El cruel legado de Bill Clinton
Asistencia pública se desvanece mientras profundiza la pobreza
Por Fred Goldstein
Mientras millones de personas pierden sus hogares y sus empleos, los gobiernos
estatales están reduciendo la mísera asistencia disponible a l@s
pobres y desemplead@s.
Unos 2,6 millones de empleos se perdieron en el 2008. El anuncio de 500.000 a
600.000 despidos en enero se espera pronto y cientos de miles de recortes de
empleo más ya están programados para febrero.
Sin embargo, el número de personas que reciben asistencia en efectivo
durante esta crisis permanece “al nivel, o cerca del nivel más bajo
en 40 años.” En un artículo publicado el 2 de febrero por el
diario The New York Times se reportaron estas nefastas cifras.
De hecho, dieciocho estados recortaron sus listas de asistencia pública en
medio de esta crisis. Michigan, uno de los dos estados con una cifra oficial de
desempleo de más del 9 por ciento, recortó su lista de asistencia
pública en un 13 por ciento. De los 12 estados donde el desempleo ha
subido más rápidamente, ocho de éstos han recortado sus listas o
las han dejado igual.
De los 10 estados con las tasas más altas de pobreza infantil, ocho
mantuvieron el mismo nivel de casos o redujeron aún más las listas.
Cinco estados tuvieron reducciones de doble dígitos en las listas de
asistencia pública, incluyendo a Texas, que terminó la asistencia
pública a 15 por ciento de l@s recipientes.
Estos recortes, dirigidos primordialmente contra las mujeres, llegan en un
momento cuando el desempleo entre las mujeres sin educación de escuela
superior y en edades entre los 20 y 24 años, subió al 23,9 por
ciento, del 17,9 por ciento hace un año. Celia Hagert del Centro para la
Política Pública en Austin, Texas, dijo al diario The New York Times,
“Estamos simplemente sacando a las familias del programa.”
Rhode Island cerró los casos de 2.200 niñ@s porque sus familias ya
habían estado en las listas de asistencia pública más tiempo del
permitido de sesenta meses durante la vida del/la beneficiado/a.
Bill Clinton destruyó la asistencia pública, forzando a
millones de personas a la pobreza
El programa bajo el cual la asistencia pública se distribuye se llama
Asistencia Temporal para Familias Necesitadas (TANF, siglas en inglés).
Este draconiano programa fue instalado en el año 1996 durante la
administración de Clinton. Este reemplazó un programa de hacía
60 años que se inició bajo las políticas del Nuevo Trato,
[programas de rehabilitación económica durante los años 1933 a
1939 por el entonces Presidente Franklin D. Roosevelt,] titulado Ayuda a las
Familias con Niñ@s Dependientes (AFDC, siglas en inglés).
Bill Clinton llegó a la presidencia comprometiéndose a
“terminar con la asistencia pública que conocemos.” Eso fue
una forma de decir “Vamos a destruir la asistencia pública.” Y
eso fue lo que Clinton hizo, en un pacto con un congreso bajo el control
republicano encabezado por el derechista y reaccionario Newt Gingrich.
Después de firmar el proyecto y convertirlo en ley, Clinton se jactó
diciendo que “la era del gran gobierno había terminado.”
Por supuesto que Clinton no se refería al “gran gobierno” del
Pentágono, el FBI, la CIA, etc. Lo que él hizo fue algo que la clase
gobernante buscaba desde hace mucho tiempo: permitirles tomar el dinero que se
le había dado a las madres solteras con niñ@s que fueron abandonadas
por el capitalismo y dejadas solas a la deriva en el mar de su pobreza. Ellos
además querían forzar a millones de mujeres empobrecidas fuera de las
listas de asistencia para así crear una vasta adición explotable a la
fuerza laboral.
Bajo el programa AFDC, las mujeres con hij@s que llenaron las condiciones de
tener poco o ningún ingreso, igual que hombres con poco o ningún
ingreso que no pudieran tener empleo, tenían el derecho de solicitar la
ayuda. La asistencia en efectivo era mínima y el proceso de solicitar
difícil y degradante. Sometiéndose a las hostigantes e invasivas
inspecciones mensuales para retener los beneficios constituían una
práctica más denigrante aún. Puesto que los beneficios eran
primordialmente para madres solteras, las mujeres tenían que ocultar
cualquier relación con un hombre para mantener los ínfimos pagos
recibidos del estado capitalista.
Sin embargo, la AFDC era vital para la existencia de millones de mujeres y sus
hij@s. Debido a generaciones de discriminación racista, ellas eran
desproporcionalmente africana-americanas y latinas, pero millones de familias
blancas pobres también se beneficiaron. Era un apoyo básico de
subsistencia. Además estaba garantizado por ley a cualquiera que
calificara.
