Desde la celda de los condenados habla Mumia Abu-Jamal:
¿Es nuestra la victoria de Obama?
Con la obtención de los delegados requeridos para reclamar la
nominación para la presidencia por el Partido Demócrata, el Senador
Barack H. Obama (D-IL) ha escrito una nueva página en la historia
americana.
Porque al hacer esto tuvo éxito donde Channing Philips, Shirley Chisholm,
Jesse Jackson Sr. y Al Sharpton no tuvieron—lograr el número
suficiente de delegados para exigir la nominación.
Por supuesto que ha habido vari@s candidat@s a la presidencia de raza negra,
pero han sido esfuerzos de partidos terceros diseñados para levantar
conciencia sobre varias cuestiones, para organizar o protestar más que
para ganar realmente las elecciones. Algunos de los más conocidos han sido
Eldridge Cleaver, (ex-Ministro de Información de la organización
Panteras Negras), Dick Gregory, Dra. Lenora Fulani y la ex congresista Cynthia
McKinney.
Pero esto es algo muy diferente ya que la candidatura de Obama es la que
está más cerca de llegar a la meta.
Lo que también distingue a Obama de sus antecesores es que él no
surgió de los movimientos por los derechos civiles, la liberación
negra, socialistas o anti guerra. (Él a menudo dice en sus discursos,
“Yo no estoy en contra de todas las guerras, estoy en contra de las
guerras tontas.”)
Y aunque sus detractores pueden tratar de pintarlo como un liberal de
izquierda, esto no es precisamente cierto. En cuestiones tanto del extranjero
como domésticas él estaría más cómodo en el Partido
Republicano de su antecesor Edward Brooke de Massachusetts. Porque aunque
él es de la raza negra por condición de su padre africano,
cuidadosamente ha evadido los grupos políticos negros en su larga carrera
hacia la Casa Blanca.
Él cuidadosamente ha evadido las demandas reales e históricas de la
América Negra. De hecho, él trató de conducir una campaña
“pos-racial” hasta que la Senadora Hillary R. Clinton (D-NY) y su
esposo, el ex Presidente Bill, trajeron a colación la raza durante las
primarias de febrero, tratando de encasillar su candidatura llamándole el
“candidato negro.”
Esta primaria lastimó a Obama y mientras ganó delegados, perdió
varios estados, como Ohio y Pennsylvania, que son necesarios para una victoria
en noviembre. La política es el arte de hacer creer a la gente que tienen
el poder, cuando en realidad no tienen ninguno.
Es la medida que dice cuan grave es la situación cuando ellos le han dado
las llaves del reino a un hombre negro.
Como en muchas ciudades estadounidenses, se eligieron alcaldes de raza negra
cuando las arcas estaban casi vacías y las bases de impuestos estaban casi
tocando el fondo.
Con la base manufacturera de la nación algo que ya es historia, en medio
de la ruina socioeconómica producto de la globalización y con los
asuntos extranjeros en un estado de caos, la clase dominante busca un rostro
lindo moreno para representar al imperio.
“El cambio de verdad en el que se puede creer” sería un fin al
imperio, un fin a las guerras de avaricia corporativa, no simplemente un cambio
en la tez de los gerentes políticos.
Ese cambio, me temo, está todavía por llegar.
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