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Detrás del aumento de tropas

El Pentágono fija curso hacia una guerra más amplia en Asia

Por John Catalinotto

Washington ya ha comenzado a enviar más tropas para ocupar a Afganistán luego del discurso del Presidente Barack Obama el 1 de diciembre en West Point. En Afganistán como en Irak, la ocupación por Estados Unidos traerá la muerte de más afganos civiles y más soldados estadounidenses. Amenaza con comenzar una guerra civil en Pakistán, mientras continúa la ocupación de Irak.

Como la guerra en Irak, esta guerra también tiene el apoyo de banqueros, ejecutivos corporativos y generales estadounidenses. Nace de la motivación por asegurar los recursos de energía y otras materias primas y mercados, para rodear a Rusia y a China con bases militares y para evitar exponer las debilidades del Pentágono. La dirigencia de los Estados Unidos depende del poder militar de este país para superar las debilidades económicas que se están agudizando durante el bajón económico capitalista.

La opinión de la clase dominante se vio reflejada en el editorial y la sección de opinión publicados en el periódico The New York Times y el Washington Post, los más influyentes de la prensa corporativa estadounidense.  Según un reporte de la agencia Fairness and Accuracy in Reporting (Rectitud y Precisión en los Media), los artículos de opinión en el New York Times, favorecían 5 a 1 a la guerra y en el Washington Post 10 a 1. (fair.org, diciembre)

El Partido Republicano también ha felicitado a Obama por optar por el aumento de tropas. Las cadenas noticieras más chauvinistas como la Fox y los políticos más militaristas como Dick Cheney han estado presionando agresivamente por una guerra más amplia. Ellos han expresado desaprobación hacia Obama por cada señal de vacilación.

El mismo Obama resaltó el problema de pagar por la guerra cuando invitó a Peter Orszag, el encargado del presupuesto, para que asistiera a la reunión del consejo ministerial de guerra antes del discurso del primero de diciembre. Durante esta severa crisis económica el aumento en los costos para la guerra saldrá directamente de los fondos que podrían ser utilizados para proveer empleos y servicios para los/as trabajadores/as desempleados/as del país. Esta es una razón más para que los/as organizadores/as se unan  con quienes se oponen a la guerra y los/as que luchan por empleos, derechos de los/as trabajadores/as y por la justicia económica.

El costo de la guerra — con otros $50 mil millones para el aumento el próximo año — reducirá el apoyo a la administración al limitar los fondos disponibles para proveer empleos y servicios sociales para los/as trabajadores/as y el pueblo oprimido quienes fueron los partidarios más fuertes de Obama.

Ahora es la guerra de los Demócratas

La nueva administración ha tomado la responsabilidad de la guerra en Afganistán, la cual fue lanzada por la administración de George W. Bush en octubre del 2001 luego del 11 de septiembre antes de tornar la atención del Pentágono hacia el país rico en petróleo, Irak. La política unilateral de la pandilla de Bush fracasó en Irak y Afganistán y debilitó el imperialismo estadounidense en el resto del mundo.

Ahora la clase gobernante espera de un gobierno que combina a Demócratas con Republicanos “moderados” como el Secretario de Defensa Robert Gates, que dirija la próxima fase del intento de Washington para reconquistar el que fuera mundo colonial. La prensa ha comenzado a llamar la ocupación de Afganistán la “guerra de Obama.”

La ejecución de esta guerra sin embargo, sigue muy de cerca los planes establecidos el verano pasado por el General Stanley McChrystal. El Pentágono manda.

El Presidente, la Secretaria de Estado Hillay Clinton y Gates tienen ahora la tarea de cómo vender esta guerra criminal a la población de Estados Unidos y al mundo. Esta tarea requiere la propagación pública de mentiras sobre el carácter de la resistencia afgana, el forzar a los aliados de la OTAN a que den más de sus tropas para la guerra, y el forzar a Pakistán a que utilice su ejército en contra de la población de la región que limita con Afganistán.

Las dos presentaciones públicas de la Secretaria después del 1 de diciembre redujo una declaración en el discurso de Obama que difería con la propuesta del Pentágono: que el compromiso de las tropas no era un compromiso sin fin y que las tropas estadounidenses comenzarían a retirarse de Afganistán en julio del 2011.

Gates rápidamente enterró ese mito. “Tendremos 100.000 soldados allá”, dijo Gates durante una entrevista en Meet the Press, de la NBC,  “y ellos no se retirarán en julio del 2011. Algunos o un pequeño número, o lo que las condiciones permitan, entonces comenzaremos a salir”.

En otras palabras, no será fácil para la Casa Blanca ordenar el retiro en el 2011 como fue ordenar el escalamiento en el 2009, no importa cuántos afganos sean masacrados, o cuántas tropas estadounidenses mueran o sean heridas, cuán corrupto sea el régimen títere afgano o cuánto la guerra reduzca las arcas del Departamento del Tesoro de Estados Unidos.

No debemos olvidar que todavía hay tropas estadounidenses ocupando bases en Irak y Kosovo después de una década, y en Corea luego de 56 años, después de guerras dirigidas tanto por administraciones Demócratas como Republicanas.

Poniendo presión en Bruselas e Islamabad

Clinton estuvo en Bruselas el 4 de diciembre para explicar los planes de Obama mientras pedía 10.000 tropas más a otros países de la OTAN.  Es este aspecto de la política estadounidense de guerra que se diferencia la administración nueva Demócrata de la última administración Republicana: la nueva administración trata de incluir a sus aliados imperialistas en sus aventuras militares y como recompensa compartir una parte del saqueo.

