Cuba cambia, pero no según el guión de los EEUU
Por Deirdre Griswold
En la enorme red de espionaje de los EEUU, sin duda alguna hay salones enteros,
quizás hasta edificios enteros de “expertos” cuya tarea es la
de analizar lo que está pasando en Cuba. Estudian toda clase de datos,
algunos publicados abiertamente por el gobierno cubano, otros proporcionados, o
mejor dicho vendidos por contrarrevolucionarios cultivados por
diplomáticos o agentes estadounidenses.
Pero estos expertos no solo analizan. Su objetivo es el de intentar encontrar
resquicios en el blindaje de ese extraordinario país socialista con la
esperanza de un día devolverlo al “mundo libre”, que significa
el mundo que ha sido “abierto” como una lata de sardinas para ser
explotado libremente por las corporaciones y los bancos de los EEUU.
Considerando la cantidad de dinero que EEUU gasta en su guerra abierta y
encubierta contra Cuba, debe ser bastante embarazoso que sus predicciones
siempre resulten equivocadas. Juzgando por las declaraciones de oficiales del
gobierno de los EEUU y sus cotorras en los medios de comunicación
corporativos, la Revolución Cubana debía haber sido derrocada hace
décadas.
Cuando Cuba perdió sus principales socios económicos con el colapso
de la Unión Soviética y los estados del Este de Europa, estos
expertos se regocijaron diciendo que Cuba sería la próxima
víctima. Establecieron un fondo encabezado por Jeb Bush, que recaudó
por lo menos $10 miles de millones de aquellas personas que invertirían en
lo que pronto sería una Cuba capitalista. Aquellos inversionistas
desilusionados deben estar bastante enojados con Bush hoy. ¿Qué
pasó con ese dinero?
Cuba pasó por un período extremadamente difícil a comienzos de
los años 90 cuando hizo ajustes penosos a su economía. Su PNB se
redujo enormemente. Había todo tipo de escasez. Pero no hubo ninguna
rebelión ni represión de las masas — como hubiera pasado en
cualquier otro país. El pueblo sabía que l@s líderes cuban@s
estaban compartiendo con ellos las mismas dificultades y que su sistema
socialista era justo, a pesar de las pesadas circunstancias. No le echaron la
culpa de los problemas a l@s líderes. Tod@s trabajaron junt@s para que el
país pudiera funcionar bien nuevamente. Se conducían debates
democráticos sobre qué hacer en todas las organizaciones de masa.
Cuando Fidel Castro, cuya vida está estrechamente entrelazada a la
revolución cubana, se enfermó hace algunos pocos años, hubo otro
torrente de predicciones surgiendo del coloso imperialista del norte. Dijeron
que se había muerto. Que no se murió pero que no iba a sobrevivir. O
que sobreviviría pero sin ninguna capacidad mental. Y que la
revolución no duraría sin Fidel.
El mes pasado Fidel se reunió con la presidenta de Chile quien estaba de
visita en La Habana. Las fotos en la prensa cubana la mostraron con un Fidel
más delgado pero de pie, erguido y alto. Sus columnas regulares en el
periódico Granma son prueba de su agudo interés en todo lo que
sucede, aunque ha renunciado a sus puestos oficiales a causa de su estado
físico.
Los rumores más recientes que han corrido en los medios masivos
estadounidenses dicen que la reorganización de algunos sectores del
gobierno cubano y la sustitución de algunos oficiales muy conocidos
prueban que la revolución y el Partido Comunista tienen problemas.
Por supuesto, si tod@s l@s líderes del gobierno se hubieran quedado en sus
puestos, éstos lo hubieran criticado como una muestra de que Cuba estaba
osificada, burocrática, etc. De cualquier forma, la máquina
propagandística del hostil e imperialista Estados Unidos, produciría
su propio “análisis”.
El anuncio de los cambios llegó en un mensaje oficial del Consejo de
Estado. Decía que después de que las propuestas fueron presentadas a
la legislatura cubana, conocida como Asamblea Nacional del Poder Popular,
estableciendo que “se requiere una estructura más compacta y
funcional, con menor número de organismos de la administración
central del Estado y una mejor distribución de las funciones que
cumplen”, el Consejo de Estado estuvo de acuerdo en reorganizar unas
agencias y trasladar cuadros a sectores diferentes de responsabilidad. (Granma,
2 de marzo)
Presentó entonces una lista de los cambios incluyendo los nombres de las
personas que iban a removerse y las que les iban a reemplazar.
Al otro día en su columna, Fidel Castro dijo que le habían consultado
sobre los cambios, aunque las personas en los puestos de gobierno no
tenían la obligación de hacer eso porque “renuncié hace
rato a las prerrogativas del poder”. Eso fue una respuesta a los enemigos
de Cuba que estaban tratando de ponerle a él y a su reputación en
contra de sus camaradas que ahora gobiernan el estado.
Los medios masivos estadounidenses no han prestado mucha atención al hecho
de que tres de las personas que ahora dirigen ministerios son mujeres, y que
dos de estas mujeres remplazan a hombres. Una de ellas, María del Carmen
Concepción González, dirigirá el nuevo Ministerio de la
Industria Alimenticia, la cual fusiona dos ministerios que antes estaban
separados — alimenticio y pesquero y que estaban dirigidos por
hombres.
El Consejo de Estado dice que “continuará estudiando la actual
estructura del Gobierno con el objetivo de reducir gradualmente su envergadura
y elevar su eficacia”.
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