El Socialismo es la respuesta al porqué
El capitalismo no puede colmar las necesidades humanas
Por Fred Goldstein
Tres cuartos de millón de trabajador@s ya han sido despedid@s este
año, incrementando la cifra oficial de desempleo a más de 9 millones.
Billones (millones de millones) de dolares en fondos de retiro han
desaparecido en la bolsa de valores en los últimos meses. Más de
10.000 hogares están siendo embargados al día y los desahucios no
cesan. El dinero para préstamos estudiantiles se ha agotado. La deuda de
tarjetas de crédito está a un nivel sin precedente. El desempleo
está subiendo al igual que los precios de los alimentos, las utilidades
(gas, electricidad, agua) y la gasolina. La producción y las ventas
disminuyen incesantemente. El pronóstico es que las cosas van a empeorar
muchísimo más.
Todos los oficiales financieros más poderosos y l@s líderes
políticos de los países capitalistas más ricos del mundo han
tratado de detener el devastador avance de esta tormenta económica. Han
fracasado. La crisis se siente como una fuerza de la naturaleza. Barre billones
de dólares en rescate para los bancos y sigue hacia adelante. Se lleva
todo lo que encuentra en su camino—hogares, empleos y la vida de l@s
trabajador@s.
Pero esta crisis no es una fuerza de la naturaleza. Es la fuerza del sistema
capitalista en crisis.
Esta crisis comenzó cuando la burbuja de las viviendas explotó. Los
bancos capitalistas prestaban dinero a los promotores inmobiliarios que
buscaban obtener ganancias construyendo casas. Los mismos bancos le prestaban
dinero a las compañías hipotecarias para que estas hicieran todos los
préstamos posibles. La meta era la de aumentar las ganancias.
De pronto había más casas que las que l@s trabajador@s y la clase
media podían comprar. El precio de las viviendas bajó. Las hipotecas
no podían ser refinanciadas. L@s trabajador@s no podían pagar los
agudos incrementos en intereses de los préstamos. Los bancos dejaron de
dar préstamos. Millones de viviendas fueron embargadas.
En otras palabras, ¡la gente se quedó sin hogar porque había
demasiadas casas! No que demasiadas casas fueran necesitadas o que ya
estuvieran construidas, sino muchas casas que pudieran ser vendidas obteniendo
ganancias.
Además, l@s trabajador@s que construyen estas casas y tod@s l@s
trabajador@s que fabrican las cosas necesarias para éstas, están
perdiendo sus empleos porque estas casas ya no se pueden vender por lucro.
Esta es la esencia de todas las crisis capitalistas que han ocurrido desde la
primera crisis en 1825. Es la crisis de sobreproducción.
El desastre financiero global fue iniciado por las malas deudas hipotecarias
vendidas por todo el mundo. Pero lo que las convirtió en malas deudas, en
un análisis final, fue la sobreproducción de viviendas.
Ahora la crisis de sobreproducción está afectando a la industria
automovilística. De la industria inmobiliaria y la automovilística se
está extendiendo a toda la economía. Los mercados de valores se
están desplomando debido a que los rescates financieros, los billones de
dólares inyectados a los bancos, no pueden detener la crisis
económica capitalista.
Capitalismo refuerza explotación y desigualdad
¿Por qué esto es inevitable? Bajo el sistema capitalista todos los
medios globales de producción son propiedad privada de un grupo
minúsculo de millonarios y multimillonarios. Las metas de producción
son establecidas en secreto dentro de cada imperio corporativo por los
ejecutivos que son los agentes de las corporaciones. La meta es la de amasar el
máximo de ganancias. Pero ninguna compañía sabe cuánto se
puede vender obteniendo ganancias.
A nivel corporativo la producción está planificada. A nivel de la
sociedad, la producción está socializada globalmente pero sin ninguna
planificación. Esto se llama la anarquía en la producción. Esto
es lo que inevitablemente conduce a la sobreproducción.
La crisis es también inevitable bajo el capitalismo porque l@s
trabajador@s son una clase explotada. Mientras más bajos sus salarios,
más grandes son las ganancias de los patronos. Las ganancias consisten del
trabajo no remunerado. Los patronos toman los productos, los servicios y la
infraestructura creada por l@s trabajador@s, los venden en el mercado, pagan a
l@s trabajador@s lo más poco posible y se quedan con el resto. Tod@s l@s
capitalistas intentan bajar los salarios para obtener más ganancias.
La acción colectiva de la clase capitalista, ayudada por el estado, ha
forzado la disminución de los salarios y las condiciones de vida de la
clase trabajadora multinacional de los EEUU durante los últimos 30
años. Bajo el sistema de explotación capitalista las riquezas fluyen
hacia la cumbre, y el nivel de desigualdad es obsceno.
El uno por ciento de la población de los EEUU, los súper ricos que
tienen todas las llaves del poder en la sociedad, era dueño del 34,3 por
ciento de las riquezas en el 2004. El 90 por ciento más pobre era
dueño de un 28,7 por ciento. Las 400 personas más ricas eran
propietarias de $1260 mil millones en 2006, más que los $470 mil millones
en 1995.
