¿Explotará la burbuja expansionista de la OTAN?
Por Sara Flounders
Primera parte: El viaje de Dick Cheney expone la debilidad de
Estados Unidos
Cada esfuerzo de los Estados Unidos por imponerse y restituir su decadente
dominación global confirma el debilitamiento de su posición.
Esta débil posición de Estados Unidos nunca fue más obvia que
durante la visita del Vicepresidente Dick Cheney a Georgia, Ucrania y
Azerbaiyán a comienzos de septiembre. Y se confirmó cuando los
miembros de la OTAN pusieron a un lado las demandas de los Estados Unidos de
imponer sanciones contra Rusia después de la invasión por Georgia a
Osetia del Sur el 7 de agosto con el consiguiente contraataque ruso. Los
miembros imperialistas de la OTAN, Alemania, Francia e Italia cortésmente
pospusieron las exigencias de Estados Unidos de incluir a Georgia y Ucrania en
la alianza de la OTAN liderada por Estados Unidos.
Los imperialistas europeos necesitan del petróleo y la gasolina rusa para
alimentar sus industrias. Ellos también quieren proteger sus inversiones
corporativas en Rusia más de lo que quieren respaldar la posición
decadente de los Estados Unidos.
Cheney visitó Georgia, Ucrania y Azerbaiyán en un esfuerzo por
aumentar las amenazas militares contra Rusia y mostrar la determinación de
los Estados Unidos por controlar esta estratégica región en la
frontera con Rusia. Mientras Cheney visitaba estos países, 18 barcos de
guerra de la OTAN, equipados con armas estratégicas, incluyendo misiles
teledirigidos, aparecieron en el Mar Negro cerca de las costas de Georgia y de
Rusia. El barco USS Mount Whitney, líder de la Sexta Flota Naval de
Estados Unidos, ancló en el puerto Poti de Georgia en el Mar Negro el 6 de
septiembre, a sólo 6 millas de una base militar rusa.
Las crecientes amenazas militares de los Estados Unidos preocupan no sólo
a los intereses comerciales de sus aliados imperialistas en Europa Occidental.
Estas amenazas también han llevado a agudos enfrentamientos con la clase
capitalista emergente en Rusia.
Este grupo anteriormente actuó como que iban a permanecer socios de los
Estados Unidos en la eventual explotación de las industrias que
anteriormente eran propiedad social de la Unión Soviética. Estuvieron
totalmente de acuerdo con el desmembramiento de la URSS. Después se
encontraron con que los piratas imperialistas no cumplieron con sus
acuerdos.
Muchos estudios históricos aseveran que en 1990, el líder
soviético Mikhail Gorbachev aceptó que una Alemania capitalista unida
pudiera ser parte de la OTAN después de que el Secretario de Estado Baker
asegurara que la OTAN no extendería su jurisdicción hacia el Este. El
Ministro del Exterior alemán Hans Dietrich Genscher, Francois Mitterrand
de Francia y John Major de Bretaña hicieron promesas similares.
El imperialismo estadounidense no tiene lugar para socios capitalistas que al
final lleguen a ser rivales capitalistas. La política de Washington dicta
explícitamente en documentos publicados en la década de los años
noventa, que transformaría la OTAN—una alianza militar comandada por
EEUU—para prevenir que la propiedad y la planificación socialista
emergiera de nuevo y para asegurarse de que no se estableciera una potencia
capitalista rival en Rusia o un bloque militar rival en Europa. La meta de EEUU
era lograr la dominación militar y corporativa de toda la región.
El bombardeo, el desmembramiento y la ocupación por la OTAN de Yugoslavia
desde 1994 hasta hoy, sentó un precedente para la rápida
expansión de la OTAN como una alianza militar dominada por Estados
Unidos.
La nueva clase capitalista rusa vio cómo todos los países de Europa
Oriental y muchas de las ex repúblicas de la URSS se convertían en
peones del imperialismo norteamericano y se usaban como bases militares contra
Rusia. Ahora el Primer Ministro ruso Putin está ya muy tardíamente,
tratando de afirmar la soberanía en un país de gran extensión
territorial, rodeado y tremendamente debilitado desde los días del
Sóviet.
Rechazadas las políticas de EEUU
Poco sorprende que Putin denunciara el papel jugado por las naves militares de
EEUU en el Mar Negro supuestamente haciendo entrega de “ayuda
humanitaria” a Georgia. Pero incluso el Ministro del Exterior de Francia
Bernard Kouchner—quien llamó el bombardeo contra Yugoslavia en 1999
una “guerra humanitaria”—cuestionó las tácticas
actuales de los Estados Unidos y dijo firmemente que “el uso de naves de
guerra para entregar ayuda humanitaria arriesgaría inflamar las tensiones
con Rusia.”
