Lo que los imperialistas no dicen
El petróleo es lo que está detrás de la lucha en Darfur
Por G. Dunkel
La prensa capitalista en los Estados Unidos,
Francia y Bretaña está hablando mucho sobre el sufrimiento en la
región de Darfur al oeste de Sudán y de las tensiones entre el
gobierno sudanés y el de Chad. No es de sorprender que no hayan escrito
mucho sobre los intereses económicos que estos tres países
imperialistas tienen sobre el petróleo recientemente descubierto en esa
parte de África.
Chad, que una vez fue colonia francesa y
aún está ocupada por tropas francesas, está acusando a
Sudán de apoyar e instigar el ataque del 14 de abril en su capital
Ndjamena. Está amenazando con expulsar a 200.000 sudaneses que viven en
Chad, quienes reciben apoyo de la oficina de la Alta Comisión para
Refugiados de las Naciones Unidas (ACRNU).
Sudán—que en un
tiempo fue colonia británica, pero que ahora usa su petróleo para
desarrollar una economía independiente—culpa a Chad de apoyar la
rebelión en Darfur. Sudán quiere que la ACRNU respalde
económicamente a los 15.000 ciudadanos del Chad que han huido hacia el
Sudán para escapar de las batallas en el este de Chad.
La fiera
batalla en el este del Chad a finales de marzo resultó en la muerte del
comandante brigadier, General Abaka Youssouf Mahamat Itno, acentuando el declive
del ejército.
China juega un papel diferente
Se sabe
que Darfur tiene reservas petroleras sin explotar, que representa un gran
potencial de riqueza en un momento en que el precio del petróleo ha
subido a casi $75 dólares por barril.
Mientras que Francia y los
Estados Unidos son los únicos dos países imperialistas con fuerzas
militares considerables en África, Bretaña todavía juega un
papel importante diplomática y políticamente allí,
generalmente en coordinación con Washington.
China juega un papel
diferente. Los imperialistas occidentales ven a China como su creciente
competidor por el petróleo de Sudán.
China realmente ha
ayudado al desarrollo económico de Sudán a la vez que satisface
sus propios intereses petroleros.
Según un reporte del Washington
Post del 23 de diciembre del 2004, la Corporación Petrolera Nacional de
China (CPNC), perteneciente al gobierno chino, invirtió $300 millones en
una expansión de la refinería más grande de Sudán,
duplicando así su producción. La refinería ahora suple la
mayoría de las necesidades del Sudán.
La CPNC también
comenzó la producción de petróleo en un campo en el sur de
Darfur en el 2004 y tiene el 41% de las acciones petroleras de un campo en Melut
Basin. Otra firma china, Sinopec Corp, construyó un oleoducto de 1000
millas desde allí al Puerto Sudán en el Mar Rojo, donde el Grupo
de Construcción de Ingeniería Petrolera de China ha construido un
muelle para los buques cisterna.
En general, China compra aproximadamente
dos terceras partes del petróleo de Sudan.
Política de
los EEUU: dividir para dominar
Luego de que Sudán ganara
formalmente su independencia de Bretaña en 1956, el país
pasó por un período de luchas internas. Sudán
comenzó en los años 1970 a tomar una dirección radical
islámica, rechazando las relaciones neocoloniales que EEUU y los poderes
de Europa querían imponer.
Una rebelión bien organizada y
bien financiada en el sur de Sudán comenzó poco después.
EEUU apoyó la parte sureña económica, militar y
políticamente para dividir y conquistar. Al aumentar el embargo
económico contra el gobierno de Sudán, EEUU también
podría aplicar presión económica.
Washington
llegó hasta atacar militarmente, como el ataque con misiles de crucero en
1998 que estalló en la única fábrica farmacéutica de
Sudán. Ninguna prueba fue ofrecida para justificar el pretexto
imperialista de que la planta estaba fabricando armas químicas, o que
Sudán estaba de alguna manera vinculado con los intentos terroristas en
Kenya o Tanzania.
Una delegación encabezada por el ex fiscal
general de los EEUU, Ramsey Clark del Centro de Acción Internacional
visitó los escombros de la planta y confirmó que era simplemente
una fábrica de medicinas.
En 2005, el gobierno central y el
Movimiento Popular de Liberación de Sudán -el grupo que
encabezó la lucha en el sur - ratificaron un acuerdo. El acuerdo
otorgó una autonomía sustancial al sur, el 50% de las ganancias de
la venta del petróleo y un referéndum sobre la independencia total
dentro de seis años. China jugó un papel clave en las
negociaciones para este acuerdo de paz.
