Este documento se está escribiendo al principio de una crisis
económica capitalista. Nadie sabe a este punto cómo terminará.
Pero nuestra tesis no se basa en esta crisis actual o en ningún
acontecimiento específico. Es parte de una visión de conjunto de los
profundos efectos que ha tenido sobre la clase obrera la reestructuración
del capitalismo mundial que ha estado en marcha ya por tres décadas pero
que se ha acelerado en los últimos 15 años o más.
Extremadamente importante para la clase obrera es el cambio en la división
económica internacional del trabajo que ha emergido en las últimas
décadas.
Por primera vez en la historia del imperialismo, los arquitectos de la
economía del capital financiero mundial están lanzando a los/as
trabajadores en los países ricos y privilegiados, región tras
región, a competir directamente por salarios con los/as trabajadores en
las áreas con salarios más bajos. Trabajadores/as de piezas de
automóvil en Detroit compiten con trabajadores/as de piezas de
automóvil en México. Trabajadores/as del servicio al cliente en
Phoenix compiten con los/as trabajadores del servicio al cliente en las
Filipinas. Las/os secretarios/as legales en Nueva York compiten con las/os
secretarias/os legales en Bangalore. Las corporaciones transnacionales han
creado una pugna mundial por los salarios en una carrera donde éstos van
disminuyendo como en una espiral.
Además, millones de inmigrantes de América Latina, el Caribe, Asia y
el Medio Oriente llegan masivamente a los EEUU huyendo de la pobreza impuesta
por el imperialismo y están sujetos/as a trabajar por salarios bajos y
explotación extrema con muy pocos derechos y protecciones. La
inmigración es una parte integral de la globalización imperialista y
juega un papel esencial en el impulso de la competición por los salarios
entre los/as trabajadores.
El marxismo nos enseña que es el desarrollo de las fuerzas productivas lo
que no sólo crea nuevas clases y destruye las anticuadas, sino que bajo el
capitalismo, que está obligado a revolucionar constantemente los medios de
producción, el carácter y las relaciones de las clases existentes
experimentan transformación constantemente.
Los resultados de la alta tecnología y los bajos
salarios
Desde los albores del capitalismo, la innovación tecnológica se ha
dirigido a aumentar la productividad del trabajo, es decir, aumentando el
índice de explotación de los/as trabajadores/as. La alta
tecnología significa que relativamente menos trabajadores/as producen
más productos en un tiempo dado a un costo más bajo para los
patronos. Unido a este proceso está el refinamiento de la producción
para incorporar las destrezas de los/as trabajadores/as en las máquinas y
ahora articulados en los software, robots, etc. La tendencia histórica es
la de reducir las destrezas del proletariado y así bajar sus salarios.
En los EEUU hay hoy millones de trabajadores/as con destrezas altamente
desarrolladas las cuales ya no son necesitadas por el capital. Se han despedido
a muchos/as pero hay muchos más que vienen de la nueva generación de
trabajadores/as que se gradúan de universidad o de escuela secundaria con
las destrezas y las especialidades que ya no son requeridas por la
economía de bajos salarios. Los trabajos en el sector de servicios que han
absorbido el exceso de mano de obra en los EEUU, no requieren grandes destrezas
y la paga está cerca de los salarios de nivel de pobreza. Mientras que la
GM era el empleador más grande de los EEUU con 600.000 puestos de trabajo
seguro, bien remunerado y beneficios sindicales, Wal-Mart es ahora el
patrón más grande de los EEUU con 1,2 millones de trabajadores/as sin
beneficio sindical quienes trabajan por sueldos míseros.
Esta reducción de trabajos especializados está añadiendo a la
competición mundial de salarios y está nivelando implacablemente el
estándar de vida que va en descenso en los países imperialistas
especialmente en los EEUU. Una nueva situación está amenazando, algo
que los/as trabajadores/as no habían experimentado desde la Gran
Depresión.
Las familias se han ajustado durante las últimas tres décadas
trabajando en múltiples trabajos para suplir los ingresos perdidos. Los/as
trabajadores/as han sido forzados/as a aceptar salarios más bajos y la
reducción o la eliminación de beneficios; han aprendido a vivir con
menos; se han sometido a duras condiciones de trabajo; se han mudado o viajado
largas distancias para conseguir trabajos luego que fueran despedidos/as.