El racismo y la opresión nacional juegan un papel importante en la
distribución de las riquezas bajo el sistema capitalista. Comenzando con
que los pueblos africano-americano, latino, asiático, e indígena
poseían menos, ahora sufrirán más los golpes de esta crisis. Por
ejemplo, la riqueza promedio (el ingreso, los ahorros y otros bienes) de los
hogares según la raza en 2004 era de $140.700 para los blancos, $20.600
para los africano-americanos, y $18.600 para los latinos. Esto significa que
durante la crisis económica actual, los pueblos oprimidos no tienen casi
nada para amortiguar el impacto de los bajos salarios, los despidos y los
desahucios.
La opresión y la discriminación económica bajo el capitalismo
también afectan a las mujeres y a la gente lesbiana, gay, bisexual y
transgénera. Al igual que con el racismo, los patronos utilizan el sexo y
el prejuicio de género como herramienta para dividir y vencer. La
creciente caza de brujas contra l@s trabajador@s indocumentad@s tiene la misma
meta venenosa de dividir a l@s trabajador@s. ¿De qué otra forma puede
el uno por ciento de la población dominar a l@s trabajador@s y oprimid@s
fuera de sembrar división y desunión?
La unidad de clase es la pesadilla de la clase dominante. Mientras la crisis
actual devora sectores más amplios de l@s trabajador@s, el potencial de
alcanzar esa unidad se vuelve más fuerte.
La sed de ganancias y de explotación nacionalmente es la misma que impulsa
la guerra, la ocupación y las intervenciones en el exterior. Billones de
dólares han sido repartidos a las Fuerzas Armadas para proteger los
intereses corporativos en el Medio Oriente, Asia, África, y
Latinoamérica. El Pentágono no es nada más que el guardián
del capitalismo de los EEUU alrededor del mundo –desde el Golfo
Pérsico hasta África del Sur, el Pacifico y el Caribe. Y mientras el
capitalismo se expande lleva en su estela la destrucción ambiental.
Cada día se ve más claro que el capitalismo como sistema
económico tiene que terminar. Un sistema en el cual hay gente sin
vivienda porque hay demasiadas casas, tiene que terminar. Un sistema en
el que l@s trabajador@s pierden su empleo y se hunden en la pobreza
porque han producido demasiada riqueza, es un sistema que debe ser destruido.
Un sistema que no puede proveer ni empleo ni educación sino
encarcelación a 2.4 millones de personas, la mayoría de ellas
afro-americanas y latinas, es un sistema fracasado y no merece seguir un
día más.
Si Cuba lo puede hacer, ¿por qué no los Estados
Unidos?
Este sistema debe ser remplazado por un sistema en el cual la producción
exista para cumplir con las necesidades humanas, no para obtener ganancias.
La clase que produce la riqueza, la clase trabajadora multinacional, debe
ser la dueña y distribuidora de esa riqueza.
Billones de dólares están siendo utilizados para rescatar los bancos
y financiar al Pentágono bajo el capitalismo. Bajo el socialismo,
ese dinero garantizaría que cada persona tuviera empleo e ingresos
adecuados, cuidado de salud gratis, vivienda a bajo costo, educación
gratis, alimentos saludables a costo razonable, y mucho más. El
bienestar de la clase trabajadora multinacional sería el objetivo de la
sociedad, en vez de su explotación como es bajo el capitalismo.
Si eso suena utópico, el hecho es que Cuba socialista, aunque pobre, con
todas sus dificultades, ha hecho mucho por establecer estos derechos para el
pueblo cubano. ¿Cómo es posible que un país que quedó
empobrecido por siglos de colonialismo español y luego estadounidense, y
que ha vivido 50 años bajo un bloqueo de los EEUU, pueda garantizar
más derechos económicos a su pueblo que el imperialismo
estadounidense con su economía de $11 billones?
¿Por qué es que el pueblo cubano tiene una expectativa de vida
más larga y una tasa de mortalidad infantil más baja que le gente
oprimida que vive en Harlem, en el South Side de Chicago, en Los Ángeles o
en los barrios pobres de este país? La respuesta es que Cuba
abolió el capitalismo, destruyó el estado capitalista en una lucha
revolucionaria y tomó el camino hacia el socialismo.
La actual crisis económica está trayendo un aumento en el sufrimiento
de l@s trabajador@s estadounidenses y está esparciéndose por todo el
mundo capitalista. Muestra claramente la necesidad de una lucha militante
por la clase trabajadora.
La clase dominante quiere poner la crisis de su sistema en las espaldas de l@s
trabajador@s y oprimid@s. Pero el objetivo fundamental de la clase
trabajadora debe ser hacer de su lucha una lucha para abolir la pertenencia
privada capitalista de la tremenda riqueza que l@s trabajador@s han creado.
El fin de la apropiación privada de los modos de producción
equivaldría a un enorme incremento en la propiedad personal y social de
l@s trabajador@s. Actualmente la propiedad privada está
estrangulando a la humanidad y destruyendo el planeta.
El objetivo final debe ser el de eliminar las crisis económicas, la
explotación, la opresión y las guerras de una vez por todas. Y
la única forma de hacer esto es establecer una sociedad socialista
aquí y en todo el mundo, libre de patronos codiciosos y de desigualdad.
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