR y CNN en Español desde Costa Rica diciendo que de ninguna manera
había renunciado, sino que fue removido de su cargo por la fuerza.
Al enterarse del golpe, los movimientos sociales de Honduras comenzaron a
reunirse frente al Palacio Presidencial en apoyo a Zelaya, rechazando al
régimen golpista. Desafiaron el toque de queda impuesto por Micheletti y
se quedaron toda la noche, prometiendo bloquear el camino para que el usurpador
no llegara al palacio. El pueblo armó barricadas en varias calles que
rodean el palacio, escribió grafiti en las paredes a favor de Zelaya y en
contra de Micheletti, incendiaron neumáticos y estacionaron camiones de
agua en frente del palacio presidencial.
Los sindicatos, estudiantes, mujeres y otros sectores sociales se movilizaron.
Una efectiva huelga nacional se inició el 29 de junio y todas las escuelas
se cerraron. Al día siguiente tres sindicatos importantes del sector
público comenzaron una huelga general. Unos 100.000 trabajadores se
sumaron a la huelga, de acuerdo a Oscar García, Vicepresidente de SANAA,
el sindicato de trabajadores de acueductos y alcantarillados de Honduras. (CNN,
30 de junio)
Micheletti inició un reinado de terror, ordenando la dispersión de
los manifestantes, por la fuerza si fuera necesario. El país fue
militarizado. El ejército cerró los caminos, previniendo que grupos
de indígenas y otros viajaran a Tegucigalpa para unirse a la
resistencia.
La electricidad fue cortada en partes de Tegucigalpa, haciendo extremadamente
difícil la comunicación telefónica y de Internet. El canal
oficial de televisión fue cerrado al igual que otras estaciones que
habían estado informando sobre el golpe. Sólo las cadenas privadas se
encontraban en el aire, difundiendo programas de dibujos animados y otros que
no tenían nada que ver con los hechos, reportando falsamente que el
país estaba en completa calma.
Se intensificó la represión. Sobrevolaban helicópteros; tanques
y tropas armadas fuertemente reforzaron al ejército y la policía fue
movilizada. Las fuerzas armadas dentro del área del Palacio Presidencial
comenzaron a marchar hacia las/os manifestantes que estaban al otro lado del
cercado. Se podían oír disparos, y gases lacrimógenos fueron
lanzados contra el pueblo desarmado. Al final del día 29 se reportó
que una persona había muerto, más de 100 heridas/os, y más de
300 estaban encarceladas/os.
TeleSUR y los medios
TeleSUR, basada en Venezuela pero con recepción en toda
Latinoamérica, fue el único medio masivo que consistentemente
informaba al mundo sobre este horrible acontecimiento. Hasta CNN en
Español mostró pietaje de TeleSUR. Esta lucha ha mostrado el rol
decisivo de los medios progresistas. La comunidad internacional progresista
pudo responder rápidamente debido a TeleSUR. Sus equipos de reporteras/os
y camarógrafas/os valientemente transmitieron constantemente,
entrevistando al pueblo en Tegucigalpa, y mostrando imágenes de la lucha
que provocaban lágrimas de desaprobación.
Más tarde el 29 de junio, debido a su rol crucial en revelar este golpe
criminal, miembras/os del equipo de TeleSUR fueron arrestadas/os, y sus
teléfonos celulares y documentos personales fueron confiscados. Debido a
la acción diligente de muchas personas que trabajan en los medios, y con
la ayuda del embajador venezolano, el equipo de TeleSUR fue liberado y
continuó la transmisión de noticias el día siguiente.
Líderes progresistas de Latinoamérica responden
El Presidente Rafael Correa del Ecuador y el Presidente Chávez de
Venezuela declararon que nunca más un país latinoamericano será
dejado en las manos de golpistas derechistas. El Presidente Daniel Ortega de
Nicaragua rápidamente ofreció su país para ser sede de tres
importantes conferencias de urgencia para debatir el caso de Honduras. Todas
fueron convocadas para el 29 de junio, el día después del golpe.
Primero se reunió la ALBA, luego el Sistema de Integración de
Centroamérica (SICA), y al final del día el Grupo Rio, el cual consta
de 24 naciones latinoamericanas y caribeñas. Estados Unidos no pertenece a
ninguno de estos tres grupos.
Expresando urgencia, estos líderes estaban firmemente resueltos a prevenir
que un golpe derechista eliminara los avances que los movimientos y gobiernos
populares y progresistas han logrado en la región. Hasta los gobiernos
latinoamericanos menos progresistas denunciaron el golpe y demandaron la
reinstalación inmediata de Zelaya.
Los países del ALBA y SICA prometieron retirar a sus embajadores de
Honduras hasta que Zelaya sea reinstalado. Otras medidas que tomaron fue cerrar
las fronteras con Honduras, congelar préstamos y fondos, incluyendo el
financiamiento de eventos deportivos y culturales, además de otras medidas
que paralizarían al régimen golpista.
Hasta los grupos de trabajo de la OEA y de la ONU convocaron reuniones de
emergencia donde condenaron el golpe. La OEA en su totalidad quedó en
reunirse el 1º de julio en Washington, DC.
Casi todos los movimientos progresistas del mundo han condenado el golpe. La
mayoría de los gobiernos se han opuesto públicamente. Brasil, Chile y
México se unieron a los esfuerzos del ALBA y SICA para retirar a sus
embajadores de Honduras. El ministro de relaciones exteriores de España
dijo que va a recomendar acciones semejantes por la Unión Europea.
Aún el Presidente estadounidense, la Secretaria de Estado y el Embajador a
Honduras han tenido que oponerse públicamente al golpe y reconocer a
Zelaya como el único presidente hondureño.
El rol de los Estados Unidos es ambiguo. Debido a la conexión del
Pentágono con el ejército hondureño, es dudoso que los
hondureños hubieran podido actuar sin que personas importantes del
gobierno estadounidense y del Pentágono lo supieran. El rechazo
público del golpe por el Presidente Barack Obama, aunque leve—fue
inusitado—y pone en tela de juicio la cuestión de quién en la
clase dominante estadounidense formula la política de este país.
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