Los/as trabajadores/as han recurrido a cantidades sin precedentes de
crédito y de préstamos para poder sobrevivir. La deuda personal de
los/as trabajadores/as se ha utilizado para diferir crisis personales, diaria,
semanal y mensualmente en millones de casos individuales. Ahora se ha
transformado en una crisis de la clase en su totalidad y es parte de la crisis
económica general del sistema.
En estos momentos millones de familias le hacen frente a la posibilidad de
perder sus hogares. En los veinte años entre 1984 y 2004 más de 30
millones de trabajadores/as perdieron sus puestos de trabajo permanente en los
EEUU. Solamente dos tercios pudieron encontrar nuevos trabajos y dos tercios de
ellos/as trabajaron por menos dinero, con menos o ningún beneficio. La
inseguridad está creciendo.
Mientras tanto, EEUU tiene la población más grande en prisión en
todo el mundo, desproporcionadamente negros/as y latinos/as, y cada año
está creciendo. La represión, la brutalidad policíaca y el
racismo se utilizan para reforzar la creciente desigualdad social que mantiene
los salarios y las condiciones de vida de los/as africanos/as americanos/as,
latinas y latinos, asiáticos/as e indígenas, atascada en el fondo de
la estructura económica capitalista.
Las consecuencias sociológicas de la economía de alta tecnología
y bajos salarios fueron precisadas por Sam Marcy en 1985 en su libro
“High Tech, Low Pay” (Alta Tecnología, Salarios
Bajos”):
“Es este cambio altamente significativo de mejor pagado/a a peor pagado/a
que está cambiando dramáticamente la composición social de la
clase obrera, aumentando grandemente la importancia de la susodicha
composición étnica de la clase obrera, es decir, el número de
negros/as, latinos/as, de asiáticos/as, mujeres y otros grupos oprimidos,
particularmente millones de trabajadores/as indocumentados/as.”
Este acontecimiento traerá a los/as oprimidos/as al liderazgo de la lucha
de clases y le investirá la energía y la militancia que fluye de
combinar las luchas contra la opresión nacional y la explotación de
clase.
Hay importantes conclusiones políticas revolucionarias que se pueden
extraer de estos acontecimientos. Hay un gran aumento de la clase obrera
internacional sobreexplotada en los países oprimidos. Este proletariado
que crece rápidamente está siendo organizando por la penetración
y el crecimiento del capitalismo lo cual sienta las bases para las futuras
luchas de clases. En el período anterior del imperialismo la
exportación de capital sostenía la estabilidad de clase en los
países imperialistas a expensas de los países oprimidos. En la fase
actual, la exportación del capital está siendo utilizada por el
capital monopolista para minar la posición económica de todos los
sectores de la clase obrera en los países imperialistas. Esto está
destruyendo la base material de la colaboración de clase entre el capital
y los altos sectores del movimiento sindical y la paz entre las clases.
Estas presiones conducirán a una ruptura de la estabilidad actual y a un
renacimiento de la lucha entre los/as trabajadores/as y personas oprimidas en
los Estados Unidos que quebrantará la superficie de ideología
reaccionaria y normas capitalistas y conducirá a luchas que no se han
visto en los últimos 75 años. La opresión nacional
intensificada, incluyendo la de los pueblos indígenas, y la opresión
por sexo y género, están todas teniendo lugar dentro del marco de la
creciente explotación de clase. Esto hará despertar la
resistencia.
Hemos hecho este análisis no para quedarnos sentados/as y esperar a que
llegue la revolución, sino para utilizar el marxismo como suponía ser
utilizado, como una guía para un futuro revolucionario. Nuestro Partido
está luchando con nuestros limitados recursos para estimular la lucha y
para acercarnos a las masas en las primeras fases de la crisis que se
avecina.
Estamos luchando por la solidaridad internacional de clase con los/as
trabajadores/as desde la India a México que necesitan también de
trabajos con buenos salarios. En la era de globalización, ésta es la
respuesta a la competición mundial. Estamos luchando en defensa de los/as
trabajadores/as inmigrantes, contra el racismo, la opresión nacional,
contra la opresión sexual y de género como el único camino para
conseguir la unidad de nuestra clase. Sobre esta base intentamos unirnos a
todas las fuerzas antiimperialistas y comunistas en la batalla actual contra el
capitalismo y en la fase próxima de la lucha para el socialismo mundial.