Una vez que l@s sudaneses
habían resuelto este conflicto, los imperialistas necesitaban otro para
poder mantener las amenazas y presiones contra Sudán.
Washington
promueve las divisiones
Una sequía y la posterior
extensión del desierto como consecuencia, han conducido a una lucha sobre
los derechos al agua y al pasto en Darfur, lo cual en 2003 se convirtió
en un conflicto mayor. Los combates se han intensificado tanto que según
los reportes, decenas de miles de personas han muerto y 200.000 han huido a
través de la frontera hacia Chad.
Dos movimientos armados en
competencia entre sí - el Ejército de Liberación de
Sudán y el Movimiento por la Justicia y la Igualdad - inicialmente
ganaron unas victorias contra el Ejército de Sudán. Estos dos
movimientos armados mantuvieron sus bases logísticas y de entrenamiento
en la parte oriental de Chad, cerca de la frontera con Darfur.
Una vez
comenzó la rebelión en Darfur, el gobierno de Sudán
estableció contra milicias conocidas como Jinjawid, reclutadas de los
grupos étnicos nómadas en Darfur que principalmente hablan
árabe. El Ejército de Liberación de Sudán y el
Movimiento por la Justicia y la Igualdad reclutan de los grupos étnicos
en Darfur que no hablan árabe.
El gobierno estadounidense, entre
otros, está tratando de exacerbar estas diferencias al definir este
conflicto como uno entre “árabes contra negros”. Washington
ha acusado a Sudán de “genocidio” y “limpieza
étnica”. Sin embargo, Paul Moorcraft, un experto británico
sobre el Sudán, señala, “Los árabes del Darfur son
musulmanes africanos negros nativos - al igual que los no árabes de
Darfur.”
La Unión Africana tiene 7.000 tropas en Darfur
tratando de mantener la paz. Pero los poderes imperialistas desean más
control directo, lo cual quieren obtener reemplazando a las fuerzas de la
Unión Africana con tropas de la OTAN o de la ONU para promover los
intereses imperialistas en la región y negar a l@s sudaneses el control
sobre su propio territorio.
La propaganda para la intervención
de la OTAN
El periódico The New York Times, cuyo columnista
derechista Nicholas D. Kristof acaba de ganar un premio Pulitzer por demandar la
intervención estadounidense en Darfur, provee la cubierta liberal para el
despliegue de tropas imperialistas.
Dos grupos sionistas, el Servicio
Mundial Judío Americano y el Concilio Judío para Asuntos
Públicos, han desempeñado un papel muy activo en organizar una
concentración nacional en Washington el 30 de abril, cuya demanda
principal es la intervención directa estadounidense en Darfur “para
parar el genocidio”. El SMJA está presionando el reemplazo de los
soldados de la Unión Africana en Darfur con 20.000 tropas de la ONU o de
la OTAN.
Pero esto requeriría la aprobación del Consejo de
Seguridad de la ONU. Es muy probable que China vete cualquier resolución
como ésta. Así que los Estados Unidos y Bretaña
están aumentando su propaganda contra el Sudán y contra el
importante apoyo de China y su inversión allá.
Francia, el
poder imperialista más importante en competencia en África,
está preocupada por Sudán. Pero su preocupación verdadera
es Chad y su petróleo, el cuál está siendo extraído
ahora por un consorcio dirigido por ExxonMobil. Francia está preocupada
porque una parte clave de su esfera de influencia en África se
está reduciendo.
El Banco Mundial ha forzado un trato sobre Chad
que limita cómo ese país puede gastar sus ingresos petroleros y
esto limita sus ingresos del petróleo a $10 - $15 menos por barril que
los precios del mercado mundial. (Jeune Afrique, 16-22 de abril)
La
oposición al trato petrolero del Banco Mundial está creciendo en
Chad. Y much@s chadian@s también se sienten agravad@s por el hecho de que
hay soldados franceses todavía vigilando edificios gubernamentales 45
años después de la independencia.
Estados Unidos quiere
sacar al Presidente Déby de su puesto e imponer a un presidente nuevo en
lo cuál confía, no Francia. El mismo día del ataque en
Ndjamena, el Secretario de Estado asistente de los Estados Unidos Robert
Zoellick exigió que Chad adoptara “un proceso político
diferente” y que llegara a un “acuerdo satisfactorio” con la
oposición política. El Subsecretario de Estado para Asuntos
Africanos Donald Yamamoto empezó allí una visita de dos
días el 24 de abril.
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