Posada Carriles y el asesinato de Kennedy
Por
Deirdre Griswold*
El caso de Luis Posada Carriles, conocido
terrorista que las autoridades del gobierno de los Estados Unidos han rehusado
extraditar a Venezuela, penetra en el oscuro mundo de las acciones encubiertas
de la CIA, especialmente en contra de la Revolución
Cubana.
También hay evidencias de que Posada Carriles estaba
conectado con el asesinato del Presidente John F. Kennedy, y que estuvo en la
Plaza Dealey de Dallas el día del asesinato.
Posada Carriles
pasó nueve años encarcelado en Venezuela por haber sido el autor
intelectual del estallido de una bomba en un avión de una
aerolínea civil cubana mientras volaba hacia Venezuela en 1976, matando a
las 73 personas abordo. Se sabe que la CIA sobornó a guardias penales
venezolanos para lograr su escape en 1985. Ese fue el año en que George
H.W. Bush se hizo jefe de la CIA. Uno de los guardias, ahora jubilado,
recientemente describió esos esfuerzos de parte de la CIA en la
televisión venezolana.
Posada Carriles también fue
detenido, acusado y condenado en Panamá en el 2000 por haber entrado al
país con la intención de asesinar al presidente cubano Fidel
Castro, que asistía a una cumbre ibero-americana. Pero la Presidenta
Mireya Moscoso, en uno de sus últimos actos en la presidencia,
perdonó a Posada Carriles y a otros tres terroristas convictos
después de que habían pasado sólo un año en
prisión.
Moscoso es parte del antiguo establecimiento
político que regresó al poder en Panamá luego de que los
EEUU, bajo al mando del mismo George H.W. Bush, para entonces presidente,
invadiera al país en 1989. Ella pasó muchos años en Miami,
donde tenía relaciones estrechas con líderes de la comunidad de
cubanos exiliados que han colaborado con la CIA desde la victoria de la
Revolución Cubana.
La popularidad de Moscoso en la
presidencia de Panamá cayó al punto más bajo que la de
cualquier presidente panameño, y ahora está enfrentando cargos de
corrupción. Ella regaló a todos legisladores panameños
lujosos relojes Cartier y otros artículos de joyería poco antes de
un voto sobre el presupuesto del gobierno. Su secretaria admite haber tenido
una congeladora llena de miles de dólares en efectivo. Sin embargo, esta
amiga de la pandilla de exiliados en Miami dice que es Fidel Castro quien
está detrás de las acusaciones de corrupción. (Diccionario
de Figuras Políticas)
Hasta el Congreso
notó una conspiración
La conexión entre
exiliados cubanos contrarrevolucionarios, la CIA y figuras del crimen organizado
en el asesinato de Kennedy ha sido conocida por mucho tiempo. A pesar de que la
posición oficial del gobierno de los EEUU permanece que Lee Harvey Oswald
fue el único asesino, la mayoría del pueblo aquí y
alrededor del mundo rechaza esa conclusión. Y la única
investigación hecha por el Congreso, por el Comité Especial de la
Casa de Representantes sobre Asesinatos, concluyó en su reporte final que
“el Presidente John F. Kennedy fue probablemente asesinado como resultado
de una conspiración”.
Sin embargo, a pesar de toda la
evidencia que señala la participación de derechistas,
especialmente los que responsabilizaron a Kennedy por el fracaso de la
invasión de Playa Girón, los medios de comunicación
corporativos siguen burlándose de los “teóricos de
conspiración”. Ellos citan a la Comisión Warren como la
máxima autoridad, una comisión que incluyó al ex director
de la CIA, Allen Dulles, el arquitecto de la invasión de Playa
Girón en 1961.
Muchos académicos han investigado el
papel jugado por la Operación 40 en el asesinato de Kennedy. La
Operación 40 era un grupo especial dentro de la CIA establecido con la
autorización del Consejo Nacional de Seguridad poco antes de la
invasión de Playa Girón. El historiador Arthur Schlesinger lo
mencionó en un memorando de junio 1961 a Richard Goodwin: “La
supuesta meta de la Operación 40 era la de gobernar territorios liberados
en Cuba. Pero el agente encargado de la CIA, un hombre conocido como
Félix, entrenó a los miembros del grupo en las técnicas de
interrogación de tercer grado, tortura y terrorismo
general”.