Clinton dijo que se sentía alentada por las promesas de la OTAN de contribuir con 7.000 tropas.  La OTAN se negó a publicar una lista de los países que han prometido tropas. Una lista completa hubiera podido revelar las debilidades.

El socio imperialista menor de Washington en Londres ha prometido más tropas;  Italia prometió otras 1.000; y Francia y Alemania dicen que esperarán hasta una reunión sobre Afganistán el 28 de enero en Londres antes de comprometerse a enviar más tropas.  Canadá y los Países Bajos han estado planeando retirar los contingentes substanciales que tienen en Afganistán.

Georgia, la ex república soviética que ahora es un estado cliente débil de los Estados Unidos con un régimen impopular, ha prometido 900 tropas.  ¿Cuántas de las 7.000 tropas vendrán de esos países que antes eran socialistas y cuyos regímenes dependen de Washington y temen a sus propias poblaciones?

En casi cada país europeo de la OTAN y también en los Estados Unidos, la ya intensa oposición a la aventura afgana crecerá al aumentar las bajas en Asia Central.  La ocupación de Afganistán es ahora mucho más una ocupación estadounidense que la que fue bajo Bush.

¿Guerra civil en Pakistán?

La situación es aún más dramática con respecto a Pakistán.  El 8 de diciembre el New York Times reportó:  “La administración de Obama está poniendo más presión a Pakistán para que luche contra el Talibán que está dentro de sus fronteras, amenazando que si no se actúa más agresivamente, Estados Unidos usará considerablemente más fuerza dentro de Pakistán para terminar los ataques del Talibán contra las tropas [estadounidenses] en Afganistán”.

Eso es fácil para Washington de exigir, pero difícil para Islamabad de obedecer. Washington está confrontando al frágil gobierno civil de Pakistán con un dilema.  O empieza una guerra civil contra una parte de su población o Estados Unidos utilizará ataques bombardeando desde aviones sin pilotos que matarán a muchas personas civiles en las llamadas Zonas Tribales y en Beluchistán.

La enorme ofensiva pakistaní que acaba de tener lugar en las provincias de la frontera ya ha resultado en bombardeos diarios en ciudades importantes de Pakistán, algunos dirigidos contra instalaciones militares y policiales, por las fuerzas anti-Estados Unidos y anti-gubernamentales.  Otros bombardeos caen sobre la población civil, y es difícil saber quiénes son los responsables.

Las exigencias de los Estados Unidos en Pakistán están complicadas por el apoyo anterior del Ejército Pakistaní al Talibán que ayudó a llevarlos al poder en Afganistán en 1996 con el objetivo de establecer un régimen estable.  Algunos en el ejército y la policía secreta de Pakistán preferirían un régimen del Talibán en Afganistán a muchas otras posibilidades. Así, la intensificación estadounidense en Afganistán, y la presión sobre Pakistán, podrían resultar en una guerra civil en un país de 170 millones personas y que tiene armas nucleares.

El Talibán hace una propuesta

La propaganda estadounidense sobre Afganistán, incluyendo el discurso de Obama el primero de diciembre, agrupa juntos el Talibán, al-Qaeda, las fuerzas insurgentes pakistaníes, y toda la resistencia de Afganistán.  La verdad es más complicada.

La resistencia afgana está compuesta por el Talibán, de grupos locales armados que tienen lealtades tribales, y de afganos laicos cuya política tiene su raíz en el gobierno revolucionario de 1978-1991. Aparentemente al-Qaeda también participa aunque tiene menos de 100 miembros según los cálculos de Washington.

Al-Qaeda no tiene ningún miembro afgano y consiste en la mayor parte de sauditas y egipcios. Se ha responsabilizado de los ataques del 11 de septiembre contra Estados Unidos. Al-Qaeda y su líder Osama bin-Laden, quien fue satanizado como el mayor enemigo de los Estados Unidos después del 11 de septiembre pero al cual casi ni se oye nombrar, estaban apoyados al principio por los Estados Unidos.  En aquellos días al-Qaeda suministró luchadores voluntarios contra las tropas soviéticas que habían estado ayudando al gobierno progresista afgano en los años 80.  Al-Qaeda se volvió en contra de los Estados Unidos después de que tropas estadounidenses ocuparan bases en Arabia Saudita.

El Talibán, que se desarrolló de un grupo juvenil de fundamentalistas religiosos, dirigió el gobierno afgano desde 1996 con un programa reaccionario muy opresivo contra las mujeres, semejante a la mayoría de los grupos que hoy en día respaldan al títere régimen afgano. El Talibán fue derrocado por la invasión estadounidense en octubre del 2001. Aunque en esa época el Talibán era muy poco sofisticado, en los ocho años de ocupación el Talibán se ha convertido en el grupo más importante de la resistencia afgana, la cual controla 11 de las 34 provincias de Afganistán.

La primera respuesta del Talibán al discurso de Obama fue decir: “El aumento de tropas estadounidenses no tendrá ningún impacto (sobre la guerra), sino que dará a los muyahidines más posibilidades de multiplicar sus ataques contra ellos y por otra parte sacudirá la ya frágil economía estadounidense”.  (South Asia News, 2 de diciembre)

El Talibán también prometió no “entrometerse en el Oeste” si los Estados Unidos y la OTAN se retiran de Afganistán. (Wall Street Journal, 5 de diciembre)

Por lo visto, no es el Talibán cuya política ha traído caos y muerte al Asia Central y del Sur, sino el imperialismo estadounidense.


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