Bajo la administración Clinton, el derecho a la asistencia pública
llegó a un cruel final. TANF dio subvenciones en bloque en cantidades
fijas a los estados para que hicieran prácticamente lo que quisieran. Los
estados tuvieron que remover a millones de mujeres pobres de sus listas en los
infames programas “de la asistencia al trabajo”. Muchos gobernantes
reaccionarios disfrutaban al ver la posibilidad de mandar a estas pobres
mujeres a la fuerza laboral, las cuales estaban usualmente forzadas a tomar un
trabajo tedioso y mal pagado en el sector público o privado.
L@s trabajador@s tenían que laborar una semana en estos trabajos mal
pagados para ganar una asistencia disminuida y sólo podían obtener
esta ayuda durante cinco años durante toda su vida. Las mujeres que
trataban de ir a la escuela para aprender una destreza eran forzadas a escoger
entre recibir los beneficios o ir a la escuela si su educación las forzaba
a reducir las horas de trabajo.
La ley era tan draconiana que el secretario asistente de salud y servicios
humanos, Peter Edelman, renunció en protesta y escribió una larga
acusación en la edición de marzo de 1997 del Atlantic Monthly
titulada “Lo Peor que Hizo Clinton.”
En ese tiempo este autor escribió una carta abierta a Edelman en la
edición del periódico Workers World/Mundo Obrero del 27 de marzo de
1997 titulada “Echemos abajo la Ley de Asistencia Publica.”
(workers.org/ww/1997/edelman.html).
Nuestra carta decía en parte: “Nos inclinamos a estar de acuerdo con
el título del artículo...[a pesar de que Clinton] a hecho muchas cosa
terribles. Estas cosas incluyen la Ley del Crimen que financia prisiones, la
policía, y la pena capital; la Ley Antiterrorista que aumentó el
poder represivo del FBI y terminó con el derecho del Habeas Corpus; la
extensión del bloqueo criminal a Cuba al firmar el Acta Helms-Burton; la
continuación de las sanciones criminales contra Irak, y muchas otras
medidas reaccionarias.
La carta citó cómo Edelman mostró que “un total de 11
millones de familias, 10 por ciento de todas las familias estadounidenses
— perderían sus ingresos bajo esta ley. Esto incluía más
de 8 millones de familias con hij@s, muchas de las familias que trabajaban
afectadas por recortes de los cupones de alimentos, que resultaban en un
promedio de $1.300 por cada familia.”
“Usted muestra,” continuó la carta, “que casi 800.000
inmigrantes perderán sus beneficios de Ingreso de Seguridad Suplementaria
(SSI por las siglas en inglés) y sus cupones de alimentos que suman $24
mil millones en seis años. Y que 100.000 a 200.000 niñ@s con
discapacidades, la mayoría de ell@s con múltiples discapacidades,
perderán el SSI”.
En ese entonces, Edelman dijo, “Éste no es una ley de asistencia
social . . . sino recortes” para familias pobres y trabajadoras. La carta
abierta concluyó con un llamado a enfocar la culpa hacia el
Pentágono, los banqueros y los capitalistas y para convocar un movimiento
para derrocar esta ley.
Se cayó el otro zapato
Más importante aún, la ley nueva estableció una cantidad fija
para la totalidad de la asistencia social nacional, sin importar cuántas
personas necesitaran asistencia. Esto no sólo era algo totalmente cruel,
altamente racista e injusto en ese tiempo, sino que inevitablemente
resultaría en un desastre para tod@s l@s trabajador@s. El minuto en que
surgiera una crisis económica y a l@s trabajador@s se les acabaran los
beneficios por desempleo, las masas de desemplead@s caerían en la más
terrible pobreza y sufrimiento.
Hoy en día el país está en medio de una crisis económica
enorme y creciente que está incluyendo a más y más sectores de
la clase trabajadora. Pero por la destrucción de Clinton de los programas
de asistencia social, con el cambio de AFDC a TANF, los números de casos
que necesitan asistencia social han caído cada año desde el 1994. El
nivel actual de 4,1 millones no ha sido visto desde 1964. El hecho es que los
beneficios en efectivo pagados bajo el TANF desde octubre del 2008, han sido
sólo un 30 por ciento de los beneficios que se hubieran pagado bajo la
AFDC.
El grupo de Clinton se ha movido en su mayor parte a la administración
presente, incluyendo a Hillary Rodham Clinton y Rahm Emanuel, entre otros.
Éste es el grupo que ayudó a Clinton y Gingrich a empuñar el
hacha que cayó encima de l@s trabajador@s y oprimid@s y que ahora
está intensificando el sufrimiento.
El único camino para darle marcha atrás a este ataque devastador
contra l@s trabajador@s y l@s oprimid@s, es movilizar una campaña masiva
para luchar que exija no solamente beneficios mínimos, sino la total
garantía de un trabajo a salarios justos con beneficios o ingresos que den
lo suficiente para vivir. Éste debe ser el verdadero derecho de la clase
trabajadora multinacional.
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