Ese hombre encargado era Félix
Rodríguez, quien en 1967 encabezó el escuadrón de la CIA
que capturó y asesinó a Che Guevara en Bolivia. El tomó el
reloj Rolex del Che, y después lo mostró orgullosamente a los
periodistas. Su casa en Miami está decorada con fotos suyas junto a
George H.W. Bush.
La imagen de Posada Carriles en
Cuba
El General Fabián Escalante, ex jefe del
contraespionaje cubano, es el autor de “La Guerra Secreta: Operaciones
Encubiertas de la CIA Contra Cuba, 1959-1962”, y “El Complot”,
los dos publicados [en inglés] por Ocean Press. En mayo de este
año, el General Escalante habló con el periodista Jean-Guy Allard
sobre el papel de Posada Carriles en la Operación 40 y el asesinato de
Kennedy.
“¿Quiénes en 1963 tenían los
recursos para asesinar a Kennedy? ¿Quiénes tenían los medios
y quiénes tenían los motivos para asesinar al presidente de los
EEUU?” preguntó Escalante. “Agentes de la CIA de la
Operación 40 quienes estaban vehementemente contra Kennedy. Y entre ellos
estaban Orlando Bosch, Luis Posada Carriles, Antonio Veciana y Félix
Rodríguez Mendigutia”.
El testimonio de Chauncey Holt,
un agente auto declarado de la CIA y socio del crimen organizado concurre con
esto. En una entrevista video grabada poco antes de su fallecimiento, Holt
identificó a Posada Carriles como uno de los cubanos exiliados que se
encontraba en la Plaza Dealey en el momento del asesinato de
Kennedy.
En su entrevista con Allard, Escalante detalló las
muchas operaciones de la CIA en Latinoamérica en las que participaron
cubanos de ese mismo grupo, originalmente entrenado por la CIA para la
invasión de Playa Girón. Estas incluyen el golpe de estado contra
el gobierno del Presidente Salvador Allende en Chile y subsiguientemente el
asesinato en Washington del ex embajador chileno, Orlando Letelier, así
como la guerra de los Contras que asedió a los Sandinistas en
Nicaragua.
Bush, Goss y la Operación
40
En opinión de Escalante, eran los miembros de la
Operación 40 quienes tenían el entrenamiento y la habilidad de
puntería certera necesarios para llevar a cabo el asesinato de Kennedy.
El jefe de contraespionaje cubano identificó a los estadounidenses en el
grupo como David Morales, David Phillips, E. Howard Hunt, William Harvey, Frank
Sturgis, Gerry Hemming, John Rosselli "quien era el segundo comandante de la
mafia de Chicago para esa época en el '62," y Porter Goss. Goss es el
director actual de la CIA, nombrado por George W. Bush, hijo del anterior
director de la CIA.
En "Deadly Secrets" ("Secretos fatales"), los
escritores Warren Hinkle y William Turner identificaron a Rafael 'Chi Chi'
Quintero, Luis Posada Carriles, Félix Rodríguez y Frank Sturgis
como miembros de la Operación 40, bajo el control general de E. Howard
Hunt. Hunt y Sturgis estuvieron luego en prisión por el robo de
Watergate y se cree que los dos estuvieron en Dallas el día en que fue
asesinado Kennedy.
Las mismas figuras aparecen una y otra vez,
cometiendo actos criminales, asesinatos y sabotaje para mantener a los
países latinoamericanos bajo el control de los intereses de
compañías estadounidenses. Y las mismas figuras políticas
importantes en los Estados Unidos -- con la familia Bush encabezando la lista --
son sus patrocinadores y protectores.
Hoy todo el mundo está
observando cómo el gobierno estadounidense, que ha usado el grito de
"terrorismo" para iniciar dos guerras sangrientas y para encarcelar, torturar y
asesinar a cantidades innumerables de personas árabes y musulmanas, trata
de resolver qué hacer con Posada Carriles. Él es un comprobado
terrorista que en dos ocasiones ha sido soltado de la cárcel y protegido
por el gobierno invisible de este país, la llamada comunidad de
espionaje. Él es más que una vergüenza para la
administración de Bush.
Una cosa es segura: la
administración estadounidense jamás dejará que él
sea cuestionado en un foro abierto sobre sus actividades donde podría
implicar a miembros claves de la clase dominante estadounidense y sus operativos
políticos.
*Griswold fue directora ejecutiva del
Comité de Investigación por Ciudadanos, el cuál
llevó a cabo una investigación independiente del asesinato de
Kennedy durante los años de 60.
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