La declaración de Kouchner demuestra todas las tensiones, fisuras y
debilidades de esta alianza que pueden deshacerla. Koucher dijo que la crisis
“sólo se puede resolver políticamente y no con buques de
guerra”. Él también dudó del valor político del viaje
de Cheney a Georgia, Ucrania, y Azerbaiyán. (Bloomberg News, 6 de
sept.)
La visita de Cheney a Azerbaiyán, un país rico en recursos petroleros
en el Mar Caspio que fuera antes una república de la Unión
Soviética, fue un gran revés. EEUU financió la construcción
del oleoducto de mil millas, con capacidad de un millón de barriles por
día a un costo de $4 mil millones desde Bakú, la capital de
Azerbaiyán, a través de Georgia a su capital Tiblisi, hasta
Ceyhán, un puerto en Turquía.
Este proyecto de construcción, vasto y costoso –denominado la
línea Bakú-Tiblisi-Ceyhán o la línea BTC, fue un esfuerzo
iniciado por la administración de Clinton. El propósito principal era
desviar el petróleo hacia los mercados del Oeste, fuera de su ruta por
Rusia. Por la misma razón, miles de millones de dólares también
fueron gastados en el gasoducto Nabucco desde Baku transitando vía Georgia
hacia Turquía.
Según un artículo del Times de Londres del 8 de septiembre con el
título: “Cómo el Oeste está perdiendo la guerra fría
energética”, el presidente de Azerbaiyán Ilham Aliyev
públicamente desairó a Cheney, llamó al presidente ruso Medvedev
el momento después de que se reuniera con Cheney y rechazara absolutamente
el suministro de gas para el gasoducto Nabucco. “Entonces, un disgustado
Sr. Cheney aparentemente no se presentó a un banquete oficial”.
Entonces el 16 de septiembre, los dos partidos aliados a EEUU en el
régimen de Ucrania se dividieron y forzaron la caída del gobierno a
pesar de los esfuerzos por parte de Washington de mantenerlos unidos en contra
de Moscú.
Este es un revés importante después de casi dos décadas de
creciente dominación por los EEUU sobre la región entera. Estos
reveses no eliminan el riesgo de una nueva guerra provocada por los EEUU. Estar
en oposición a todas las guerras de los EEUU y demandar la abolición
de la OTAN están ahora en la agenda del movimiento anti-guerra de los
EEUU.
Segunda Parte: EEUU depende más de soluciones
militares
Washington cada vez más considera las amenazas de sanciones y/o los
ataques militares como solución para resolver todos sus problemas y
desafíos. Pero para cada nueva agresión, la administración de
Bush encuentra más y más dificultades en movilizar a sus aliados.
Hasta algunos estados títeres intentan ahora alejarse de las iniciativas
estadounidenses.
Cada país capitalista grande que compite con los Estados Unidos busca
primero satisfacer sus propios intereses económicos. Sus cálculos son
que EEUU ha perdido su ventaja económica competitiva; sus instituciones
financieras están en crisis debilitando al sistema capitalista entero. La
máquina de guerra estadounidense, con compromisos más allá de su
capacidad, está empantanada en ocupaciones militares desastrosas,
enfrentando movimientos de resistencia a largo plazo.
Mientras Dick Cheney visitaba Georgia, Azerbaiyán y Ucrania a principios
de septiembre, el presidente George W. Bush anunció una ayuda para Georgia
de $1 mil millones, describiéndola como un compromiso por muchos
años. El Fondo Monetario Internacional, controlado por los EEUU, va a
abrir acceso a otros $750 millones en ayuda inmediata para Georgia. Miles de
millones más en ayuda militar están proyectados.
Simultáneamente con la postura agresiva de la OTAN en la región del
Mar Negro, está la expansión de las redadas militares y bombardeos de
los EEUU y de la OTAN en Pakistán, un país aliado de los EEUU. Esta
afrenta a la soberanía de Pakistán ya ha inflamado los sentimientos
en contra de los EEUU y de la OTAN. En una declaración el 16 de
septiembre, el primer ministro de Pakistán, Yousuf Raza Gilani llamó
por un alto inmediato a las incursiones militares de los EEUU, agregando que
“la soberanía y la integridad territorial del país serían
salvaguardadas a cualquier precio”.
El bombardeo de la OTAN de un pueblo en Afganistán que mató a
más de 90 personas, mayormente niñ@s y civiles afganis, ha forzado
hasta al régimen títere de Afganistán a denunciar el ataque.
