Carta abierta a Barack Obama
El simbolismo en si no con llevará cambio alguno
He seguido con gran interés y con esperanzas renovadas su
campaña electoral que ha movilizado a millones de american@s con su
mensaje por el cambio de un sistema político que sirve a una pequeña
élite económica a costo de los pueblos de los EEUU y del mundo. Su
elección como presidente de los EEUU, donde esclav@s e indi@s fueron por
mucho tiempo considerados menos que seres humanos bajo la ley, sin duda
constituirá un momento histórico en las relaciones entre las razas en
los Estados Unidos.
Sin embargo, el simbolismo en si no conllevará cambio alguno. Nuestra
juventud, negra y nativa por igual, sufre por la brutalidad policiaca y el
estereotipado racista, por las escuelas sin adecuados recursos, y por la
discriminación en el empleo y en las viviendas. Sinceramente espero que su
campaña electoral inspire esperanza entre nuestros jóvenes para que
luchen por un futuro mejor. Sin embargo, estoy preocupado por sus recientes
declaraciones sobre el veredicto del caso de Sean Bell, en el cual los
oficiales de la policía de Nueva York que dispararon 50 veces a un hombre
joven la noche antes de su boda, fueron encontrados no culpables de las
acusaciones criminales, demuestra una visión miope de la ley. Hasta que la
ley no esté utilizada para proteger a las víctimas de la violencia
estatal y del racismo, servirá como un instrumento de represión,
igual que los códigos esclavistas funcionaron para mantener y legitimar
una institución infrahumana.
Como usted tal vez sepa, yo he llevado ya más de tres décadas de mi
vida como preso político del gobierno federal por un crimen que no
cometí. He servido más tiempo que la sentencia máxima bajo las
pautas judiciales bajo las cuales fui sentenciado. Y a pesar de esto,
continuamente rehúsan liberarme bajo palabra (en las raras ocasiones en
que me ofrecen una audiencia), porque no acepto confesar falsamente.
Amnistía Internacional, el Dalai Lama del Tibet, mi hermana guatemalteca
Rigoberta Menchú, y muchos otros de sus amigos y simpatizantes me han
reconocido como preso político y han llamado por mi libertad inmediata.
Millones de personas por todo el mundo me ven como símbolo de la
injusticia contra los pueblos indígenas de este país, y no dudo que
la historia me recordará como uno de una multitud de víctimas de la
represión del gobierno estadounidense, igual que Sacco y Vanzetti, los
mártires de la Plaza Haymarket, Eugene Debs, Bill Haywood, y otros que
fueron blanco (de represión) por sus ideas políticas. Pero ni yo ni
mi pueblo podemos darnos el lujo de esperar hasta que la historia rectifique
los crímenes del pasado.
Como miembro del Movimiento Indígena Americano (AIM), llegué a la
reservación Oglala de Pine Ridge para defender allí al pueblo
tradicional, de violaciones de sus derechos humanos llevadas a cabo por la
policía tribal y escuadrones de matones respaldados por el FBI y la
administración del gobierno federal. Nuestra ocupación simbólica
de Wounded Knee en 1973 inspiró a los pueblos indígenas por todas las
Américas a luchar por su libertad y por los derechos de los tratados, pero
también fue encontrada por un feroz bloqueo federal y una violenta ola de
represión en Pine Ridge.
En 1974, el líder de AIM Russell Means, hizo campaña para ser electo
presidente tribal mientras que estaba sometido a juicio por el gobierno federal
por su rol en Wounded Knee. Aunque Means estaba excluido de la reservación
por decreto del régimen del cliente de los Estados Unidos Richard Wilson,
ganó los votos populares pero se le negó el oficio por medio de un
fraude extensivo de votos y por el control de los mecanismos electorales. Los
matones de Wilson dispararon a pueblos que apoyaron a Means como Wanblee y
amenazaron a simpatizantes tradicionales por toda la reservación, acciones
que resultaron en la muerte de por lo menos 60 personas entre 1973 y 1975.
Ya es más que hora para hacer una investigación por el Congreso que
examine el grado de complicidad federal en la violenta contra insurrección
que siguió a la ocupación de Wounded Knee. La trágica balacera
que resultó en la muerte de dos agentes del FBI y un hombre indígena,
resultó también no solamente en mi convicción falsa sino
también en la terminación del Comité Church que estaba
investigando los abusos por agentes federales de espionaje y la policía,
antes de que pudiera celebrar audiencias sobre la infiltración del AIM por
el FBI. A pesar de décadas de intentos por mis abogados de conseguir
documentos del gobierno que tienen que ver con mi caso, el FBI continúa
reteniendo miles de documentos que posiblemente pudieran exonerarme o revelar
evidencia de colusión judicial con la fiscalía.
Creo verdaderamente que la verdad me liberará, pero también
significará una ruptura simbólica con la guerra no declarada de los
Estados Unidos contra los pueblos indígenas. Espero y rezo que usted tenga
la valentía y la integridad para buscar la verdad; y que tenga la
sabiduría para reconocer el derecho inherente de todos los pueblos
oprimidos a su autodeterminación, como fue reconocido por la
Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.
Aunque sus comentarios sobre la política federal indígena parecen
prometedores, su visión de “una sola América” tiene una
señal ominosa para los pueblos indígenas que están luchando por
definir sus propias visiones nacionales. Liberadas de imposiciones coloniales e
intervención externa, las naciones indígenas pudieran servir como
modelos de la libertad y la democracia a las que aspiran los Estados
Unidos.
En la lucha,
Hasta que sea ganada la libertad,
Leonard Peltier
#89637-132 U.S.P.
Lewisburg, P.O. Box 1000,
Lewisburg, PA, EEUU 17837
28 de agosto
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