Las fuerzas de ocupación de los EEUU en Irak todavía no han podido,
después de más de cinco años, asegurar sus bases o proporcionar
ni siquiera los servicios más básicos de agua potable y electricidad
a una población que ha rehusado abrumadoramente la ocupación.
En medio de todo esto, las amenazas estadounidenses y la información sobre
un probable ataque militar contra Irán han continuado casi sin cesar. La
mitad de la marina estadounidense está a poca distancia de Irán,
capaz de lanzar un ataque.
Al mismo tiempo, Estados Unidos ha seguido adelante con una
intensificación desenfrenada: el plan para establecer en Polonia misiles
anti balísticos y radares en la República Checa a pesar de la enorme
oposición popular allí.
Colapso de un títere estadounidense
La peligrosa intensificación de la flota de la OTAN en el Mar Negro, la
expansión continua en la cantidad de miembros de la OTAN, el intento de
hacer que otros miembros imperialistas occidentales de la OTAN impongan
sanciones contra Rusia, la visita imperiosa de Cheney y el aumento
dramático de asistencia a Georgia, son todos esfuerzos desesperados de los
Estados Unidos para fortalecer su posición. Pero estas medidas no pueden
poner marcha atrás al enorme contratiempo sufrido por los Estados Unidos
en su estado cliente de Georgia.
El ejército de Georgia ha recibido entrenamiento militar estadounidense e
israelí por cinco años y millones de dólares de
aprovisionamiento tecnológicamente avanzado. Además del apoyo y el
estímulo de los EEUU para su ingreso en la OTAN. Miles de organizaciones
no gubernamentales financiadas por corporaciones estadounidenses dirigían
la mayor parte del aparato estatal, manteniendo a Georgia firmemente en la
órbita estadounidense.
Entonces, el presidente de Georgia inició un ataque devastador contra la
pequeña región autónoma de Osetia de Sur el 7 de agosto,
bombardeando su capital, Tskhinvali, y la zona circundante, matando a much@s
osetian@s sureñ@s.
Luego de un día de contraataque ruso, el ejército georgiano
colapsó en un caos total. Comandantes abandonaron sus puestos,
secuestraron ambulancias y huyeron a la capital de Tbilisi. Las unidades no
podían comunicarse unas con otras. Los soldados rasos entonces tiraron
toneladas de nuevas armas estadounidenses en los caminos y también
huyeron.
Un artículo del New York Times del 3 de septiembre echó toda la culpa
a la tecnología: “Los problemas militares de Georgia eran graves y
demasiado difíciles de cambiar simplemente mejorando el equipo.” Sin
embargo, el artículo también dijo que “el entrenamiento y
equipamiento de nuevas brigadas, re-aprovisionamiento de la fuerzas existentes
y la instalación de una red moderna de defensa aérea podrían
costar de $8 a $9 mil millones,” y que esto estaba siendo debatido.
La única solución de los Estados Unidos es más
guerra
La clase corporativa dominante de los Estados Unidos está contando
más y más con la guerra para salvar su posición. Esto se ve
reflejado en el apoyo de ambos partidos, Demócrata y Republicano para dar
asistencia a Georgia, además del continuo apoyo para la expansión de
la OTAN, las tropas en Irak y Afganistán, y las bases estadounidenses
alrededor del mundo.
Aunque Estados Unidos está experimentando contratiempos políticos,
económicos y militares, la contradicción que resulta invariablemente
en una amenaza de guerra acrecentada es que el militarismo es una
subvención infinita para las corporaciones estadounidenses dominantes
— las corporaciones militares de Boeing, Lockheed-Martin, McDonnell
Douglas y GE — con miles de contratistas y subcontratistas. La guerra en
el Cáucaso fue “una campanada para las acciones de defensa.”
(Wall Street Journal, 16 de agosto)
Los pretextos para nuevas guerras y nuevos cargamentos de armas son aliciente
para estos mercaderes de la muerte.
El presupuesto militar de los Estados Unidos es ya más grande que el del
resto del mundo combinado, y sigue creciendo. El imperialismo estadounidense
hoy en día no tiene soluciones para las crisis que están emergiendo
por todo el mundo excepto militarismo, guerra, y amenazas de más guerra.
Esto hace que el sistema capitalista entero sea más peligroso y esté
más desesperado.
Es necesario que el movimiento de la clase trabajadora y l@s activistas
progresistas y en contra de la guerra se opongan no solamente a las guerras
individuales del imperialismo estadounidense. Oponerse a todas las guerras
estadounidenses y exigir la abolición de la OTAN están ahora en la
agenda.
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